Paperbacks from Hell, de Grady Hendrix

Paperbacks from HellMe ha gustado el trabajo de Grady Hendrix para reunir en Paperbacks from Hell la literatura popular de terror que se escribió entre finales de los 60 y mediados de los 90 en EE.UU. Una serie de (sobre todo) novelas publicadas a raíz del auge del libro de bolsillo que dieron pie a historias más o menos desquiciadas, locas, provocadoras, que el autor de Guía del club de lectura para matar vampiros y El exorcismo de mi mejor amiga trata con un cierto sentido mientras despliega sus temas, sus escritores más representativos, sus portadistas más recurrentes… Imprime en el texto una idea de progresión que enriquece la lectura de lo que a priori podía parecer un memorial de ilustraciones.

En esta estructura de Paperbacks from Hell se hace esencial la división en capítulos. Hendrix agrupa los libros según sus motivos centrales (niños infernales, casas encantadas, bestias, asesinos en serie y otros humanos de mal vivir…). A través suyo, crea una secuencia temporal que, aun solapándose en varias ocasiones, permite trazar una pequeña historia del género fundamentalmente en su país a lo largo de tres décadas. Su tratamiento me parece demasiado ligero para considerarse un ensayo pero es lo suficientemente elaborado como para apuntar la evolución desde el terror gótico y el pulp hasta la actualidad.

Los autores y las historias que escribieron merecen la mayor parte del espacio en un discurso donde el humor es omnipresente. No siempre funciona todo lo bien que Hendrix prevé, pero con lo grotesco de algunos argumentos, en el necesario ejercicio de síntesis, evita caer en el esperpento. Más fructífera me ha parecido el recuerdo de las diferentes colecciones que apostaron por este tipo de literatura, desde Avon hasta Abyss; un entramado que encontró/creó un nicho de lectores entre los cuales arraigó el gusto por lo terrorífico, lo macabro, lo espeluznante. Una estética que se extendió al mundo del cine y se convirtió en un fenómeno popular que sobrevivió al colapso de estos sellos.

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Ciencia ficción capitalista. Cómo los multimillonarios nos salvarán del fin del mundo, de Michel Nieva

Ciencia ficción capitalistaLa única vez que he hablado en mi vida con el por lo demás admirable Jorge Herralde, tras cumplir con el motivo que nos había reunido con Luis Goytisolo, saqué el tema de la literatura de ciencia ficción y él lo rechazó con elegante firmeza. Después su editorial, Anagrama (supongo que ya no bajo su guía directa por pura lógica de edad), ha sido ejemplo de esa travesía a la que hemos asistido en los últimos años: esconder el término «ciencia ficción» en cualquiera de sus publicaciones, luego mencionarlo para negarlo («no se trata de ciencia ficción, sino…»), más tarde utilizar el incluso más abominable «una obra que trasciende la ciencia ficción», después admitir su existencia como algo de interés folklórico (véase la publicación de biografías de autores a los que a su vez no se publica) y finalmente aceptarlo al punto de dar a luz, como en el caso que nos ocupa, un ensayo sobre el género que incluye la etiqueta en su propio título. En el fondo para decir que es caca, pero de una valiosa forma más sofisticada.

Michel Nieva es un interesante autor argentino al que tenía pendiente leer. Aquí, en las primeras sesenta páginas de este breve volumen, pura y simplemente da en el clavo. Me parece muy difícil que cualquier análisis del impacto y la relevancia de la cf en los próximos años en términos más allá de lo literario no pasen por el concepto de «ciencia ficción capitalista» que Nieva desarrolla de forma impecable. Porque esa es una de las cuestiones clave para entender la ciencia ficción: es literatura, sí, y como tal hay que juzgarla, pero también es algo más, sí, y en esos términos tiene un potencial mayor que el del 95% de lo que se publica como literatura.

