En las faldas de los pirineos un perro, Brezo, mantiene la rutina que aprendió años atrás y pastorea un rebaño de ovejas. Día tras día, las saca del corral donde pasan la noche para llevarlas a los puertos. Mientras, a decenas de kilómetros sobre él, una IA de un satélite militar observa la faz del planeta e intenta recuperar el contacto con sus creadores. Ambos son los protagonistas de esta historia centrada en el último reducto de la civilización humana, extinta tras una epidemia global.
“El rebaño” es el relato más conocido de César Mallorquí, publicado en El círculo de Jericó y seleccionado tanto en La antología de la ciencia ficción española 1982-2002 como en la muy reciente Prospectivas. No lo considero su mejor pieza breve (“La pared de hielo” y “La casa del doctor Pétalo” me parecen todavía mejores), pero las tres veces que lo he leído me ha emocionado. Sus páginas están teñidas de un inexorable sentimiento de pérdida que gana momentum hasta explotar en un final que (me) deja con el corazón en un puño. Por los recuerdos que desencadena, por cómo enfoca el final de la civilización y por el encuentro que supone para sus protagonistas. Enormemente triste y, aunque parezca un contrasentido, luminoso.