The Phoenix and The Mirror, de Avram Davidson

The Phoenix And The MirrorDesde que leí las dos listas de libros de David Pringle hay un puñado de títulos no traducidos revoloteando por mi cabeza a la espera de confirmar si merecen o no estar ahí. Dentro de un hipotético Top-5 junto a The Complete Roderick de John Sladek, The Dancers at The End of Time de Michael Moorcock, The Dream Years de Lisa Goldstein y The Centauri Device de M. John Harrison estaba The Phoenix and The Mirror, de Avram Davidson. Con la evolución del mercado era del todo imposible verla traducida (como el resto), así que armado de paciencia y un buen diccionario he dado cuenta de esta, en palabras de Pringle, excéntrica obra maestra.

Ya desde sus primeras páginas, The Phoenix and The Mirror muestra su carácter. Sitúa al lector ante una fantasía en tiempos del Imperio Romano, pero no el más verosímil reconstruido a partir del trabajo de historiadores de los dos últimos siglos sino uno recreado a partir del ideal que de él se podía tener en los estertores de la Baja Edad Media; una hibridación entre el primer Imperio de Augusto, la memoria macerada tras mil años de descomposición de su recuerdo y la inevitable sublimación de su carácter legendario, mitológico, mágico. Una tarea abordada por Davidson desde los valores de una modernidad ahora mismo fuera de onda.

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Lavinia, de Ursula K. Le Guin

LaviniaGuardo un gratísimo recuerdo y un tremendo cariño por la mayor parte de lo que Ursula K. Le Guin escribió entre finales de los 60 y la década de los 70. Sin embargo sigo particularmente atraído por lo logrado en sus dos últimas novelas de Terramar: Tehanu y En el otro viento; cómo en una serie tan a la contra de la fantasía post El Señor de los Anillos y supuestamente clausurada en La costa más lejana fue capaz de ir más allá y narró aspectos hasta entonces inexplorados, caso del aprendizaje de la vida una vez se ha perdido un poder casi absoluto o la cesión de la responsabilidad a las nuevas generaciones. En esa exploración de nuevos senderos según Le Guin ha sumado años y ganando experiencia vital, Lavinia está hermanada con estas historias de Terramar y supone un nuevo logro en una carrera plagada de ellos.

Le Guin parte de La Eneida para ofrecer el punto de vista femenino del segmento final de la epopeya. Un poco a la manera de Marion Zimmer Bradley y sus relecturas de La Iliada o el ciclo Artúrico, la autora de La mano izquierda de la oscuridad recupera el pulso de sus mejores obras gracias a la voz de su narradora: Lavinia, la única del rey del Lacio, destinada a convertirse en la mujer de Eneas.

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