El arte de Canción de Hielo y Fuego

El arte de Canción de Hielo y Fuego

El arte de Canción de Hielo y Fuego

Durante el mes de Julio de este año George R. R. Martin visitó España en una gira triunfal que le llevó a Madrid, Barcelona, Gijón, Málaga… Durante todas sus apariciones públicas exhibió una inmensa cercanía en su contacto diario con los miles de lectores que lo siguieron. Como los lentos designios de su editorial iban a dejar este acontecimiento sin una novedad que poder presentar a su lado, en Gigamesh pusieron en marcha la creación de un volumen centrado en las imágenes que ha creado Corominas entorno Canción de Hielo y Fuego. Un trabajo gráfico de seis años que ha evolucionado bastante y que queda aquí recogido en las mejores condiciones posibles.

El arte de Canción de Hielo y Fuego recoge las ilustraciones realizadas para las diferentes ediciones de los libros: las cubiertas de las primeras ediciones y las posteriores reediciones en tapa blanda y en tapa dura, las ilustraciones de los personajes más importantes que se pueden encontrar en estas últimas, las cubiertas que se utilizaron en los adelantos que se regalaron por el día del libro, multitud de bocetos que ha utilizado durante el proceso… Como acompañamiento se incluyen una serie de textos redactados por Álex Vidal, el propio Corominas o el editor, Alejo Cuervo, que dan coherencia al conjunto y centran el recorrido a través de los personajes, los lugares, las casas o las criaturas. Una serie de epígrafes que conducen el lector a través de los diferentes estilos que ha trabajado el ilustrador vallisoletano para representar la obra.

Sigue leyendo

Mister B. Gone

Mister B. Gone

Mister B. Gone

Jakabok Botch, el Mr. B. que da título al regreso de Clive Barker a la ficción para adultos tras años de dedicación casi exclusiva –literariamente hablando, al menos– a la serie de Abarat, es un demonio venido a menos, literalmente un pobre diablo nacido en los arrabales del círculo más modesto del infierno, hijo único y malquerido de una diablesa con escasas aptitudes maternales y Gatmuss, un demonio con muy malas pulgas y peores sentimientos hacia su unigénito. Privado de poderes extraordinarios debido a lo diluido de su linaje en relación con los primeros pobladores del averno, Lucifer y su cohorte de primeros ángeles caídos, abucheado y maltratado por los demás diablillos de su edad, ignorante de lo que es el afecto de una familia, el pequeño Jakabok sólo encuentra refugio del mundo cruel en que le ha tocado vivir en las letras; y no en la lectura, puesto que Pappy Gatmuss no ve con buenos ojos que haya libros bajo su techo, sino en la escritura.

¿Que qué escribe el pequeño y desdichado Jakabok? Pues todo tipo de torturas y truculencias, de las que su acomplejada mente está repleta, historias de sufrimientos y muertes dolorosas con un único protagonista: su padre. Lástima que Pappy Gatmuss descubra sus imaginativos escritos; y lástima también que, como cabría esperar en alguien de su carácter, decida acabar con ellos expeditiva y espectacularmente, con una gran hoguera. Lástima, por último, que un «accidente» tuviera que dar con su retoño de bruces en las llamas, convirtiera al joven Jakabok en una deforme colección de cicatrices supurantes y desencadenara su fuga del hogar de los Botch. Lástima para el diablillo, en fin, y suerte para nosotros, pues este hecho es el que motiva a Jakabok a fugarse de casa, en lo que es el primer paso hacia una serie de peripecias que nos irán descubriendo qué clase de ser es realmente este desfigurado Mr. B.

Sigue leyendo

Objetos frágiles, de Neil Gaiman

Objetos frágiles

Objetos frágiles

Poca presentación necesita Neil Gaiman a estas alturas entre los lectores de género fantástico. Le podríamos llamar el gran niño prodigio del género si no fuera porque no es tan niño –nació en 1960–, pero en cualquier caso basta con decir que se le ha llegado a considerar una «estrella de rock» literaria para dar una idea de su popularidad. En efecto, Gaiman tiene un prestigio y una legión de seguidores que ha sabido ganarse desde su inicio en el negocio de la narración de historias, inicio que se produjo en el campo de los cómics –Casos Violentos, Sandman, Señal y ruido…– más que en el de la prosa.

Ese prestigio se lo ha ganado no por su aspecto de rockero y su inseparable chaqueta de cuero, sino por un estilo muy personal, casi onírico, a la hora de escribir. Lo que nos cuenta Gaiman nos parece atemporal, perdurable, digno de ser incorporado a la tradición oral que se transmite de generación en generación. No en vano, escribe con la naturalidad y soltura de quien sabe que tiene buenas historias que contar y la habilidad necesaria para hacerlo. No presta demasiada atención al realismo o a la cohesión en el sentido tradicional de sus cuentos, y sí a transmitirnos sensaciones y estados de ánimo. Se trata de un autor que parece dotado de un enorme talento innato para la narración de historias, y a veces nos da la sensación de ser capaz de rozar la brillantez casi sin esfuerzo aparente.

Sigue leyendo