En resumen, Nieva lanza la idea de que el capitalismo tecnológico (lo que genéricamente solemos denominar como Silicon Valley) se ha apropiado del lenguaje de la ciencia ficción, y además utiliza buena parte de sus especulaciones como justificación para sus actos. ¿Que viene el cambio climático? Bien, la ciencia siempre podrá inventarse algo. ¿Que nos cargamos el planeta? Bueno, llevamos siglos soñando con llevarnos el tinglado a otra parte. Con dinero y talento emprendedor, amigos, todo puede solucionarse.

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Reina del grito. Un viaje por los miedos femeninos, de Desirée de Fez

Reina del gritoDescubrí a Desirée de Fez a través de Marea nocturna, una reunión de amigos alrededor de un fuego para hablar sobre películas de terror. Cada uno con sus filias y fobias (bueno, alguno carece de esto último), siempre en animado diálogo mientras charlan sobre pelis antiguas, clásicos, estrenos. Frente a otros programas más analíticos, Marea noctura se caracteriza por una conversación más centrado en lo historiográfico y la opinión a vuela pluma, de ahí mi interés en ver cómo de Fez profundizaba de alguna manera en sus ideas a través de la palabra escrita en Reina del grito. Un libro publicado en 2020 que se convirtió en un pequeño hito editorial gracias a su forma, más cercana a la exploración autobiográfica/autoficcional que al ensayo.

En Reina del grito, de Fez ilumina las diferentes etapas de su vida a la luz del cine de terror con una intimidad mayor (mucho) que, por ejemplo, Stephen King en Danza macabra. Su franqueza y apertura ante el lector es tan grande que produce la sensación de haberse abierto en canal para, a partir de los temores y las fortalezas de los personajes de los diferentes films, exponer sus sentimientos. Un ejercicio de introspección que emerge de la experiencia cotidiana de diferentes momentos de su vida hasta llegar a la actualidad.

Por ejemplo, el primer capítulo sobre La profecía habla sobre los orígenes del miedo en los primeros años de vida. En su caso cuenta una divertida anécdota sobre esta película: cómo padeció con ella la angustia de que se quedara trabada la cinta dentro del reproductor; uno de los miedos más extendidos en los tiempos de los videoclubs por la posibilidad de tener que pagar algún tipo de sanción si se llegara a romper. Este terror infantil que surge de un aspecto materialista de escasa profundidad deja paso a otras cuestiones sobre las cuales orbitará el resto de Reina del grito: el pánico a no ser aceptada por los iguales, el terror a la pérdida, a la maternidad, al envejecimiento, a ser una impostora… Cada una se conecta a las películas que los ponen en su vida en una secuencia cronológica ordenada (infancia, adolescencia, madurez, decadencia). De manera más relevante, las que presiden cada capítulo generalmente desde su título (Carrie, It Follows, La posesión, ¿Quién puede matar a un niño?, La visita, El exorcista). Pero con espacio para otras que, una vez más, se perderán terminada la lectura de Reina del grito. El libro carece de un índice onomástico que hubiera permitido reencontrarlas con facilidad.

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Fantasía épica española (1842-1903). Historia y antología, de Mariano Martín Rodríguez

Fantasía épica española 1842-1903No sé si alguien por aquí recuerda De la Luna a Mecanópolis. Antología de la ciencia-ficción española (1832-1913). El libro de Nil Santiáñez-Tió se zambullía en los primeros textos de ciencia ficción escrita en España en una antología acompañada de un artículo que proporcionaba a los lectores el contexto para su selección de una docena de relatos y algunos fragmentos de textos más largos del siglo XIX y principios del XX. El libro es casi imposible de encontrar a un precio razonable, algo entendible dada su pequeña tirada y el trabajo de Santiáñez-Tió. Quizás su introducción sea breve para lo que suelen ser las ediciones críticas, pero treinta años después continúa siendo el mejor manual para conocer los inicios de la ciencia ficción en España. Un origen, todo sea dicho, de escaso fuste en comparación con otras literaturas. Pero ese es otro asunto. Este libro del que escribo ahora, elaborado por Mariano Martín Rodríguez, sería su equivalente en lo que a la fantasía épica se refiere, con una componente mucho más intensa en la parte crítica: incluye menos narraciones que el libro de Santiáñez-Tió a cambio de poner toda la carne en el asador de la introducción.

