Bautismo de fuego, de Andrzej Sapkowski

Bautismo de fuego

Bautismo de fuego

Si yo no fuese un friki de tomo y lomo, con filias fanáticas y fobias irracionales, escribiría de otra manera sobre Bautismo de fuego de Andrzej Sapkowski. Pero, por suerte o por desgracia, las aventuras de Geralt de Rivia se sitúan entre mis preferencias en el apartado filias y no hay nada que hacer.

Efectivamente, podría quejarme de que este libro tiene un punto de engañifa porque al acabar el anterior, Tiempo de odio, parecía que las cosas iban a acelerarse de una forma brutal, idea que se mantiene si uno lee la contraportada de este volumen de la saga. Así, uno esperaba que Geralt emprendiese camino hacia el sur, se encontrase con Ciri e iniciasen la lucha contra el malvado Imperio de Nilfgaard, probablemente con la ayuda de Yennefer que se les uniría en algún punto del libro. Uno podía pensar eso viendo que a la saga apenas le quedan dos tomos más y que las cosas están muy, pero que muy, enrevesadas.

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The Algebraist, de Ian M. Banks

The Algebraist

The Algebraist

Lo primero que me vino a la cabeza cuando tuve el ejemplar de The Algebraist en las manos, a la vista del tocho, es que Iain M. Banks, debía ser ya, al menos por el extranjero, un consagradísimo Gran Nombre en prestigio y ventas. Y dado el autor y el tamaño de la cosa era inevitable advertir las peligrosas señales de la autoindulgencia; nada menos que quinientas y pico páginas de letra diminuta envueltas en una bonita portada con el nombre del autor escocés a un tamaño aplastante comparado con el título. Esto iba ser totalmente el show de Banks pensé, puro y duro bankspectáculo. Para lo bueno, pero también para lo malo.

Y no me equivoqué. El argumento de The Algebraist es tan enorme y complejo, tan repleto de información, que hasta da pereza contárselo. Pero en fin, haremos el esfuerzo. En el sistema Ulubis, Seer Taak es miembro de una especie de gremio, los Seers, cuya principal ocupación es la investigación de campo en Nasqueron, el planeta gaseoso del sistema Ulubis, poblado por los Dwellers –literalmente los habitantes-. Siendo los Dwellers una raza galáctica Lenta con el aspecto de un yo-yo gigante de varios metros de diámetro que ocupan la mayoría de planetas gaseosos del universo exceptuando algunos casos, como, vaya, Júpiter. Raza Lenta porque los Dwellers pueden llegar a alcanzar la edad de un par de billones de años, han estado ahí desde que el Universo es Universo y probablemente ahí seguirán para cuando nosotros, los Rápidos, desaparezcamos. Por tanto, los Dwellers atesoran conocimientos muy atractivos para cualquier civilización galáctica con un mínimo de instinto de rapiña. Pero no todo es perfecto, y, dado su peculiar carácter -forman una sociedad aparentemente desorganizada, pero eficaz y también letal- tratar con los Dwellers es un asunto delicado, particular, que sólo los Seers, casi como una casta especial, son capaces de lograr con resultados productivos.

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Infiltrado, de Connie Willis

Infiltrado

Infiltrado

Un primer consejo para quien desee leer Infiltrado: olvide que ha ganado el premio Hugo 2006 a la mejor novela corta porque se verá condicionado a la hora de abordarla. Más que una obra de ciencia ficción nos encontramos ante una novela corta de serie negra de corte clásico.

Por un lado cuenta como protagonista con ese detective perdedor curtido en mil batallas, que vive con lo justo y cuya voz en primera persona nos narra las pesquisas que realiza, disfrazado por Connie Willis de periodista de una revista de segunda, “El ojo cínico”, especializada en desenmascarar los fraudes y engaños cometidos por santeros, pitonisas, mediums,… Por otro lado tenemos a la “femme fatal”, esa mujer atractiva y enigmática que trae de cabeza al protagonista, que le presenta el caso y lo embauca para que se ocupe de él. Sólo que aquí, en vez de usar a la típica cliente que contrata los servicios del protagonista, la “camufla” de joven rica ex-actriz de Hollywood que, aburrida de la farándula, quiere dar sentido a su vida trabajando como ayudante del periodista para desenmascarar a todo farsante místico que se ponga por delante.

