Caballeros de Viriconium, de M. John Harrison

CaballerosdeViriconium.jpegPoco después de publicar Luz a finales de 2003, Bibliópolis recuperó del olvido una de las obras más significativas de la bibliografía de M. John Harrison, inédita hasta el momento en español: la conocida como secuencia de Viriconium. Tres novelas y un puñado de relatos sin una «fuerte» conexión argumental que despliegan un lugar narrativo tan singular como arrollador. Sin embargo, a pesar de que la obra venía con inmejorables referencias y se podía situar en un nicho temático bastante demandado –en el año y medio anterior Canción de hielo y fuego, La saga de Geralt de Rivia o La espada de fuego habían pegado ««pelotazos» de ventas–, no despertó mucho interés, más bien al contrario. Y resulta extraño.

Al menos este Caballeros de Viriconium, leído cuatro años después, ofrece lo mismo que otras novelas de fantasía muy del gusto del lector medio de este tipo de narraciones. Incluso, ante la ausencia del mercado en aquel momento de las novelas del Campeón Eterno de Michael Moorcock en sus diferentes encarnaciones, agotadas hacía una década, era de esperar que concitase una mayor atención. De hecho la novela que ocupa 150 de sus páginas, “La ciudad pastel”, es en muchos momentos un calco de la fantasía heroica escrita por el mítico editor de New Worlds y creador del concepto de Multiverso.

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Agente de Bizancio, de Harry Turtledove

Agente de Bizancio

Uno se pregunta a menudo porque hay tantas ucronías dedicadas al mundo romano. ¿Quizás por un sentimiento de admiración mal disimulado por aquella época? Todos sabemos que el Imperio Romano fue un ejemplo de funcionalidad en muchos aspectos pero que también tuvo sus partes oscuras que ayudaron a que finalmente cayera después de unos cuantos siglos marcando el ritmo de Europa. Aun así, la parte oriental del impero sobrevivió de aquella manera hasta comienzos de la Edad Media. Pues bien, Agente de Bizancio es una ucronía sobre el Imperio Romano de Oriente, también llamado Imperio Bizantino; ubicada en el tiempo a principios del siglo XIV la civilización romana no sólo ha aguantado las acometidas de los bárbaros del norte y ha superado las propias disputas internas sino que además se encuentra en su momento de máxima esplendor.

A este hecho hay que añadir también que un personaje clave de la Historia como Mahoma, en este universo paralelo, en esta posible ucronía, se convirtió al cristianismo e incluso fue santificado y eso significa que la religión musulmana no se desarrolló. El escenario que nos presenta Harry Turtledove está formado básicamente por un Imperio Romano que ha reconquistado la parte occidental del Mediterráneo, que domina el Mare Nostrum con capital en Constantinopla y que utiliza el griego como lengua oficial en detrimento de un latín poco valorado. Un imperio rodeado por otros reinos menos desarrollados –al menos teóricamente– como los franco-sajones, las tribus bárbaras de las estepas y, muy particularmente, el Imperio Persa que continúa siendo la gran fuerza a combatir.

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Los navegantes, de José Miguel Vilar Bou

Los navegantes

Los navegantes

Cuando se habla de fantasía épica es habitual que se expresen algunos reproches contra el exceso de tópicos y convenciones. Es cierto que la mayoría de novelas de este género, en mayor o menor grado, tienden a idealizar personajes y situaciones, a respetar tabúes relacionados con el lenguaje utilizado y la ausencia de escenas sexualmente explícitas… Aunque tengan mala fama, estas convenciones no siempre son negativas. Se trata de recursos que se han impuesto porque se ha comprobado que funcionan, aunque a veces se abuse de ellas. Por lo demás, las convenciones se pueden romper y de hecho se rompen. Son muchos los autores que han adoptado unas técnicas narrativas más modernas desde el respeto a la esencia del género. Sin embargo, pocas novelas debe haber que rompan las convenciones de la fantasía épica de forma tan radical y decidida como Los navegantes.

La novela cuenta la historia de la invasión de Arialcanda por parte del ejército colonial del Imperio Trinisanto. Dirigidos por el ambicioso y megalómano Virrey Veritám, los trinisantos cuentan con ayudas mágicas como la de unos repugnantes seres creados a partir de cadáveres. Frente a ellos, una ciudad antiquísima, considerada sagrada y desconocedora por completo de la guerra. Como Arialcanda es obviamente incapaz de defenderse a sí misma, los reyes vecinos envían en su defensa, más por acallar las críticas por su pasividad ante los trinisantos que por convicción moral, un reducido ejército de criminales y desheredados, destinado a ser despedazado fácilmente por la máquina de guerra trinisanta. Arialcanda está condenada a caer, pero las atrocidades perpetradas por los invasores acabarán despertando el espíritu de lucha de sus habitantes.

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House Of Leaves, de Mark Danielewski

House Of Leaves

House Of Leaves

Una dedicatoria puede ser un acto de seducción, de pleitesía, de simple agradecimiento. Pero también puede ser más que todo eso. Lars von Trier se inventó una amiga muerta para dedicarle su primer corto y así hacerse perdonar sus inevitables imperfecciones. Mark Danielewski abre su primera novela, House Of Leaves, con un desafiante pronunciamiento: «Esto no es para ti».

La magnitud del guante arrojado por el autor es evidente incluso en la ojeada más superficial al libro: volumen de gran formato, 710 páginas de extensión, texto en diferentes tipografías, colores, tamaños y diseños, imágenes, diagramas, multitud de hojas casi en blanco, notas a pie de página que a veces invaden el texto cual hormigas, en horizontal, en vertical, en diagonal, en ventanas impresas al revés o en negativo, fotos, dibujos, o un peculiarísimo índice onomástico donde, además de los nombres propios, pueden localizarse las apariciones en el libro de nombres, verbos o adverbios de uso corriente como «ver», «otra vez», «oscuro», «hombre», «mujer» y la práctica totalidad del diccionario exceptuando artículos u otras partículas desprovistas de sentido completo.

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Fantástica televisión, de Alfonso Merelo

Fantástica televisión

Fantástica televisión

Hoy en día Internet nos ofrece un repositorio de información prácticamente inabarcable, en el que podemos encontrar desde datos en tiempo real sobre acontecimientos mundiales, hasta los detalles más arbitrarios sobre el tema que deseemos explorar. Sólo es necesaria algo de paciencia y saber dónde buscar. Si echamos la vista atrás hasta hace apenas unos diez años, puede parecernos que vivíamos en una especie de edad oscura en la que era habitual manejarnos con mastodónticos volúmenes de enciclopedia para poder redactar esos pesados trabajos que nos encargaban nuestros sádicos profesores.

El mundo de la cultura ha sido una de las áreas donde este cambio ha supuesto un mayor impacto, la Red nos permite extraer toneladas de información actualizada en pocos minutos sobre cualquier asunto, las comunidades globales se han erigido como grupos de opinión teóricamente independientes a las que cada vez acceden más usuarios para orientarse. En este contexto las publicaciones clásicas, tanto revistas especializadas como obras o ensayos analíticos, corren serio peligro de obsolescencia. Sin embargo el medio impreso todavía puede ofrecer valor añadido, especialmente a través de la búsqueda de la calidad y fiabilidad en sus contenidos, que se manifiestan de forma muy heterogénea en el medio digital.

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