Las primeras 140 páginas de “La Historia de la fantasía épica española temprana” ofrecen esa tarea de contextualización. Definen lo que se entiende por fantasía épica, una labor siempre necesaria cuando existen un conjunto de etiquetas que suelen utilizarse indistintamente, con mayor o menor fortuna (fantasía heroica, alta fantasía, fantasía medieval…). Martín Rodríguez abarca otros terrenos aledaños, como la fantasía de portal, la fantasía folclórica… aportando citas para sustentar sus argumentos. Una vez descrito el terreno de juego, hace un recorrido pormenorizado por los escritores y escritoras que abordaron la fantasía épica en la segunda mitad del siglo XIX. Sobre todo los incluidos en el libro.

Por el material seleccionado, llama la atención la extraordinaria brevedad de la mayoría. En unas historias en las que es tan importante la transmisión del mundo secundario en el que transcurren, esta extensión descuadra. Apenas cuatro, ocho, diez páginas, publicadas originariamente en prensa, en muchas ocasiones con un matiz oriental que se subraya a través del artificio del cuento relatado al sultán de turno o la leyenda de lugares remotos. Martín Rodríguez despliega estas señas de identidad, expone sus posibles por qués, las sitúa en la vida y obra de sus autores, discute sus posibles lecturas, en un cariz que pone al lector como asistente a un seminario universitario sobre el tema. Completo y adecuadamente documentado sin sacrificar agilidad… siempre que se esté interesado, claro.

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Cinco duros: 1981-1987, de Diego Vargas Pardo

Cinco DurosDescubrí el podcast Cinco duros a raíz del anuncio de la publicación de este libro y me escuché todos los episodios disponibles en apenas diez días. Su artífice, Diego Vargas Pardo, entrevista a mayoría los creadores/distribuidores de videojuegos españoles más significativos desde principios de los años 80 y estructura sus testimonios alrededor de pequeñas unidades temáticas que buscan dar sentido a su escucha más allá del homenaje, la nostalgia y el recuerdo deslavazado. En la secuencia que está trabajando hay una labor periodística de hondura que asienta una memoria sistemática de la cual hasta ahora sólo podíamos acceder a partes. Frente a otros esfuerzos de documentar esta industria, limitadas en lo temporal o centradas en una empresa, Vargas Pardo logra una visión de conjunto que toca facetas generalmente olvidadas como la piratería, proyectos fallidos… Así, comienzan a aparecer ciertas cuestiones recurrentes que delimitan sus fortalezas y debilidades.

En su colección dedicada a los videojuegos, Dolmen le ha hecho un hueco a Vargas Pardo y ha publicado un primer volumen de lo que parece será una serie articulada alrededor del podcast. Sentía curiosidad por ver cómo quedaba la iniciativa puesta en papel y, sobre todo, si el cambio de medio sería una mera explotación del trabajo realizado o si podría aprovechar para explorar nuevas facetas. Y el tema, más allá de la parte crematística para que quede bonito en la estantería, funciona. Vargas Pardo ha sabido quedarse con lo más relevante de las ocho horas que venían a contar los siete años que abarca el libro, además de aportar información que se quedó en el tintero en las grabaciones. Por ejemplo, en el libro figuran detalles sobre la creación de dos videojuegos que no llegaron a publicarse (Cristalis y Zero Kelvin) que permiten no sólo ver lo que podía haber habido detrás. Esas páginas abren la puerta a algo que apenas se toca en estas labores de recuerdo más que como curiosidad: el fracaso en la fase de producción. Además permite ver diseños y pantallas, lo que da un valor añadido a un libro que no sólo se apoya en lo archisabido. También es bastante conocida la historia de la piratería, el daño producido a los creadores, la defensa de la incipiente industria primero con mecanismo de los más extravagantes y después con la bajada de precios… Pero en Cinco duros se pone el micro a un pirata para que contara un poco cómo funcionaba el tema desde su lado de la valla. Logra una visión más global de la producción de videojuegos que otras obras, más prolijas en detalles (Ocho quilates).

