Una casa de hojas poco antes del vendaval

La casa de hojasEntre otras cosas, este 2020 es el vigésimo cumpleaños de la publicación de La casa de hojas. Pero puestos a mencionar fechas, o, peor, efemérides, como a veces se les llama, por el carácter conmemorativo que arbitrariamente le otorgamos a la casilla X del calendario, podríamos recordar que Mark Z. Danielewski tardó diez años en escribir ese tapiz de excursos entrecruzados, y que el empeño se nota. Recupero ahora, más de seis años después, estos apuntes sobre la novela, y los paso a C, después de pulirlos un poco, para celebrar esta fiesta de cumpleaños.

Un resumen apresurado podría ir así: Johnny Truant se encuentra un manuscrito, amorfo y caótico, escrito por un tal Zampanò. El texto es una exégesis erudita sobre un documental dirigido por Will Navidson, padre de familia, acerca de la peculiar anomalía que descubre en su casa: es más grande por dentro que por fuera. Ya desde el principio nos dicen que The Navidson Record, el documental, no existe. Todo es un poco raro, vemos.

La paradoja afecta a todos. Como dice Zampanò: la paradoja son dos verdades irreconciliables. Dos realidades contrapuestas, enfrentadas, “que ni la mente ni el cuerpo pueden aceptar”. Desquiciador: no es lo mismo pensar la paradoja que vivirla. El lento deterioro del núcleo familiar está registrado por las cámaras de Navidson, y Truant, el que encuentra el texto, se dedica a anotar a pie de página sus impresiones sobre el texto con largas digresiones autobiográficas, peregrinas y caprichosas, que normalmente nada o muy poco tienen que ver con el texto.

Ya tenemos dos hilos narrativos: el texto de Zampanò sobre el documental, y las impresiones de Johnny Truant sobre el texto que Zampanò escribe sobre el documental que no existe. Vemos que Borges está por todas partes.

Sigue leyendo

Dueñas del show, de Joy Press

Dueñas del showLa presencia de mujeres en el mundo televisivo detrás de las cámaras, dirigiendo episodios, escribiendo en la sala de guionistas, produciendo los shows, ha ganado relevancia cuando nombres como Jenji Kohan, Jill Soloway o Amy Sherman-Palladino se han convertido en reclamo para producciones al nivel que hace una década podían serlo David E. Kelley, David Miltch o J. J. Abrams. Esta tendencia a la normalización en las entrañas de la televisión yanqui, todavía lejos de la equidad, es consecuencia de una batalla librada durante las últimas tres décadas. El progresivo éxito de un grupo de profesionales ha abierto huecos a nuevas voces y formas de mirar la ficción, resquebrajando un entorno previo eminentemente masculino. Ese proceso es una de las guías que conducen a Joy Press en Dueñas del show. El relato de cómo una docena de mujeres han triunfando y, de paso, impulsado el cambio en un medio a priori bastante reacio a él.

Aunque hay una introducción en la cual Press hace un repaso a los shows donde mujeres tuvieron su peso en las tareas de escritura y producción antes de los 90, la estructura que le ha dado al libro es homogénea: nueve artículos de fondo centrados en guionistas, productoras y shows que han concitado la atención del gran público y/o la crítica durante las últimas tres décadas. De manera recurrente se acerca a sus comienzos en el medio, cómo se hicieron con el timón de sus series icónicas, y cuenta su aprendizaje del rol de showrunner, las dificultades y tensiones en la gestación de las diferentes temporadas, los temas y la mirada que han introducido, algunas interioridades de la sala de guionistas relacionadas con episodios concretos, las ocasionales polémicas asociadas y la repercusión a todos los niveles.

Sigue leyendo

La oportunidad detrás de lo raro y lo espeluznante

Welt am Draht

¿Alguien recuerda el seísmo en el mundillo aficionado cuando, tras la traducción de Nunca me abandones, se publicaron unas declaraciones de Kazuo Ishiguro negando que fuera ciencia ficción? Yo mismo escribí un fandomsplaining al reciente premio Nobel, de ese que empieza y termina en tu microburbuja de confianza y que, con el transcurrir de los años, te permite echarte unas risas; esa intensidad, esa pedantería. Quizá por la distancia y las canas, de un tiempo a esta parte miro con ternura los desgarros de vestiduras #FIAWOL cuando otro escritor se atreve a poner en duda que su nueva obra sea ciencia ficción, fantasía o terror teniendo elementos para ello, y la califica como distopía, ucronía, proyección deliverativa… Esa emanación de enojo socializado-“no tienes ni puta idea de lo que estás hablando. Ahora te explico lo que has escrito” sin importar los detalles que pueda haber detrás, como si siempre existiera una visión única del asunto y los matices fueran innecesarios. Total, ya no entran en esas dos frases que deben formar el mensaje. Como si términos como ciencia ficción, fantasía o terror fueran etiquetas con un nombre adecuado para catalogar todo lo que comúnmente sus aficionados situamos en su interior. Como si no hubiera problemas para calificar no ya obras que se mueven en la frontera, si no títulos abiertamente tenidos como tal y que hablan de historias alternativas, poderes mentales, futuros a cinco minutos vista…

En este sentido es una pena que aquella lectura tan certera sobre los “géneros que manchan” establecida por Julián Díez en su desaparecido blog, Soria de los palabras, se haya perdido. Exponía con elocuencia la tiranía de la ciencia ficción sobre cualquier otro género. Cómo, por poner un ejemplo, una historia de asesinos en serie repleta de escenas truculentas, persecuciones y suspense escrita desde un monólogo interior, por el simple hecho de que el psico-killer fuera el clon del narrador, se convierte en ciencia ficción. El terror, el thriller o el rollo criminal quedan automáticamente supeditados a esa etiqueta, sin importar el nivel de especulación.

