Bones of the Moon, de Jonathan Carroll

Bones of the MoonHace ya 20 años que leí El país de las risas, uno de los libros que más te puede impactar cuando eres admirador desaforado de la literatura, nivel amar la obra de algún escritor por encima de cualquier otra cosa. La atracción de sus protagonistas por Marshall France y lo que experimentan mientras visitan el pueblo donde vivía, en manos de Jonathan Carroll se convierte en una vívida manifestación del fenómeno fan. Desde entonces comencé a seguir su obra a medida que La Factoría de Ideas fue trayendo una parte significativa de ella y he llegado a leer otros cuatro de sus libros. Los he disfrutado en distinta medida pero sin alcanzar las sensaciones de aquel primer libro, más que en fragmentos ocasionales. Una parte del descontento reside en el desajuste entre expectativas y resultados, y unas exigencias imposibles de satisfacer por diversos motivos que son fáciles de imaginar. Otra, sin embargo, se origina en una multitud de detalles en los cuales se macera una parte sustancial de El museo del perro y Los dientes de los ángeles y que me aleja de ambas novelas: la pertinaz sensación de estar ante textos que, por encima de la ficción, tienen una capa terapéutica destinada a trasladar al lector las grandes verdades de la vida. Con una poética superior a la de Paulo Coelho pero con un tonillo a cuento de autoayuda en la cual el mensaje a través de las vivencias de los personajes devora cualquier otro valor.

Bones of the Moon, inédita en castellano, es la tercera novela de Carroll y la primera del sexteto Oraciones contestadas, al cual pertenecerían El museo del perro y Los dientes de los ángeles. Una serie de historias levemente interconectados donde el encuentro entre lo sobrenatural y los protagonistas lleva a algún tipo de revelación trascendental sobre su vida. Esto, el pan nuestro de cada día en la literatura, no debiera ser motivo de distancia. Pero Carroll desperdicia sus aciertos en una serie de elecciones narrativas vergonzosas, en su mayoría relativas a cómo ha elegido construir la personalidad de su narradora, Cullen James, cómo se manifiesta ante ciertos hechos transformadores y lo alegórico de su vínculo con lo fantástico.

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Los dientes de los ángeles, de Jonathan Carroll

Los dientes de los ángelesLos dientes de los ángeles es la cuarta novela de Jonathan Carroll que leo y profundiza en la ligera decepción que me supuso El museo del perro. Quizás sus dos primeros libros me dejaron una impresión equivocada; El mar de madera y, sobre todo, El país de las risas me parecieron apasionantes historias donde lo fantástico irrumpía la vida cotidiana de sus protagonistas. Además Carroll construía comunidades pobladas de personajes entrañables en su extravagancia; excepcionales cajas de resonancia tanto para los protagonistas como para sus inquietudes. Los dientes de los ángeles es fiel a lo primero pero prescinde de lo segundo. Olvídense de personajes con carisma, sus interacciones o situaciones potentes. Todos ellos han sido reemplazados por múltiples historias y anécdotas más próximas a las narraciones de autoay… terapéuticas a lo Jorge Bucay. Un cambalache que sólo puedo ver como una pérdida.

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