Realismo capitalista, de Mark Fisher

Realismo CapitalistaEn esa contienda de discursos y visiones sobre lo que es y lo que debería/podría ser la ciencia ficción, cotiza al alza la demanda de historias con una perspectiva optimista/positiva del escenario, de las relaciones entre los personajes y/o su desarrollo. Tras años de dominio del fin del mundo, el postapocalíptico o la distopía, se ha activado la demanda de narraciones que combatan ese pesimismo, no sé si sanadoras o terapéuticas. Sin embargo en esta búsqueda parece quedar fuera de cuestionamiento la realidad política, económica y casi diría social de nuestra civilización. El capitalismo se mantiene como ideología imperante y su presencia anega cualquier relato hasta el punto de construir un efectivo muro de contención que impide sobrepasarlo. Pensar en una sociedad libre de su influencia continúa fuera de la ecuación.

Esa prevalencia sistémica, cómo el libre mercado ha colonizado hasta el ámbito más insospechado de nuestras vidas, es el objeto de Realismo capitalista. Mark Fisher se apoya en ideas de Deleuze, Zizek, Jameson y otros filósofos marxistas para cartografiar esta tiranía, las armas de las que se ha servido para someter cualquier otro sistema y domeñar el panorama incluso hasta alentar iniciativas percibidas como anticapitalistas. Esta aparente contradicción, una de las numerosas incoherencias apuntadas por el autor de Lo raro y lo espeluznante caracterizada a través de un film como WALL·E, deja de serlo cuando Fisher profundiza hacia sus cimientos en un mesurado equilibrio entre filosofía, sociología, psicología y semiótica.

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La ideología de Star Wars, de Fernando Ángel Moreno

La ideología de Star WarsEn las primeras páginas de La ideología de Star Wars, Fernando Ángel Moreno encadena dos retos que acompañan al lector durante el resto del libro. El primero, dejar a un lado los análisis tradicionales del universo cinematográfico de Star Wars. Reorientar las miradas convencionales a la narrativa de la serie, las ideas sobre las motivaciones de los personajes, su evolución… hacia ámbitos poco tratados a nivel de calle. El segundo, mucho más amplio, se formula alrededor de la pregunta ¿por qué gusta Star Wars? Una cuestión cuya respuesta queda vinculada a la primera a través de los cimientos sobre los cuales sostiene este libro: las raíces ideológicas del gusto. Moreno hace suya la idea de que el estudio de la cultura popular va mucho más allá de una simple discusión sobre ocio y entretenimiento. Nuestra percepción viene marcada por relaciones de poder, políticas, sociales, entendidas en un sentido muy amplio que, según anidan en las historias, determinan nuestra posición ante ellas. Y Star Wars se presta ampliamente a una revisión desde esta óptica.

La exposición es rigurosa. Fernando Ángel Moreno articula su interpretación apoyado en estudios previos y perspectivas ajenas. Carl Schmitt, Slavoj Zizek, Hannah Arendt, Soren Kierkegaard… aparecen en el texto mediante numerosas citas tomadas de una nutrida bibliografía, una herramienta inexcusable para profundizar en las ideas apuntadas. Esta solidez académica se combina con un tono desenfadado y los asideros imprescindibles para mantener involucrados a los lectores menos familiarizados con las diferentes disciplinas comentadas.

Para enmarcar su análisis, las primeras páginas se zafan de los habituales lugares comunes que abren vías de agua en la narrativa de la saga. El enamoramiento de Amidala por Anakin, lo ridículo del desenlace del duelo entre Anakin y Obi-Wan, el artillero que no dispara a la cápsula donde escapan los droides a Tatooine… La enumeración no deja títere con cabeza. Una vez conjurada esta línea argumentativa, es más sencillo centrarse en las nuevas aproximaciones. Una de ellas, y a la sazón una de las grandes aportaciones de La ideología de Star Wars, es la manera de situar las diferentes secuencias de películas. Las ocho estrenadas antes de su publicación (el libro apareció días antes del estreno del episodio VIII) se encuadran dentro de las categorías la trilogía del héroe (IV, V, VI), la trilogía del sabio (I, II, III) y el Star Wars crepuscular (VII y RO). Una terminología llena de significado, ampliado cuando se explicitan las progresiones (argumentales, conceptuales…) de unas películas a otras.

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El futuro bajo sospecha

Semana de la ciencia ficción en la Complutense“Utopía, capitalismo, distopía y postapocalipsis: narrativa realista en la España actual”: este es el título elegido por Fernando Ángel Moreno para la mesa redonda que tendrá lugar el próximo lunes en la Facultad de Filología de la Complutense, y a la que he sido invitado como castigo por haber escrito una novela distópico-apocalíptica sin encomendarme a Dios ni al diablo. Pues bien, acataré la sentencia con sumo placer.

Seguro que no me equivoco al reconocer en ese título la voz cascada pero radiante de Ursula K. Le Guin, quien, en su reciente discurso de aceptación de la medalla de los National Book Awards, habló de los autores de ciencia ficción como “los realistas de una realidad más amplia”. Dijo más cosas: “Creo que se aproximan tiempos difíciles en los que vamos a necesitar las voces de aquellos escritores que sepan ver alternativas a la forma en que vivimos”. De este llamamiento se podría deducir que Le Guin no ve a su alrededor a autores que estén haciendo eso, imaginar otros mundos posibles, a día de hoy. Pero lo cierto es que sí los hay. Más que nunca. Y no precisamente en la clandestinidad.

Gracias al éxito de sagas juveniles como Los juegos del hambre o Divergente, la literatura distópica vive el momento más popular de toda su historia. ¿Por qué los aficionados no lo estamos celebrando? ¿Por qué se montan mesas redondas en facultades de filología para poner en cuestión el valor de este fenómeno editorial? ¿Se trata de la simple desconfianza de los críticos hacia los títulos de gran impacto comercial? ¿Se trata de la nefasta calidad literaria de los textos, o de algo peor?

Mucho peor. Sobre la literatura distópica se ha cernido la sombra de la sospecha ideológica. Desde distintos foros se ha señalado la existencia de un mensaje latente bajo las peripecias y los fuegos de artificio de estas distopías de moda. Este mensaje dice: no hay alternativa al capitalismo. Toda sociedad planificada desemboca en el totalitarismo o en el caos. Demos gracias por vivir como ciudadanos libres en una economía de mercado, y desconfiemos de quien se nos presente con propuestas utópicas para el futuro.

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