Si no me falla la memoria, la última novedad de Elia Barceló que leí en una colección/editorial no destinada al público juvenil fue Corazón de tango. Hace ya la friolera de 10 años. En esta tesitura se entienden las ganas de reencontrarme con la autora de El secreto del orfebre y El vuelo del Hipogrifo. Podría parecer que El color del silencio no era la mejor oportunidad para ese reencuentro; además de carecer de ese corazón fantástico tan característico en sus títulos que más aprecio, entra de lleno en el terreno de intriga con toques románticos, familiares e históricos. Unas cualidades que me producen una cierta pereza. Sin embargo mis recelos se volatilizaron con rapidez gracias al excelente trabajo de Barceló sobre elementos ya cotidianos en su obra como la estructura o la voz del narrador.
El color del silencio gravita alrededor de tres planos. Una acción que sigue a una artista de éxito, Helena Guerrero, en nuestros días. Mientras participa en una sesión de terapia alternativa, ciertos asuntos de su pasado regresan a su pensamiento y la llevan a retomar todo lo que rodeó la muerte de Alicia, su hermana, a finales de los años 60. Un trauma que marcó un antes y un después para toda su familia. En paralelo existe una acción en ese pasado centrada fundamentalmente en sus padres, Goyo y Blanca, en los meses previos a la Guerra Civil, durante su estancia en el protectorado de Marruecos a las órdenes de la dictadura franquista o en la idílica vida en una finca de Rabat rota por el asesinato en 1969. Y enlazando ambas secuencias existen breves descripciones de las fotografías encontradas en una caja con recuerdos. El vínculo con ese bagaje oculto en el trámite de salir a la luz.
El diálogo entre dos momentos temporales es uno de los iconos de la obra de Barceló, ya sea en su vertiente adulta (El secreto del orfebre, Corazón de tango) como en la juvenil (Cordeluna). Lo particular de El color del silencio es cómo prescinde de elementos fantásticos para ahondar en el misterio que anida en los desvanes de toda familia. Mientras se suceden las conversaciones y las pesquisas acerca de los hechos del pasado, muchos antes del nacimiento de Helena, destaca el papel desempeñado por su padre durante la Guerra Civil, su labor y multitud de detalles de su vida en Marruecos; las secuelas de la muerte de su hermano por una meningitis; su relación con su Alicia y su marido en los años previos al asesinato; lo ocurrido ese día y en los posteriores… En ambos planos las revelaciones ponen a la protagonista frente a su ignorancia, sus fantasmas y su manera de lidiar con ellos, entre la huida y el olvido.
Este viaje emocional tiene una componente de expiación. Los secretos arrojan sombras que atormentan a los actores cuya intervención los desencadenaron. Es esencial el uso del narrador, una voz objetiva que presenta los hechos tal y como ocurrieron y ocurren, sin entrar en juicios de valor ni inmiscuirse. En este sentido la descripción de Goyo Guerrero sale particularmente beneficiada. Su retrato, repleto de claro oscuros y alejado de maniqueísmos, supone uno de los mayores aciertos de El color de el silencio. A pesar de que su motor es el misterio y la liberación de las cargas acumuladas, a través de las actuaciones de los personajes se vislumbra un pequeño fresco de los últimos tres cuartos de siglo de la historia de España y cómo diversas generaciones hemos lidiado con ella.
Quizás el aspecto que peor funciona es cómo se enhebran las revelaciones, apoyadas en ciertas decisiones imprescindibles para cerrar un crimen cometido hace cincuenta años y explicar lo sucedido con los Guerrero. Atravesado el ecuador se encadena la lectura de cartas y textos enterrados durante décadas, claves para desentrañar la práctica totalidad de enigmas. Según cómo se afronten pueden llegar a quebrar parte de la verosimilitud de la narración. No obstante, en mi caso nada ha empañado el estupendo trabajo detrás de esta novela sugerente y atractiva, recomendada a los que estén dispuestos a dejarse seducir por un relato de intriga con toques románticos, familiares e históricos.
El color del silencio (Roca Editorial, 2017)
Tapa Dura. 482 pp. 19.90 €
Ficha en La web de la editorial