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La mejor historia de Zinco jamás contada, de Enrique Doblas, Carlos Giménez y Gustavo Higuero

La mejor historia de Zinco jamás contadaYa he escrito varias veces sobre el drama detrás de la recuperación de la cultura popular en España, particularmente en los videojuegos y el cómic. Demasiadas veces se recuerda su creación desde libros sin un mínimo trabajo editorial detrás. Sus divulgadores, con un bagaje intachable y en muchas ocasiones haciendo una labor de documentación digna del mejor investigador, se ven a los pies de los caballos arrojados por unas editoriales que limitan su trabajo a poner su texto en unos volúmenes que luzcan en las estanterías. Tapa dura; papel de alto gramaje, muchas veces satinado sin venir a cuento; maquetación esmerada con una integración de imágenes absoluta; impresión a todo color con imágenes a buena resolución… Sin embargo, detrás falta la guía de un editor profesional que dote de sentido a la estructura del libro, dirija el discurso del texto para evitar un camino errático, corrija una redacción propia de alguien cuyo trabajo es otro… Esta problemática tiene a La mejor historia de Zinco jamás contada como un nuevo epítome.

El primer capítulo, “Prehistoria: DC antes de Zinco y Zinco antes de DC (1975-1983)” encierra ya en esta frase gran parte de lo que el lector va a encontrarse en sus alrededor de 25 páginas. Acota los años de existencia de Zinco previos a la publicación de los cómics de DC, pero no hace lo mismo con todas las editoriales que editaron sus tebeos en España previamente (la parte principal del texto). Esta inexactitud, que no deja de ser un comentario muy traído por los pelos, es el preámbulo de una de las redacciones más descuidadas, ambiguas, imprecisas, que me he encontrado en mis cerca de 25 años reseñando libros. Para muestra, dos extractos de los innumerables que se pueden encontrar:

Su andadura empresarial se puede acotar entre los años 1941 a 1986, cuando se especializó en la publicación de tebeos tras la Guerra Civil, aunque la fecha exacta para ello no está del todo clara y se barajan fechas entre 1940 y 1942. (página 25)

Alrededor de la figura de Superman se lanzó entre 1976 y 1980, bajo el título de Colosos del cómic: La familia de Superman, una serie sin excesiva repercusión en el mercado que murió al poco de superar el año de publicación. (página 26)

Afortunadamente no todo el libro es así. La mejor historia de Zinco jamás contada está escrito por tres aficionados al cómic: Gustavo Higuero, Carlos Giménez y Enrique Doblas. Y hay muchos fragmentos en los cuales las anfibologías, frases mal redactadas, palabras mal usadas, repetición de ideas o de palabras disminuyen su frecuencia. Otras, sin embargo, regresan con pertinaz insistencia (Lo de calificar Orquídea Negra como la “primera intromisión en la editorial” de Neil Gaiman me ha llegado al alma). Esta es una de las múltiples facetas en las cuales la ausencia de un editor merecedor de esa categoría deja vendidos a los autores. Porque hay más aspectos para echarlo en falta. Ahí está, por ejemplo, una estructura que dedica su espacio a todas las editoriales que publicaron DC antes de Zinco pero olvida lo que supuso su ausencia después; algo que se puede llegar a entender estirando mucho la argumentación pero que olvida miserablemente un legado en el cual su existencia vio nacer una serie de estándares (de edición, de selección de material) cuyo arraigo o carencia ha marcado el devenir de al menos dos de las editoriales que tomaron su legado (VID y Norma).

