Alamut apuesta fuerte por las suscripciones

Los diez mil

Los diez mil

He sacado tiempo de donde (prácticamente) no tengo para escribir esta breve entrada y comentar el retorno de las suscripciones a Alamut/Bibliópolis. El tiempo corre y la oferta más atractiva está a puntito de caducar. Después de este miércoles seguirá siendo atractiva, aunque un poquito menos y quizás haya gente que todavía no se ha enterado.

El hecho es que la editorial de Luis G. Prado vuelve a apostar por saltarse intermediarios antes de publicar sus novedades y recoger el dinero directamente de sus lectores, una práctica que ya pudimos disfrutar durante los (buenos viejos) tiempos de Bibliópolis y que hace apenas dos años permitió terminar con éxito la publicación de la serie de Las monarquías de dios, de Paul Kearney. En esta ocasión los libros “agraciados” con la propuesta son, por un lado, la trilogía de Los Macht de este mismo autor, formada por Los diez mil, Corvus y Reyes del amanecer, y, por otro, los tres libros que faltan por publicar de Shadowmarch, de Tad Williams.

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El enviado de Roma, de Wallace Breem

El enviado de Roma

Hace un par de años, gracias a esta reseña, me hice con El águila en la nieve, de Wallace Breem. A mí, como al autor de la fenomenal reseña enlazada, estas historias fatalistas de last stand men me pirran, sean las Termópilas, los últimos de Filipinas, el amanecer zulú o el amanecer de los muertos. Pero El águila en la nieve no sólo cumplió mis expectativas, sino que las arrasó y entró directamente a formar parte de mi panteón de novelas favoritas. Porque lo que en superficie es una historia de soldados que resisten heroicamente hasta el final, es en realidad el drama, qué digo drama, la terrible tragedia de Máximo, el último general romano digno de tal nombre, un ciudadano y militar entregado a la causa de Roma, un imperio que se despedaza, y que, en virtud del deber, pierde amigos, camaradas, a su propia esposa, todo menos la vida, que finalmente se convierte en una carga que ha de sobrellevar penosamente. No sólo es una novela intensa, áspera, de un terrible fatalismo, sino que Breem es capaz de calzar algunos momentos emotivos realmente devastadores con simples pinceladas; un broche, un bárbaro cruzando el río helado, una muchacha secuestrada, un reproche silencioso a un amigo, un grito desesperado de furia en plena batalla.

En fin, que pocas veces había sufrido como una perra con tanto gusto como con El águila en la nieve; Breem se había convertido en mi nuevo ídolo. Así que claro, corriendo a la tienda a por El enviado de Roma.

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