Desde esta óptica se entiende por qué he disfrutado tanto de Lo raro y lo espeluznante. Una colección de ensayos en los cuales Mark Fisher se sirve de un puñado de obras, literarias, cinematográficas, musicales, para delimitar dos términos de recorrido crítico difuso: lo raro (weird) y lo espeluznante (eerie). Dos sensaciones de máxima trascendencia narrativa tal y como atestiguan la fascinación por el relato Lovecraftiano, la relevancia del extrañamiento en la literatura contemporánea, textos divulgativos como los que Ismael Martínez Biurrun ha escrito en esta web… Dominantes en una miríada de ocasiones, marcando de manera inapelable la recepción por parte del lector/espectador.

Sigue leyendo

El libro de Joan, de Lidia Yuknavitch

El libro de JoanNo se me ocurre un lugar narrativo más incómodo que el holocausto planetario. A pesar de ello, es una de las temáticas donde más fértil ha resultado la ciencia ficción. Desde su carácter admonitorio, al explorar el miedo a ese final tenido durante tanto tiempo por probable, especular sobre qué quedaría después, lanzar un canto a lo mejor y lo peor de la humanidad, nos ha traído novelas inolvidables, en algunos casos escritas desde una poética deslumbrante. Textos de una belleza arrebatadora capaces de conmover por el destino de sus personajes y el de todo el género humano, los sentimientos y las emociones evocados. Lidia Yuknavitch ofrece en El libro de Joan su particular acercamiento al fin del mundo, un relato lleno de desesperanza y, sin embargo, atrayente en muchos pasajes como las pesadillas más desquiciadas.

La Tierra se ha convertido en una bola de lodo tóxica. Los escasos supervivientes malviven enfrentados a las fuerzas de un caudillo que exprime los últimos recursos planetarios para llevarlos a la CIEL, una estación espacial en órbita. Es el reducto de los seguidores de Jean de Men, el líder a cargo de una sociedad enfrentada a su casi segura extinción; tras varias décadas de encierro los órganos sexuales se han atrofiando, la natalidad se ha detenido y la estructura social es de una crueldad extrema. A imagen y semejanza de un Doctor Mengale embutido en un mandil de carnicero, de Men se sirve de los disidentes para recuperar la fertilidad perdida. En su mayoría mujeres e inadaptados, los rebeldes son encerrados en un panóptico y enfrentados a un destino fatídico.

Sigue leyendo

Lo mejor de 2013

Una vez que C ha recuperado momentum, retomamos una idea que ya abordamos en los años 2007 y 2008: la habitual lista con los mejores libros de fantasía, ciencia ficción, terror, fantástico, raruno, protopeterpunk, llámelo X… publicados durante el año anterior en España. Hemos preguntado a docena y media de aquilatados lectores por una novedad que mereciera tal privilegio y escribieran un breve comentario. Diez de ellos aceptaron el envite y he aquí reunidas cada una de sus recomendaciones

  • Ad Astra – Peter Watts
  • Cuentos completos de J. G. Ballard
  • Cuentos para Algernon, Año I – Varios autores
  • El cerco de la iglesia de la Santa Salvación – Goran Petrovic
  • El ladrón cuántico – Hannu Rajaniemi
  • La bomba número 6 – Paolo Bacigalupi
  • La casa de hojas – Mark Danielewski
  • Máscara – Santislaw Lem
  • Osama – Lavie Tidhar
  • Reyes de aire y agua – Jesús Fernández Lozano

A pesar del limitado número de títulos seleccionados, el listado reproduce a pequeña escala el variado y heterodoxo espectro editorial: colecciones especializadas, proyectos personales amateurs, sellos “generalistas”, iniciativas conjuntas de dos editoriales diferentes, editoriales grandes, editoriales pequeñas… Incluso tenemos un libro publicado originalmente en México. Por otro lado, seis de los diez títulos son colecciones o antologías de relatos. Como se ha visto en otras listas que se han ido publicando, caso de los premios otorgados por La tormenta en un vaso, 2013 ha sido un año especialmente marcado por el género breve. No tengo del todo claro si este entusiasmo de los “especialistas” es compartido por los lectores de base, pero la duda no resta importancia al hecho en sí: los aficionados a las distancias cortas estamos de enhorabuena, esperemos que por mucho tiempo.

Ignacio Illarregui Gárate

Sigue leyendo

House Of Leaves, de Mark Danielewski

House Of Leaves

House Of Leaves

Una dedicatoria puede ser un acto de seducción, de pleitesía, de simple agradecimiento. Pero también puede ser más que todo eso. Lars von Trier se inventó una amiga muerta para dedicarle su primer corto y así hacerse perdonar sus inevitables imperfecciones. Mark Danielewski abre su primera novela, House Of Leaves, con un desafiante pronunciamiento: «Esto no es para ti».

La magnitud del guante arrojado por el autor es evidente incluso en la ojeada más superficial al libro: volumen de gran formato, 710 páginas de extensión, texto en diferentes tipografías, colores, tamaños y diseños, imágenes, diagramas, multitud de hojas casi en blanco, notas a pie de página que a veces invaden el texto cual hormigas, en horizontal, en vertical, en diagonal, en ventanas impresas al revés o en negativo, fotos, dibujos, o un peculiarísimo índice onomástico donde, además de los nombres propios, pueden localizarse las apariciones en el libro de nombres, verbos o adverbios de uso corriente como «ver», «otra vez», «oscuro», «hombre», «mujer» y la práctica totalidad del diccionario exceptuando artículos u otras partículas desprovistas de sentido completo.

Sigue leyendo