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La plaga de los cómics. Cuando los tebeos eran peligrosos, de David Hajdu

La plaga de los comicsComencé La plaga de los cómics esperando un recorrido por el cómic estadounidense de los años 40 y 50 y el apocalipsis para este medio que supusieron el impresentable de Fredric Wertham y La seducción del inocente. El libro en el cual el psiquiatra cargaba contra el tebeo popular, según sus “investigaciones” fuente de analfabetismo, delicuencia juvenil, perversión sexual y vista cansada (sic). Sin embargo, David Hajdu amplia el foco e inicia su magisterio con el origen del cómic en la prensa sensacionalista de finales del XIX con “Hogan’s Alley” y su protagonista, Yellow Kid. Unos primeros derroteros ineludibles para entender su evolución durante la primera mitad del siglo veinte, el entramado empresarial y creativo surgido a su alrededor y los diversos intentos por coartar su libertad de expresión. El caldo de cultivo desde el cual, a la postre, se fraguó el éxito del más conocido.

Según desarrolla Hajdu, este arte eminentemente popular padeció sucesivas andanadas desde los entornos de la alta cultura y los guardianes del buen gusto. Una serie de embates que fueron afinando el tiro y ganando empuje. El eje central de la argumentación más extendida serían unas pretendidas tasas de criminalidad disparadas entre la juventud, alentadas por el éxito de cabeceras de temática criminal que en un momento cedieron su peso a las de terror, en muchas ocasiones arrojadas en brazos de la violencia gratuita y la carnaza más burda. El combustible habitual de unos movimientos reaccionarios que continúan engrasados como si los desastres posteriores no hubieran sido bien documentados.

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Blood, Sweat&Chrome, de Kyle Buchanan

Blood, Sweat & ChromeMad Max: Fury Road es la única película que he visto en el cine dos veces durante su primer pase desde que tengo acceso a internet de banda ancha. En este tiempo en el cual la mayoría de los blockbusters me aburren desde sus guiones de taller de escritura de regional preferente; plagados de efectos especiales dominados por una animación digital de videojuego; construidos alrededor de arcos dramáticos equiparables a los de una película del ciclo don’t fuck with Liam Neeson, Fury Road abre las ventanas y llena la habitación de un aire vigorizante con su manera de presentar un lugar narrativo; la secuenciación de unas escenas magnéticas; el encadenamiento de imágenes icónicas… Treinta años después de la última película de Mad Max, George Miller volvió a su universo cinematográfico para sorprender con un film excepcional.

Esta singularidad se puede desarrollar desde muchas vertientes. Una de ellas es la existencia de Blood, Sweat&Chrome. Una historia oral publicada siete años después de su estreno que abarca la concepción de la película; el dilatado proceso de preproducción a lo largo de varios lustros; un rodaje extenuante, a niveles que el testimonio de los participantes no llega a transmitir del todo; una fase de postproducción repleta de obstáculos… Esta polifonía de testimonios de todas las personas significativas involucradas en el proyecto han sido entretejidos por Kyle Buchanan hasta construir una absorbente radiografía de la parte sumergida del iceberg que pudimos ver en la gran pantalla.

Aquí hay relatos fascinantes, como lo cerca que estuvo de rodarse una película con Mel Gibson a inicios del siglo XXI, con coches ya construidos y mandados destruir porque la Fox cerró el grifo de la pasta; la construcción de la narración a partir de un storyboard apabullante que privó a la película de un guión propiamente dicho; la elaboración de toda la parafernalia (vehículos, ropajes); el proceso de construcción de cada personaje y las interpretaciones alrededor de ellos; el día a día en Namibia durante el rodaje… Y, cómo no, los problemas surgidos sobre el terreno, centrados en la estancia durante seis meses en un lugar precioso y, a la vez, inhóspito; la dificultad de algunos actores para introducirse en sus papeles; cómo ambas cuestiones afectaron a las dos estrellas sobre las cuales descansaba el peso de la producción; los torpedos lanzados desde la propia productora para salvar/hundir la película… Un dulce irresistible para quien sienta devoción por Fury Road.

