Sin blanca en el Día del Libro; de la Cuesta Moyano a Wallapop (5)

He de confesar que nunca he sido especialmente aficionado a rebuscar en las ferias del libro de ocasión, hurgar en las librerías de viejo o curiosear por las tiendas de segunda mano. Si bien guardo un grato e idealizado recuerdo del frenesí consumista y acumulador, propio del que ha pasado mucha hambre, que me obnubiló la mente tras atravesar la puerta de un par de librerías de viejo de Charing Cross a mediados de los noventa, o ya entrados los dosmiles, cuando me daba el capricho fetichista de pillar primeras ediciones de bolsillo de clásicos del cyberpunk ochentero a través de internet, en general mi experiencia con el mercado de libros de segunda mano patrio es bastante más sucinta. Aparte de algunos domingos soleados de la infancia recorriendo la Cuesta Moyano con mi padre buscando los Don Mikis que me faltaban, o ya de adolescente picoteando mis primeras novelas de ciencia ficción, entre ediciones del Libro Amigo de Lem, Alianzas Bolsillo de Lovecraft y algún Minotauro que otro, únicamente puedo presentar poco más que alguna esporádica e infructuosa visita a los emporios del libro viejo madrileño (lo siento, no voy a pagar esa pasta por una manoseada y bastante poco higiénica edición de Las estrellas mi destino de Dronte aunque todavía falten diez años para que la reedite Gigamesh). Estos badulaques eran los mismos que publicaban aquellos anuncios que tanto me llamaban la atención en el desaparecido diario Segundamano, donde, cual arqueólogos del imperio británico, se ofrecían generosamente a vaciar trasteros y aliviar del peso de bibliotecas enteras a ingenuos desconocedores de las valiosas piezas que atesoraba el abuelo, lo que me decidió a tomar la decisión de regalar mis libros más queridos a amigos y bibliotecas en cuanto notase los primeros achaques. Por supuesto, también he tenido contacto con las secciones de compra-venta en los foros de internet y las aplicaciones para móviles, más vendiendo que comprando, porque a estas alturas como que ya me da un poco igual poseer libros, sólo me interesa leerlos. De todos modos, me he animado a colaborar en este “especial trapero” porque, a pesar de todo, la segunda mano ofrece una oportunidad interesante, que es la de hacerte con esos libros de género fantástico que no tuvieron demasiada suerte, y que en circunstancias normales jamás se te pasaría por la cabeza leer, pero que por la recomendación de un notas del internet a lo mejor te animas a cambio de unos pocos óbolos. En esta ocasión he traído cuatro libros de género fantástico “de culto” y un clásico inmortal, seleccionados siguiendo un riguroso criterio de muertohambrismo y que, en conjunto, no llegan a trece míseros euros (gastos de envío no incluidos). El link a las búsquedas proviene de Wallapop por ser los precios más baratos que he podido encontrar, pero, por supuesto, podéis comprarlos donde mejor os parezca, o, mejor aún, acudir a vuestra biblioteca más cercana.

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Me tragó el igualma, de Víctor Guisado Muñoz

Me tragó el igualmaEn el cambiante panorama de las pequeñas editoriales dedicadas a la ciencia ficción, la fantasía y el terror, donde la supervivencia parece cuestión de cabezonería y de apretarse el cinturón hasta agujeros impensables, El Transbordador ha sido capaz de generar una dinámica ilusionante. Su búsqueda de voces genuinas, de temáticas y visiones alejadas de las recetas dominantes en el mercado, les ha llevado a hacerse un hueco en este frágil panorama y a despertar (cierta) expectación gracias a una serie de autores (Miguel Córdoba, Ekaitz Ortega, Ferrán Varela…) que ya no suenan extraños entre el lector especializado. Publicada a finales de 2017, Me tragó el igualma mantiene los rasgos marca de la casa dentro de una temática no demasiado común hoy en día: la ciencia ficción pastoral.

El narrador utilizado por Víctor Guisado Muñoz se desnuda ante el lector mientras cuenta los momentos clave de su existencia. Primero, quizás los más atractivos, su infancia en compañía de su padre, un poeta que recorre un mundo alienígena creando versos bajo encargo siguiendo un proceso bellamente elaborado. Más adelante, durante la adolescencia, su enamoramiento de una joven con la que vive una historia de amor, y consecuente desamor, que le lleva a separarse de su padre. Posteriormente su paso a una madurez marcada por la pérdida del aliento de anteriores etapas y los sacrificios exigidos para convertirse en un miembro productivo de la sociedad. Etcétera.

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