Orc Stain, de James Stokoe

Orc Stain

Reseña que recoge los números 1 al 5 de Orc Stain, recopilados en trade paperback, publicado por primera vez en 2010.

Dentro de la oferta de títulos con los que Image Comics intenta ampliar su abanico de géneros un poco más allá de su universo superheroico, uno de los más divertidos es Orc Stain, de James Stokoe. Como sugiere el título, Orc Stain es fruto de la típica discusión de frikazos (otro sábado sin pillar, a altas horas de la madrugada y con más de media docena de cervezas encima) sobre El señor de los anillos y el papel de los orcos como fuerzas del mal. El orco, ¿es malo por naturaleza o es que Tolkien lo hizo asín? ¿Por qué los orcos van por ahí hechos unos guarros, matando y destruyendo, en vez de dedicarse a la cerámica y entrar en comunión con la naturaleza? La explicación oficial nos dice que el orco es creación de Morgoth, que se burlaría así de los hijos de Ilúvatar, los elfos, tal como Satanás siempre se burla en sus actos de las creaciones de Dios. Otros (yo), en una línea más de materialismo dialéctico, opinan que el orco es la visión que Tolkien tenía de la masa que salía de las fábricas para emborracharse y armar bronca, dejando la Comarca, perdón, su Inglaterra ideal que nunca existió, hecha un asco. Stokoe, más modesto, y en plan Rousseau pajero, tiene sus dudas; ¿y si los orcos tuvieran capacidad de elección?. A la hora de abordar esta pregunta, Stokoe se queda en la parte lúdica y no entra en pajas de cineforum progre.

Sigue leyendo

Charley´s War, de Pat Mills y Joe Colquhoun

Charley´s War

Hace muchos años tenía fijación con el personaje de Marshal Law, la salvaje sátira de Pat Mills y Kevin O´Neill sobre el superhéroe norteamericano. Seguiré defendiendo la primera miniserie contra viento y marea, sin embargo reconozco que lo que vino después no era muy allá. Pero leyendo el demenciado cross-over Marshal Law vs Hellraiser (seguramente sólo lo recuerdo yo), quedó indeleblemente grabado en mi memoria el relato de un cenobita que rememoraba sus tiempos como soldado en la I Guerra Mundial. Recuerdo sobre todo una ilustración de O´Neill, en la que unos soldados británicos pasaban a bayoneta a unos desdichados alemanes que habían sido encadenados a las ametralladoras para que no pudieran huir.

Así que, como persona aficionada a los relatos morbosos y desquiciados y fan de Pat Mills, que cuando lo hace bien, lo hace MUY BIEN, al enterarme de que el venerable guionista inglés tenía en su haber un folletín antibélico de chorrocientos capítulos sobre las peripecias de un soldado en la I Guerra Mundial, supe que tenía que leerlo sí o sí.

Sigue leyendo

Prison Pit, de Johnny Ryan

Prison Pit #1

Voy a ser bruto, estúpido y sincero; de un tiempo a esta parte los tebeos se han vuelto un rollo. Sí, sí, se han conseguido grandes logros gracias a la normalización, se ha ampliando el público lector, existe una mayor presencia de la historieta en los ámbitos culturales serios (los periódicos, la FNAC)… En definitiva, se ha conseguido la respetabilidad o se está en vias de. Cosa que está muy bien, pero, aparte del reconocimiento del medio por parte de la cultura oficial, el (imagino) aumento de las ventas, que la oferta temática y estética se haya ampliado, que (algunos) autores por fin puedan ver un hilillo de luz al final del túnel y ganarse medianamente la vida; ¿qué han hecho los romanos por nosotros? Porque mi problema, lo reconozco, es que me cuesta encontrar tebeos que, como dijo aquel cascarrabias, me gusten a MÍ

Verán, a mí me gustan los tebeos porque vienen a ser los bufones de la corte de las Artes (© Bruce Sterling), se les están permitidas cosas que en otros medios ni se les pasaría por la cabeza hacer, donde te puedes sacar la chorra sin que a nadie le importe, porque, en el fondo, a nadie le importa. Pensemos en el único género realmente propio que el tebeo ha aportado a la cultura (popular); los superhéroes. Está todo dicho, ¿verdad? Ni al cine, ni a la literatura se le hubiese ocurrido semejante majadería y si se les hubiese ocurrido, la habrían encerrado en un desván, hubieran tirado la llave y le habrían alimentado a base de cabezas de pescado podrido. En resumiendo, que a mí me gustan los tebeos porque están muy locos.

Sigue leyendo