Fracasando por placer (XXII): Películas pendientes del siglo XXI

The Last And First Men

No, no estoy al día. En primer lugar, porque estar al día me costó, durante mucho tiempo, un terrible esfuerzo. Pero es que justo cuando terminó el periodo en el que tenía que estar al día, empezaron a acumularse obligaciones familiares y laborales más complejas. Y estar al día para mí había sido en el fondo un trabajo (he terminado con una opinión negativa sobre el hecho de trabajar en lo que te gusta), con lo que cuando tenía un rato, pese a que la cf siempre será uno de mis primeros amores, prefería ver o leer otra cosa. El hecho se ha reproducido en otros aspectos de mi vida: hubo un periodo, después de trabajar en periodismo deportivo, en el que dejé de disfrutar de ver deporte por gusto. No conseguía ser un espectador: mi mente buscaba todo el tiempo explicaciones a lo que veía, argumentos para relatarlo, sutilezas tácticas o técnicas que dieran razón de ser a la evolución del juego.

Por ello, y porque supongo que tengo el gusto algo anticuado, apenas leo ciencia ficción actual, salvo cuando parece obvio que puede haber serias posibilidades de que me guste (Chiang, Liu, Bacigalupi, Watts… ). Y también por ello dejé de ver muchas, muchas películas entre las supuestamente más destacadas del género en lo que va de siglo. Pero eso resulta bastante más fácil de remediar: es más barato y exige menos tiempo, además de que no tengo la impresión de haberme perdido tantas cosas importantes. El caso es que en la pandemia empecé a hacerme una lista de posibles títulos. Llevo ya un tercio, y aquí va un breve repaso. Nótese que el criterio para incluirlas aquí es, únicamente, que yo no las hubiera visto y que tengan cierto respaldo crítico.

En algún momento dentro de muchos meses, si termino esta tarea no del todo gratificante, quizá haga un listado de las mejores, incluyendo las que he visto hasta ahora. No sé si serán diez, veinte o treinta. Sólo puedo anticipar algunas de las que estarán con certeza: Olvídate de mí, Hijos de los hombres, A Scanner Darkly, Wall-E, Origen, Melancolía, Qué difícil es ser dios y La llegada. También algunas muy notorias que no estarán bajo ningún concepto: Distrito 9, Her y Ex Machina.

Aquí va una primera tanda de mis revisiones tardías.

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Bajo la piel, de Michel Faber

Bajo la piel

Bajo la piel

Isserley conduce por las carreteras de Escocia buscando algo que el resto de la gente acostumbra a evitar: autoestopistas. Con un cuidado extremo observa a los que se encuentra en su camino, da un par de pasadas por delante y, si cumplen sus requisitos, se detiene a recogerlos. Se pueden imaginar que poco importa el destino: siempre van en su misma dirección. Sin embargo su suerte no está todavía echada. Comienza entonces un análisis más exhaustivo. ¿Viven en familia? ¿Tienen trabajo? ¿Alguien los echará en falta si decide “llevárselos”? Mientras se inicia una conversación llegan los únicos fragmentos en los que el narrador se aleja de Isserley para centrarse en lo que observan sus “presas”; unos párrafos en los que somos más conscientes de sus singularidades. Su peculiar apariencia física; ese cuerpo recorrido por incontables cicatrices que apenas acierta a disimular; un busto generoso, siempre a la vista a modo de anzuelo; su directa y un tanto pueril forma de manejar la charla. Entonces, de vuelta a Isserley, llega el juicio definitivo. El momento de decidir si son o no apropiados; si existe o no riesgo en tomarlos; si debe apretar el botón escondido en el salpicadero del vehículo para dormirlos o si debe dejarlos en algún arcén de las Highlands sanos y salvos.

Este es el inicio de Bajo la piel. El relato de una práctica que se repite una docena de ocasiones, contada con la misma asepsia con la que su narrador observa los actos y pensamientos de Isserley. Hay mucha frialdad y claustrofobia detrás de su rutina y los rituales a los que se aferra en una realidad en la que debiera haber sido una presa y donde, sin embargo, medra como un eficiente depredador. Asimismo es un baluarte para sus compañeros, un trabajador indispensable del que dependen sus congéneres pero al que observan como un bicho raro. Llegar hasta su posición implicó demasiados sacrificios.

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