El libro de otro lugar, de China Miéville

El libro de otro lugarEs de admirar la honestidad de Keanu Reeves al reconocer que no escribió una palabra de El libro de otro lugar. Pierde un poco de agarre cuando se pone místico y añade que deseaba compartir el viaje con otro autor, pero tampoco hay que ponerse exquisitos. Esto de la escritura por designación, donde un autor pone el nombre y las/algunas ideas y el otro echa el resto, tiene su recorrido. A mi, por tradición y fidelidad a los grandes nombres de la cf, me gusta recordar las continuaciones de Cita con Rama firmadas al alimón entre Arthur C. Clarke y Gentry Lee, los libros de Venus Prime con los nombres de Arthur C. Clarke y Paul Preuss en la cubierta, o las tres novelas urdidas en “colaboración” entre Isaac Asimov y Robert Silverberg. Pero hay más. A poco que busques, ejemplos no te faltan.

Según lo veo, escribir las historias originales en las que se basan, ser el artífice de (la mayoría de las) ideas sobre las cuales se desarrollan las narraciones, no te convierte en el autor con derecho a tener tu nombre en posición de privilegio en la cubierta delantera. Al menos en El libro de otro lugar figura el nombre de China con el mismo tamaño que el de Keanu. Ese China MIéville que a estas alturas del siglo XXI debiera estar franquiciando su mundo de Bas-Lag y viviendo de los derechos de los videojuegos o la serie basada en su creación y, sin embargo, ha puesto su pluma al servicio de Keanu y la editorial que tuvo el ojo de promover esta novela. Saboteando desde dentro esta maniobra de la mercadotecnia de poner el fruto de tu trabajo al servicio del nombre que vende la obra. Sí, sabotea. Uno tiene a China como una persona con convicciones y si ha terminado formando parte de esta cadena de escrituras en colaboración, con un texto tan pretencioso, vacuo y, lo que es peor, aburrido, ha sido para poner cargas de demolición desde dentro.

No tengo pruebas. Tampoco dudas.

Sigue leyendo