Soñar de otro modo. La reinvención de la utopía, de Francisco Martorell Campos

Soñar de otro modoEn un contexto en el cual la ciencia ficción sigue cómoda en brazos de la distopía (y lo apocalíptico), Francisco Martorell ha escrito un dueto de libros que propone enmendar esta primacía. Ya recomendé aquí Contra la distopía, un ensayo que alumbraba las trampas de este subgénero y su realimentación con ciertas ideas arraigadas (su censura del presente; su valor como herramienta de cambio…). Ahora he podido disfruta de Soñar de otro modo, un libro complementario que sugiere recuperar la utopía como lugar para contar historias. El texto original era anterior a Contra la distopía, y Martorell ha aprovechado lo aprendido en los cinco años desde su publicación para abordar una nueva edición; una actualización de peso, más allá de cambiar la ilustración de cubierta y modificar su introducción.

Para mi la utopía era un terreno resbaladizo. Mi concepción partía de la lectura de alguna utopía clásica, particularmente Noticias de ninguna parte y lo que pude aguantar de Erewhon y El año 2000. Más que ficciones dramáticas, libros de viajes a sociedades pretendidamente perfectas, muy densos y problemáticos. Como censura de la sociedad de su época tenían un pase; como propuesta de una nueva, su dogmatismo y sus ideas fundacionales me llevarían a situarlas en los campos de la distopía.

Martorell propone desprenderse de estos lastres mediante una resignificación de la utopía: eludir sus facetas dogmáticas para dar rienda a su papel de catalizador del anhelo de futuro. Las primeras se tratan en los tres grandes capítulos del libro: “La naturaleza”, “La historia” y “La sociedad”. Los segundos son un eje vertebrador que va y viene en una lucha contra paradigmas de nuestro tiempo como el fin de la historia, el no hay alternativa y el presentismo. Así, desde la posmodernidad y con una base marxista, Soñar de otro modo busca quebrar tradiciones arraigadas y plantea alternativas a partir de los (contados) casos prácticos que encuentra en la ciencia ficción contemporánea.

Sigue leyendo

Contra la distopía. La cara B de un género de masas, de Francisco Martorell Campos

En septiembre de 2022 el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 publicó un anuncio bajo la etiqueta #BastaDeDistopías.

Básicamente, se alineaba con la corriente que propugna un cambio de paradigma en las historias de futuro cercano a través de buscar ficciones con un sesgo más positivo; huir del fatalismo para, además, plantear alternativas inspiradoras a un sistema socioeconómico predominante, el capitalismo, cuya aplicación se percibe como una amenaza para el futuro. Mi recepción fue recelosa. Más allá del eslogan, me costaba ver los argumentos de una propuesta así, un poco como me ocurrió con la defensa del llamado hopepunk. Muchos de los libros que se defienden dentro de esta corriente me parecen tremendamente conservadores, cuando no abiertamente reaccionarios. El hecho es que he tenido que esperar unos años para poder encontrar una defensa con sustancia de esta línea de pensamiento; o, más bien, llegar a media línea en su argumentario. Su autor, Francisco Martorell Campos, cuenta con otro libro pendiente de reedición, Soñar de otro modo, en el cual complementa la base de Contra la distopía.

En este ensayo, Martorell Campos problematiza la idoneidad de la distopía como cuestionamiento del presente. Esa prevalencia en la ciencia ficción de los últimos quince años cuya relevancia se puede extender hacia atrás en el tiempo más atrás de 1984, Un mundo feliz y Nosotros. Su manera de atacar a esta censura de problemas políticos, sociales, económicos contemporáneos se estructura en tres partes bien delimitadas. La primera, “Distopiland”, cartografía el arraigo de las distopías en la actualidad literaria a partir de un repaso a su prevalencia desde la historiografía. La segunda, “La distopía retratada”, es quizás la que mejor puede servir para todas aquellas personas que, involuntariamente o voluntariamente, tengan confundido su uso: define meticulosamente sus características, alejándola de otras temáticas de la ciencia ficción con la que suele confundirse, caso de lo postapocalíptico. Además lanza los perros de la guerra contra la idea arraigada de que su base ideológica puede ser progresista. Finalmente, en “Distopía: La cara B” concreta una decena de críticas que desnudan obras específicas.

Sigue leyendo

Trouble on Triton, de Samuel R. Delany

En el ensayo sobre la utopía en la literatura de ciencia ficción, Soñar de otro modo. Cómo perdimos la utopía y de qué forma recuperarla, su autor, Francisco Martorell, señala una cuestión en principio sorprendente; a partir del trauma de la Segunda Guerra Mundial y el consecuente desprestigio de las utopías digamos “totalitarias” muy de moda a finales del siglo XIX y principios del XX, la ciencia ficción moderna apenas se ha ocupado de especular con otros mundos mejores o más justos de un modo que trascendieran dichas utopías decimonónicas, cuyas sociedades “perfectas” eran resultado de crudas operaciones de ingeniería social basadas en rígidas superestructuras que, en su propia naturaleza, albergaban la semilla de un sistema totalitario y opresor de la libertad individual, es decir, “el mundo según un iluminado”. Imaginar un sistema político, económico y social más justo e igualitario que no haya de estar reñido con las libertades individuales, que se encuentre en situación de cambio constante, y que no caiga en la prisión de la perfección y por tanto, del inmovilismo, parece una empresa a la que el género parece haber renunciado casi por completo. Martorell hace sus cuentas y en unos setenta años de ciencia ficción, apenas le salen tres obras que manejen estos parámetros; la Trilogía de Marte de Kim Stanley Robinson, la serie de La Cultura de Iain Banks (ésta pelín irrealizable de momento) y Los desposeídos de Ursula K. Le Guin. Da la impresión que la ciencia ficción se ha tomado más molestias en refutar la utopía o proponer distopías antiutópicas que en reformular sus propuestas para mejorar este asqueroso mundo. Parece como si los autores del género sólo fuesen capaces de tomarse la literatura utópica por lo literal en lugar de lo metafórico, un “espacio de las ideas” en el que proponer conceptos en un principio inconcebibles para el orden social imperante pero que con el tiempo fueran permeando en la esfera pública y social para finalmente mejorar nuestra vida como colectivo, por lo que uno se queda con la impresión (y la sospecha) de que si a la ciencia ficción “de toda la vida” le ha costado horrores imaginar un futuro posible diferente al capitalismo, el anarcocapitalismo o el libertarianismo es porque ha sido un género predominantemente conservador. Y aunque Trouble on Triton, la novela de Samuel Delany que he traído al especial anual “amojamado o solamente medio muerto”, comparte en cierto modo esta actitud antiutópica, en este caso los argumentos presentados por Delany, sobre todo filosóficos y literarios, resultan mucho más elaborados e interesantes que los de sus colegas más de centro sensato liberal, por lo que creo que es una obra que merece ser recuperada y revisada.

Sigue leyendo