Bandidos, de Elmore Leonard

Bandidos

Bandidos

La reciente muerte de Elmore Leonard me llevó a mirar una de las estanterías-Pila (así está el tema, oigan) y observar que había acumulado un puñado de sus novelas sin haber leído ninguna. Puesto a poner fin a este desconocimiento, agarré la que se encontraba más a la izquierda: Bandidos. Tras terminarla, indagando un poco, me he dado cuenta que no está considerada una de sus mejores obras; de hecho todavía no ha sido reeditada por Alianza. Y un poco entiendo por qué. En sus páginas prácticamente no ocurre nada de entidad. Además su argumento se mueve alrededor del apoyo del gobierno de EE.UU. a la contra nicaragüense; es taaaaaaaan años 80. Sin embargo también contiene elevadas dosis de una de las constantes que suelen asociarse a Leonard. Ese talento único para crear perdedores con una manera muy especial de contar su caída en desgracia.

Bandidos relata el encuentro en Nueva Orleans de cuatro personajes: un antiguo ladrón de bancos recién salido del trullo que lleva un cuarto de siglo sin echar un polvo; un antiguo policía expulsado del cuerpo por un descuido estúpido; una antigua monja testigo de las salvajadas más grandes del polvorín nicaragüense; y un antiguo ladrón de guante blanco que, tras un período a la sombra, trabaja en una funeraria. Los cuatro unidos por el afán de venganza de un antiguo general de Somoza en plena captación de fondos entre la aristocracia del GOP de Louisiana.

Sigue leyendo

Luther: El origen, de Neil Cross

Luther: El origen

Luther: El Origen es la respuesta de Neil Cross a la necesidad de más historias de este personaje. Supongo que los compromisos del actor que lo interpreta, Idris Elba, imposibilitan que pueda prodigarse más en la pequeña pantalla (además de la tradicional política de las productoras británicas de centrarse en la intensidad antes que en la cantidad). Y, como tal, dudo que nadie pueda sentirse decepcionado: funciona bien como presentación del personaje, lo que seguro anima a los que todavía no se hayan dejado seducir por el carisma de este detective británico. Además ofrece información suplementaria que alumbra su pasado, los mecanismos por los que se rige y las bases del pequeño cosmos por el que se mueve, ingredientes que pueden resultar atractivos a los que ya hemos caído en sus redes.

La trama de El origen se sostiene en la búsqueda del asesino cuya “captura” abría el primer episodio de la serie de televisión. La violencia con la que se desenvuelve, su salto a la luz pública y la urgencia por encontrarlo se realimentan con los primeros pasos del descenso al purgatorio del propio Luther. Por la explosión de su larvada crisis matrimonial, a causa de la habitual falta de tiempo que acompaña a la labor policial, y las consecuencias de algunos excesos cometidos en sus particulares momentos de furia. Un cocktail que facilita que la narración de temática criminal gane momentum.

Sigue leyendo

El sanador, de Antti Tuomainen

El sanador

El sanador

No hay nada peor para el bolsillo que entrar con otros lectores en una librería. Te recomiendan libros y te recomiendan libros hasta el punto que picas. Siempre.

Aunque ya tenía material de sobra para el viaje de vuelta a EE.UU., el día antes del vuelo me dio por entrar en una con dos buenos amigos y salí de ella con esta novela negra ciertamente llamativa. Además de tener una trama dominada por varios crímenes y desnudar algunos de los estratos más podridos de nuestra “sana” sociedad occidental, tiene una nítida componente de literatura prospectiva: se desarrolla en una Helsinki a pocos años vista en la que los efectos del calentamiento global causan estragos y anticipan una crisis que promete enviar a la humanidad a una nueva edad media. Sin embargo esa faceta no llega a dominar la narración, como ocurre en la mayoría de las ocasiones, sino que se queda en un atractivo segundo plano.

Sigue leyendo

Dreaming of Babylon, de Richard Brautigan

Dreaming of Babylon

Normalmente, se intenta que las reseñas que aparezcan en la página se ocupen de obras de género fantástico y afín, lo más actuales que se pueda dentro de nuestras posibilidades y, en mi caso, según me rote la boina en cada momento. Por eso me ha dado el capricho de traerles una novela de género negro, algo oscura y antigua, porque es divertida, es buena y conecta en cierto modo con nuestra afición a la cosa fantástica. Se trata de Dreaming of Babylon, de Richard Brautigan, una sátira del género negro publicada en España por Anagrama hace ya treinta años con el título de Un detective en Babilonia y, que, encima, no se ha reeditado desde entonces (Anagrama no la ha descatalogado, supongo que conseguirla será tan fácil como acudir a su librero de cabecera y que le pida el libro a la editorial).

Vaya por delante una confesión: me sonaba el nombre de Richard Brautigan pero poco más, llegué a esta novela por una referencia en la introducción de Perro Nick, el deslumbrante tebeo en el que el gran Miguel Gallardo desmonta los mecanismos del género negro. Pero resulta que, investigando por ahí, Brautigan, aparte de llevar una vida de lo más movida (creció en la pobreza absoluta, tiraba piedras a las comisarías de policía para que le metieran en la cárcel y así poder cenar caliente, electroshocks en hospitales psiquiátricos, depresión, alcoholismo, acabó pegándose un tiro), es también autor de un libro de culto en USA; La pesca de la trucha en América. Con lo que constatamos dos cosas, una, que estamos hablando de un escritor clave en la corriente contracultural de los años sesenta de las letras norteamericanas. Y dos; que este que les escribe, de literatura en particular y cultura en general va justito, justito.

Sigue leyendo

Diablos de polvo, de Roger Smith

Diablos de polvo

Diablos de polvo

Términos que el españolito de a pie puede mencionar cuando habla de Sudáfrica: mundial, apartheid, Nelson Mandela, la roja, zulúes, segregación racial, Iniesta, xenofobia, quizá el término bóer o a J. M. Coetzee, si es friqui Distrito 9, si le gustan las historias bélicas Rorke’s Drift o la batalla de Isandhlwana, Holanda (XD)… y poco más. Desarrollar cada idea, victoria de nuestra selección de fútbol aparte, es harina de otro costal.

A un servidor le vino bien la lectura hace un par de años de El factor humano, el libro donde John Carlin relataba cómo se las arregló Nelson Mandela para que la transición desde el apartheid al sistema democrático actual no fuera traumática. Cómo a través de las relaciones personales y con un símbolo como la selección de rugby, hizo trizas toda una serie de prejuicios que amenazaban con arrastrar a Sudáfrica al desastre de una guerra civil. Sin embargo aquel libro, un tanto errático en su comienzo, lleno de valores positivos y emoción en su desenlace, crea una visión distorsionada de la sociedad postapartheid. Una sensación realimentada por la adaptación de Clint Eastwood, Invictus, o la imagen edulcorada que transmitieron los periodistas deportivos durante el mundial de fútbol de 2010 (aunque si se ha leído a Coetzee ya hay un contrapeso importante; en mi caso gracias a la angustiosa La edad de hierro). Quizás por todo esto Diablos de polvo se me ha hecho todavía más terrible de lo que ya es. Esta es una novela negra que muestra el nulo valor que tiene una vida en aquel país. Sin destriparla, en sus 20 primeras páginas asesinan a un empresario mientras huye su amante, asesinan a esa mujer y a sus dos hijos pequeños en un accidente de carretera y uno de sus asesinos mata al otro; los primeros embates de una narración despiadada que no da cuartel.

Sigue leyendo