Ya he comentado alguna vez cómo me apena lo ocurrido con Insomnia de Valdemar, el último intento sostenido de lanzar una colección centrada en el terror más o menos contemporáneo. Quizás porque sus dos primeros libros no eran los más adecuados para atraer al comprador, pero sobre todo porque la selección no ha sido la que uno esperaría de una colección de terror. Nada más lejos de intención quitar mérito a su equipo editorial; llevo leídos la mitad de los títulos y, salvo una pequeña decepción, me han parecido obras valiosas con un buen número de cualidades a destacar. Pero también la concepción del terror de dos de ellos (La guardia de Jonás y esta La joven ahogada) no se constriñe a lo que hoy en día se suele entender como tal. Una diversidad que hace de la heterodoxia su principal virtud… y su talón de Aquiles frente a un público aficionado adicto al sota, caballo y rey.
La joven ahogada es un artefacto posmoderno, la pseudo novela escrita por India Morgan Phelps (Imp) en la cual desnuda su pasado y su personalidad a través de una narración heterodoxa. Entre sus recuerdos de una etapa oscura de su vida se dan cita cuentos, biografías de artistas, posibles interpretaciones de sus obras o múltiples disgresiones sobre el arte de contar historias. Esto, que bien podría haber sido un guirigay incomprensible, queda férreamente dosificado por Caitlin R. Kiernan. El despliegue del relato, desde cuando Imp comienza contándonos la enfermedad mental de las mujeres de su familia hasta cuando el lector descubre todo lo que hay detrás de los extraños encuentros vividos en los años previos, se realiza a través de una secuencia en la cual apenas un par de capítulos en pleno ataque de locura pueden llegar a hacerse excesivos.
Kiernan refleja a Imp de manera meticulosa a través de sus palabras, con una voz excelentemente adaptada a nuestra lengua por Rubén Martín Giráldez. Según se confiesa, no sólo padece una esquizofrenia paranoide, medicada y atendida por una terapeuta. Es una narradora no del todo honesta entregada a la redacción de su novela. Un ejercicio creativo durante el cual calla o adorna detalles como hurta otros que no revela hasta el momento en que decide incluirlos porque potencian el dramatismo de su historia. Una persona aquejada por una serie de traumas cuya naturaleza germina mediante una atractiva simbología proveniente de los cuentos de hadas y figuras como las sirenas y los hombres lobos. Ambas criaturas aparecen a través de dos artistas que las plasmaron en obras que han atrapado su memoria hasta el punto de regresar a ellas una y otra vez, preguntándose sobre su significado, desvelando facetas ocultas de su personalidad y su pasado.
En esta faceta, uno de los subtextos más atractivos de La joven ahogada emerge de cómo se acerca a la cuestión de género. La narración se encuentra sutilmente dominada por mujeres de diversa índole que, de una u otra manera, han padecido en sus encuentros con los hombres. El ejemplo más evidente es Rosemary Anne, la madre de Imp, tras concebirla después de una violación. Abaleen, su pareja durante un periodo de su vida, es un transexual que prefiere relacionarse con otras mujeres, algo que comparte con Imp. Las figuras masculinas son referentes lejanos con una influencia dominante, llevando a las mujeres a la perdición.
Es aventurado especular cuál puede haber sido la relación entre esto y su fracaso comercial en España, pero no deja de ser una correlación llamativa.
Y llegado el momento, La joven ahogada descubre su conexión con “Casas bajo el mar”, el cuento Lovecraftiano recogido por Fata Libelli en Ominosus. Sin embargo con una concepción antagónica. Mientras en su desenlace “Casas bajo el mar” apuesta sin ambages por el fantástico, sin dejar dudas sobre la presencia de unas criaturas abisales en el escenario de un suicidio colectivo por parte de una secta apocalíptica, su presencia en el relato de Imp queda en el terreno de la ensoñación enajenada de sus víctimas. Esta ambigüedad exhibida en testimonios de segunda mano, la atracción del bosque y del agua, ataques de criaturas acuáticas en diversos momentos… potencia el tono evocador y sugerente de La joven ahogada. Quizás durante demasiadas páginas muy entregada a ser muchas cosas a la vez pero merecedora de un mejor destino que el olvido en el cual parece haber caído.
La joven ahogada (Valdemar, col. Insomnia nº3, 2014)
The Drowning Girl (2012)
Trad: Marta Lila Murillo
Cartoné. 392 pp. 26.00 €
Ficha en La tercera fundación
Pero que es lo que ha pasado exactamente con Insomnia? ya no sacan mas títulos?
Creo que se encuentra en animación suspendida, si no cancelada. En algún sitio leí un mensaje (¿Facebook?) de uno de los editores comentando que la recepción no había sido la esperada (y necesaria), lo que les llevaba a descartar los planes que tenían pensados para su inmediato futuro. Caso de la publicación de nuevas novelas de autores españoles.
Una pena.
El terror contemporáneo (a excepción de King) no interesa al lector español
Coincido contigo en que la tibia recepción de esta novela ha sido bastante decepcionante. Gracias por comentar el estado de la colección Insomnia, de la que hacía tiempo que no sabía nada. Solo un apunte: creo que se te han cruzado datos con El rito, ya que la traductora de La joven ahogada es Marta Lila.
Muchas gracias por señalarme el error. Ahora mismo lo cambio