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Alice B. Sheldon, de Julie Phillips

Alice B. SheldonLa edición de este libro en España habla por sí misma de su calidad. Cuando apareció en 2007 la última publicación de James Tiptree, Jr. en solitario se había impreso 22 años antes. Y fue Circe, una editorial ajena a la ciencia ficción y especializada en biografías, quien la trajera a España en un catálogo donde figuran libros sobre la vida de Coco Chanel, Frida Khalo o Sylvia Plath. Poco más se puede añadir para enfatizar la importancia del texto en sí. Su publicación fue reconocida con la condición de finalista de los dos grandes premios del momento, el Ignotus y el Xatafi-Cyberdark. Lástima que no se llevara ninguno. Duele especialmente el segundo. El jurado que hizo la selección decidió poner por delante dos reediciones que cualquiera podría afrontar (bueno, la de Edhasa y Moorcock solo si tenías dinero a mansalva) en vez de un texto único que nadie más podría haber traducido y que deja al descubierto los procesos creativos de una escritora que marcó la ciencia ficción, de su época y la que se hizo después.

Julie Phillips contó con amplio material para relatar la vida de Alice “Allie” Bradley Sheldon. Además de medios fácilmente accesibles (documentos públicos, conversaciones con personas que la trataron), dispuso de sus diarios, sus notas y su amplia correspondencia con multitud de personalidades de distintos campos (psicología, literatura, aficionados). Esto le permitió contrastar sus recuerdos y sus ideas con un variado grupo de personas con la que se escribió, particularmente en la segunda mitad de su vida. También consultó el material escrito por su madre, Mary Bradley, escritora y, de nuevo, con un nutrido archivo de notas que alumbraban detalles íntimos de un vínculo muy estrecho. Con estas herramientas Phillips perfiló un sólido retrato de su vida de puertas hacia fuera e iluminó su interior como no siempre es posible sin penetrar más de la cuenta en el terreno de la interpretación. Algo particularmente necesario en la obra de una autora con abundantes relieves sobre los que tantas veces se pasa de puntillas para poder adecuarla a un discurso. Y esta es al parte donde esta biografía asentó su condición de obra maestra.

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Soñar de otro modo. La reinvención de la utopía, de Francisco Martorell Campos

Soñar de otro modoEn un contexto en el cual la ciencia ficción sigue cómoda en brazos de la distopía (y lo apocalíptico), Francisco Martorell ha escrito un dueto de libros que propone enmendar esta primacía. Ya recomendé aquí Contra la distopía, un ensayo que alumbraba las trampas de este subgénero y su realimentación con ciertas ideas arraigadas (su censura del presente; su valor como herramienta de cambio…). Ahora he podido disfruta de Soñar de otro modo, un libro complementario que sugiere recuperar la utopía como lugar para contar historias. El texto original era anterior a Contra la distopía, y Martorell ha aprovechado lo aprendido en los cinco años desde su publicación para abordar una nueva edición; una actualización de peso, más allá de cambiar la ilustración de cubierta y modificar su introducción.

Para mi la utopía era un terreno resbaladizo. Mi concepción partía de la lectura de alguna utopía clásica, particularmente Noticias de ninguna parte y lo que pude aguantar de Erewhon y El año 2000. Más que ficciones dramáticas, libros de viajes a sociedades pretendidamente perfectas, muy densos y problemáticos. Como censura de la sociedad de su época tenían un pase; como propuesta de una nueva, su dogmatismo y sus ideas fundacionales me llevarían a situarlas en los campos de la distopía.

Martorell propone desprenderse de estos lastres mediante una resignificación de la utopía: eludir sus facetas dogmáticas para dar rienda a su papel de catalizador del anhelo de futuro. Las primeras se tratan en los tres grandes capítulos del libro: “La naturaleza”, “La historia” y “La sociedad”. Los segundos son un eje vertebrador que va y viene en una lucha contra paradigmas de nuestro tiempo como el fin de la historia, el no hay alternativa y el presentismo. Así, desde la posmodernidad y con una base marxista, Soñar de otro modo busca quebrar tradiciones arraigadas y plantea alternativas a partir de los (contados) casos prácticos que encuentra en la ciencia ficción contemporánea.

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