To the Dark Star, The Collected Stories of Robert Silverberg 1962-69

To the Dark StarA finales de los 50 Robert Silverberg estuvo alejado de la ciencia ficción cinco años. Entre 1958 y 1962 reemplazó los ingresos de la publicación de relatos de este género con la escritura de todo tipo de artículos y ficciones para revistas de diverso pelaje, desde el esoterismo a la literatura erótica, hasta llegar al campo de la divulgación histórica donde comenzó a abrirse camino como autor de libros en 1962. A pesar de este alejamiento, continuó vinculado a la ciencia ficción con la publicación del remanente de cuentos escritos entre 1957 y 1958 y a través de su relación con varios autores y editores. Uno de ellos, Frederik Pohl, fue quien le alentó para regresar a la ciencia ficción desde una concepción diferente a la que le había caracterizado en los años anteriores: reorientar su esfuerzo de cantidad hacia el cuidado en la escritura y lograr unas historias más memorables que cambiaran la percepción que se había labrado como mercenario de la palabra. En junio de 1962 escribió “To See The Invisible Man” / “Para ver al hombre invisible”, y algo hizo click.

Leído con casi sesenta años a sus espaldas, “Para ver al hombre invisible” continúa siendo un pequeño hito. Por esa armonía de la ciencia ficción como literatura de ideas cuando se acompasan la concepción y la ejecución, y por lo paradigmático de su escritura: anticipa el camino que haría de Silverberg una de las figuras fundamentales del género. Esa inspiración en una historia clásica, una frase de “La lotería de Babilonia” que habla de la invisibilidad social durante un período de tiempo, una luna en el relato de Borges, un año en el de Silverberg; una faceta emocional en la base del novum: la condena al ostracismo por una incapacidad para manifestar emociones; una escritura generalmente en primera persona orientada a transmitir la subjetividad y los sentimientos de la experiencia, vivida como una montaña rusa, aquí desde la exaltación de los primeros momentos para pasar a la depresión y la soledad extrema de quien se siente aislado en un entorno densamente poblado; y una extensión certera, que lleva a “To See The Invisible Man” a sus últimas consecuencias sin emplear una línea de más.

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Todos sobre Zanzíbar, de John Brunner

Todos sobre ZanzíbarRecuerdo el revuelo en los foros de Cyberdark cuando el editor de La Factoría de Ideas, Juan Carlos Poujade, anunció una nueva traducción de Todos sobre Zanzíbar. El run run sobre los problemas de ciertas ediciones de Acervo, esa sospecha de mutilar textos subidos de tono o con un cierto gusto por las palabras malsonantes, alentaron reediciones del premio Hugo de John Brunner o de Incordie a Jack Barron. Pues bien, cuando Todos sobre Zanzíbar llegó a las librerías a mediados de 2003 lo hizo con la misma versión de Jesús Gómez utilizada por Acervo en 1978, y la afirmación de que no había sido necesario traducirlo de nuevo: habíamos leído una obra íntegra que hacía justicia al original. De un plumazo, la editorial que un par de años antes había puesto en circulación una traducción de Nebulae Primera Época de una novela del mismo autor, pasaba de puntillas sobre esta tropelía y ganaba el discurso de la reedición necesaria. Diecisiete años más tarde verifico que Poujade nos metió el enésimo gol por toda la escuadra.

Para el estándar de su época, la traducción de Jesús Gómez era meritoria. Basta acercarse al texto original para apreciar su trabajo sobre las voces o la terminología. Lejos de entregarse a la habitual tarea de aliño “quito o reformulo a lo bestia lo que me cuesta llevar al castellano”, Gómez estuvo a la altura del reto en bastantes facetas. Es de suponer que el trabajo editorial de Domingo Santos, por entonces director de la colección de Acervo, tuviera algo que ver. No puedo decir lo mismo de las oraciones más enrevesadas; hay en este libro frases que no se entienden o quedan muy por detrás del original.

Como la placa hembra de forma monstruosa de una prensa de troquelado explosivo, el entorno sobreimpuso a la personalidad de Donald Macerdo, del mismo modo que una mano apretada sobre masilla deja resaltes entre los dedos, la marca de su estructura circular.

Like the monstrous shaped negative-plate of an explosive forming press the environment clamped itself on the personality of Donald Hogan, as a hand clenched around a lump of putty will leave the ridges between fingers, the imprint of the cuticular pattern.

En una filosofía empresarial donde el subempleo, el contrato bajo palabra y la chapuza fueron un estándar, una nueva traducción de Todos sobre Zanzíbar era mucho más complicado que pasar un ejemplar de Acervo por el OCR e imprimir, tal cual, aquella edición con 25 años a su espalda. Esperemos que Jesús Gómez o sus herederos recibieran el justo pago por su labor.

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John Brunner e Idiocracia

Idiocracia

Como ya comentaba en un texto anterior, finalmente he terminado por llegar a la conclusión de que sólo hay dos respuestas de la cf a nuestra situación actual que mantengan alguna vigencia: parte de la obra de John Brunner y la semiolvidada película Idiocracia (aunque tenga cierto carácter de culto).