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Espacio revelación, de Alastair Reynolds

Espacio revelación

Espacio revelación

Desde hace pocos años hemos asistido al surgimiento de un puñado de nuevas editoriales que,  tras un largo periodo de sequía de novedades literarias en el género, han venido a ofrecer una gran variedad de nuevos títulos. La Factoría de Ideas fue una de esas nuevas apuestas y, a día de hoy, se puede enorgullecer de haber publicado más de cincuenta novelas en su sello Solaris Ficción. Su línea editorial para la colección parece haberse centrado principalmente en la nueva space opera, aunque también ha reeditado varios clásicos y se ha adentrado en otro tipo de subgéneros.

En esa decidida apuesta por la space opera, una temática que llevaba algún tiempo estancada, han dado a conocer a una nueva generación de autores ingleses que la están revitalizando. Por nombrar a unos cuantos, a esta generación pertenecen Iain M. Banks, Ken MacLeod, China Miéville, Charles Stross o el mismo Alastair Reynolds. Parece ser que la consigna de este nuevo movimiento, que ha venido a ser llamado New Thing, es la fusión de estilos tan dispares como el gótico, la novela de aventuras, la especulación hard, el realismo más sucio y la fantasía épica. Los resultados han sido desiguales en función de cada autor y obra, pero ahora vamos a hablar del libro que nos ocupa.

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El Prestigio, de Christopher Priest

El Prestigio

El prestigio

A veces, algunos autores pecan de ambiciosos, quieren meter demasiadas cosas en sus libros y, al final, quedan desequilibrados, cojos, feos… Éste era un riesgo que Christopher Priest corría con El prestigio, porque, efectivamente, a primera vista, hay muchas cosas en este libro: se inicia con un joven periodista, hijo adoptivo, que está obsesionado con la creencia de que tiene un hermano gemelo aunque no hay ninguna prueba que corrobore esa afirmación; continúa con una joven aristócrata que parece tener la clave de este problema y sigue con la vida de dos celebres magos de finales del XIX y principios del XX que se convierten en el eje de toda la novela. El prestigio empieza, pues, como una novela de misterio con un ligero toque fantástico, se transforma después en una crónica realista del mundo de la magia en la Inglaterra victoriana para, más adelante, convertirse en ciencia ficción, y, al final, en un giro de lo más sorprendente, concluir como un relato de terror.

Como decía, muchas cosas en la coctelera. Pero Priest consigue que todas encajen a la perfección y logra, en vez del fiasco que muchos se podían temer, una de las novelas más redondas de los últimos años. Nos encontramos con un autor competente y preciso, uno de esos magos de las letras que hacen con el lector lo que les da la gana. A imagen y semejanza de los prestidigitadores que protagonizan su narración, Priest no para de sacarse conejos de la chistera consiguiendo que el asombro siga en pie página tras página sin ánimo de decaer, engañando al lector más avezado en esto de la literatura fantástica.

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Pies de barro, de Terry Pratchett

Pies de barro

Pies de barro

Resulta inquietante que con las numerosas novelas de la serie Mundodisco que hay en el mercado, todavía exista cierta expectación sobre la última en traducirse y en publicarse. ¿Cuál es el secreto que esconde Pratchett para que sus libros continúen vendiéndose por miles? Algunos opinarán que su delirante sentido del humor hace que… ¿Delirante? Quizás al principio sí, pero ahora este humor rebosa inteligencia y sátira por los cuatro costados… Otros afirmarán que el carisma de sus personajes es el que… ¿Carisma? Ciertamente sus personajes tienen esta cualidad… entran bien al lector pero también sufren el problema de la repetición de sus roles novela tras novela; eso conlleva que aquello que nos hacía sonreír en un volumen, no tiene porque hacernos reír ahora …

En fin, no quiero parecer pesimista porque en el fondo Pies de barro me ha gustado. Sólo me da la impresión que cada vez soy más exigente con esta serie y quizás no lo tendría que ser. Tengo la sensación que si leyera por primera vez un libro del Mundodisco reiría como un loco y la recomendaría a todo el mundo, pero que ahora, después de una quincena de novelas, parece que sólo las pueda aconsejar a aquellos freaks que siguen la serie o a alguna persona a quien quiera levantar el ánimo. Y no porque el libro no esté a la altura del resto; de hecho, muchos de los últimos volúmenes se encuentran entre los mejores –Dioses menores, Hombres de armas, Tiempos interesantes,… –. Sino porque me sabe mal no disfrutar de su lectura tanto como al principio, allá a finales de los años ochenta, cuando los primeros volúmenes corrían a cargo de las colecciones de Martínez Roca Fantasy y Gran Fantasy.

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