Normalmente, se intenta que las reseñas que aparezcan en la página se ocupen de obras de género fantástico y afín, lo más actuales que se pueda dentro de nuestras posibilidades y, en mi caso, según me rote la boina en cada momento. Por eso me ha dado el capricho de traerles una novela de género negro, algo oscura y antigua, porque es divertida, es buena y conecta en cierto modo con nuestra afición a la cosa fantástica. Se trata de Dreaming of Babylon, de Richard Brautigan, una sátira del género negro publicada en España por Anagrama hace ya treinta años con el título de Un detective en Babilonia y, que, encima, no se ha reeditado desde entonces (Anagrama no la ha descatalogado, supongo que conseguirla será tan fácil como acudir a su librero de cabecera y que le pida el libro a la editorial).
Vaya por delante una confesión: me sonaba el nombre de Richard Brautigan pero poco más, llegué a esta novela por una referencia en la introducción de Perro Nick, el deslumbrante tebeo en el que el gran Miguel Gallardo desmonta los mecanismos del género negro. Pero resulta que, investigando por ahí, Brautigan, aparte de llevar una vida de lo más movida (creció en la pobreza absoluta, tiraba piedras a las comisarías de policía para que le metieran en la cárcel y así poder cenar caliente, electroshocks en hospitales psiquiátricos, depresión, alcoholismo, acabó pegándose un tiro), es también autor de un libro de culto en USA; La pesca de la trucha en América. Con lo que constatamos dos cosas, una, que estamos hablando de un escritor clave en la corriente contracultural de los años sesenta de las letras norteamericanas. Y dos; que este que les escribe, de literatura en particular y cultura en general va justito, justito.
A lo que hemos venido. Dreaming of Babylon narra la peripecia de C.Card, el detective privado más patético de la historia, que sobrevive en un San Francisco extraño y surreal vendiendo fotografías pornográficas y que no tiene dinero ni para comprar balas. Sin un caso que echarse a la boca desde hace años, Card vive de lo que saca simulando accidentes, arrojándose al tráfico y luego llevando al incauto conductor a tribunales. Pero nuestro detective también tiene un superpoder; tiende a sufrir ataques de narcolepsia en los momentos más inoportunos, durante los cuales se transforma en Smith Smith, el héroe protagonista de un serial/tebeo/novela pulp de ciencia ficción de serie Z ambientado en Babilonia.
Dreaming of Babylon, como Perro Nick, no es sólo una deconstrucción (lo siento) posmoderna (perdón otra vez) del género negro en particular, sino de las ficciones populares en general, la basura con la que están hechos los sueños de la gente vulgar como usted y como yo, que incluso condicionan nuestra visión de la realidad. En la venerable tradición iniciada con El Quijote, C.Card es el negativo, humano y cálido de un personaje de Mickey Spillane, un soñador adormilado por la miasma de cultura popular que nos rodea, un perdedor perfecto (pero en absoluto estúpido) que ni siquiera recibe la recompensa de resolver los casos, o, ya simplemente, de enterarse qué coño pasa a su alrededor. Y a cambio es el héroe de un mundo de fantasía que parece la excrecencia brillante de una realidad caótica e indescifrable, un refugio narcotizante donde hay orden y luz y ganas siempre y te llevas a la chica. La ficción, en este caso la literatura barata más despreciable, como único lugar donde obtener alivio. Yo me he identificado a tope con Card, y conociendo la infancia de Brautigan, creo que él mismo, con esa tristeza subterránea que recorre la novela, también se identificaba con su criatura literaria.
No esperen personajes superprofundos de la muerte que no paran de hablar de sus traumas, ni un argumento minuciosamente construido, ni una conclusión cerrada y satisfactoria; las peripecias de C. Card, que abarcan apenas doscientas páginas (las doscientas páginas que más rápidamente he leído en mi vida), son erráticas como la vida misma, un tapiz deshilachado y roto en el que apenas se puede discernir dibujo alguno. Pero Brautigan es un narrador muy ingenioso, escribe clarito y directo, con precisión y economía en el lenguaje y la estructura y reparte punchlines graciosísimos a diestro y siniestro, así que les aseguro que, al menos, no se van a aburrir. Y ese humor no es simplemente echarse unas risas a costa de un género, sino que es la única actitud que podemos adoptar para entender y soportar un mundo cada vez más caótico, incomprensible y oscuro.
Dreaming of Babylon: A Private Eye Novel 1942
Richard Brautigan. Delacorte Press, 1977
Rústica, 220 pp. Segunda mano, precio según estado.
Un detective en Babilonia.
Richard Brautigan. Ed. Anagrama. Colección Contraseñas, 1982.
Trad: Kosián Masoliver.
Rústica, 200 pp. 7,20 €