Sobre John Brunner, para hacerlo bien, debería sentarme y releer sus cuatro novelas fundamentales: Todos sobre Zanzíbar, El rebaño ciego, Órbita inestable, y El jinete en la onda del shock. También convendría un estudio un tanto serio sobre cómo un profeta vivió disfrazado de garbancero, o cómo un garbancero devino en profeta. En el origen de su carrera, que comenzó muy joven, enhebró una serie de aventuras espaciales de tercera que no le hacían destacar especialmente de otros autores británicos del momento (tipo Colin Kapp, J.T. McIntosh etc.). Escribía deprisa para poder ganarse la vida, y amontonaba publicaciones con títulos tan esperpénticos como Los súper bárbaros, Esclavistas del espacio o La amenaza psiónica. Sin embargo, ya con treinta años, la publicación de algunos textos más sofisticados como El hombre completo (1964) y Las casillas de la ciudad (1965) hacían suponer que podría ser algo más, una especie de Silverberg menor. Pero no anticipaban el aldabonazo que supondrían esas cuatro obras posteriores del periodo 1968-1974 (que se siguieron alternando con material adocenado de supervivencia).

Brunner no es el más grande, ni el mejor escritor, y de hecho en balance le veo inferior a Silverberg, por el que siento debilidad; pero por alguna razón ha terminado por ser el más pertinente de los autores de ciencia ficción. Este es un concepto que manejo con frecuencia, la pertinencia, en el sentido de capacidad de un texto de ciencia ficción de seguir siendo relevante y efectivo para un lector independientemente del momento en que se lea la obra, de la evolución de la sociedad, la edad del lector o cualquier otro factor.

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Seis planteamientos inconclusos

En un tiempo como éste, las ideas bullen en la cabeza. No falta tiempo; falta impulso ante la sospecha de que todo es más bien inútil, que la única posible consecuencia de un esfuerzo analítico es el desahogo, darnos de cabezazos contra las paredes.

Aquí presento ideas anotadas en mi libreta, que no tengo ánimo para desarrollar o investigar a fondo, pero que supongo serán representativas de lo que sienten otros lectores, y tal vez den pie a que alguien se extienda al respecto.

Aquel mes de marzo de 2020

1. La primera verdadera situación de cf (que yo haya vivido)

Cuando fui a comprar por primera vez a un supermercado tras el inicio del confinamiento, sufrí un shock escénico como no recuerdo otro igual en mi vida. Santiago Moreno presentó una situación similar en esta misma web, yo cuento la mía. Vivo en medio del campo; mi entorno siempre está casi vacío. Pero de repente, la siguiente vez que fui a comprar a la ciudad, días después del comienzo del confinamiento… La cola de gente cabizbaja aguardando turno para entrar en el centro comercial, las miradas huidizas, como si el contacto visual contagiara; los lineales con productos básicos vacíos; las mascarillas de algunos, el encogerse al paso de otros, gente con bufandas y guantes de fregadero… Caí de golpe en un mundo escondido en mis pesadillas, pero presentado con toda la falta de uniformidad y de épica propia del mundo real. Sabía de antemano que iba a encontrarme algo así, pero no es lo mismo que tenerlo delante, tras días de aislamiento en el que todo había cambiado. La última vez que había estado allí faltaba papel higiénico, pero todo lo demás era como siempre.

Fue la primera vez en mi vida que de verdad me sentí en un escenario de ciencia ficción.

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ORA:CLE, de Kevin O’Donnell

ORA:CLEEs muy curioso cómo ciertos libros adquieren más prestigio en uno u otro país. Por dar otro ejemplo cercano, antes de entrar en materia con éste, citaré el caso bien conocido de Muerte de la luz, la primera novela de George R. R. Martin. Recuerdo que hubo un tiempo turbulento del fandom en el que Juanmi Aguilera, siempre en su papel de mediador, preguntaba al personal que circulaba por las hispacones cuáles eran sus cinco novelas favoritas. A quemarropa, sin pensar. Y junto a ciertas sospechosas habituales fáciles de imaginar, aunque también muy características de la visión española de la cf (Las estrellas mi destino, Pórtico, Dune…), aparecía con relativa frecuencia Muerte de la luz. Entonces Martin no era, ni de lejos, el escritor superventas de hoy; sólo un buen autor al que se solía colocar a la altura de John Varley, porque ambos se dieron a conocer por aquí casi simultáneamente. Pero Muerte de la luz estaba ahí, había dejado su sello.

El caso de ORA:CLE, a menor escala, es similar. Kevin O’Donnell es muy modestamente famoso en Estados Unidos por su labor interna en la gestión de la Asociación Mundial de Escritores de CF. Ninguna de sus obras está en catálogo en la actualidad en ningún país del mundo. El único premio conocido que ganó fue una cosa llamada Prix Litteraire Mannesmann Tally precisamente con este libro; si se googlea, lo que se encuentra a primera vista de ese premio francés para obras relacionadas con la informática es que lo ganó ORA:CLE, nada más. Fallecido relativamente joven en 2012, después de 14 años sin publicar nada, O’Donnell es uno más de esos nombres oscuros que sacaron unas decenas de relatos en revistas y algunas novelas en bolsillo. Pero cuando en 2002 un grupo de críticos españoles hicimos un listado con las 100 mejores novelas de cf publicadas en castellano, ORA:CLE estaba ahí, sin mayores discusiones. Publicada quince años antes y nunca reeditada, fue de las novelas que pasaron el corte de inmediato.

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