Todos los pájaros del cielo, de Charlie Jane Anders

Todos los pájaros del cieloCharlie Jane Anders consiguió con su primera novela, Todos los pájaros del cielo, hacerse con dos de los premios literarios de género más importantes el mundo: Locus y Nebula. La historia, que va desgranando la relación de sus protagonistas —una bruja y un científico— desde la infancia hasta la edad adulta, parte de una premisa arriesgada, porque se mueve a caballo entre dos géneros —ciencia ficción y fantasía— en principio antagónicos, a pesar de esa frase de eslogan, “la ciencia y la magia pueden ser las dos caras de una misma moneda”, que reza la contraportada del libro. Y aunque el resultado, en mi opinión, esté más cerca del cuento de hadas que de ninguna otra cosa (por mucho que haya entre sus páginas inteligencias artificiales, tablets hiperevolucionadas y máquinas generadoras de agujero de gusano), el experimento es un éxito debido sobre todo al carisma de sus personajes, el ritmo ágil y una cierta socarronería que parece impregnarlo todo, como si Anders, en el fondo, no esperara que el lector se tomara su obra completamente en serio.

La novela arranca con la presentación de dos niños, Patricia y Laurence, que tienen muchas cosas en común: ambos están inadaptados en el colegio, son incomprendidos por sus familias y tienen capacidades extraordinarias: ella puede hablar con los animales y él consigue construir una máquina del tiempo que le permite viajar dos segundos hacia el futuro. Entre ambos no tarda en surgir una bonita amistad (y soy consciente de lo desgastado que suena ese adjetivo, “bonita”, para calificar una amistad, pero la relación de camaradería que mantienen los dos es realmente cautivadora) que se mantendrá con sus más, sus menos y sus paréntesis, a lo largo de sus vidas.

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Recomendaciones día de la lectura 2016

Día de la lectura

El sábado se celebra un evento marcado a fuego en el calendario por editoriales, autores y libreros: el día de la lectura. Una jornada en la cual los libros toman la calle para darse un pequeño y merecido baño de masas. Las novedades que apuntan hacia este momento son legión, preparadas para aprovechar el viento fresco de miles de compradores empujados por la efémeride, los medios de comunicación y el tradicional 10% de descuento.

Dispuestos a participar de la fiesta, hemos preguntado a un grupo de lectores sus recomendaciones entre libros de ciencia ficción, fantasía o terror. Para centrar esa tarea delimitamos la selección a una novedad, un clásico y un título “libre”, con flexibilidad en la interpretación de cada etiqueta. El resultado son 24 libros de muy diversa procedencia entre los cuales resulta fácil encontrar títulos tentadores para cualquier lector. Si alguien se siente atraído por nuestra propuesta y le apetece participar con sus sugerencias, los comentarios están abiertos. ¡Únete y añade tus recomendaciones!

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Los premios irrelevantes de un género obsoleto

Hugo AwardDoy por supuesto que quienes me lean conocen ya la polémica en torno a las candidaturas a los premios Hugo de este año, los considerados tradicionalmente como más relevantes en el campo de la literatura de ciencia ficción. Para no repetirme, remito a quienes aún no estén al corriente a las explicaciones brindadas de forma bastante completa en:

Bien, lo que me sorprende una vez más es que la mayor parte de los análisis que he leído sobre lo ocurrido se queden en lo superficial. Por descontado, resulta bastante molesto, y dañino, que unos premios con cierta trayectoria y prestigio caigan en manos de grupos organizados, sean una banda de simpatizantes de la Asociación del Rifle (los Rabid Puppies) o un grupo de añorantes de lo tiempos en que la cf era tan, tan chachi y supermaravillosa (los Sad Puppies). Sin embargo, creo que la equivocación están en considerar lo sucedido como enfermedad y no como síntoma. Porque los Hugo vienen pochos de tiempo atrás. Hace mucho que no son los galardones que una vez premiaron de forma consecutiva a Los propios dioses de Asimov, Cita con Rama de Clarke y Los desposeídos de Le Guin. Esto no es más que la constatación del desastre.

Recapitulemos.

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