Acércate, de Sara Gran

AcércateEn su podcast Problema en Tritón,  mientras hablaba sobre El pescador, de John Langan, Juanma Morón se reconocía como turista en el género de terror. La expresión resume mi propia relación con este tipo de historias, cada año más presentes en mi dieta pero ante las cuales no siento que, a la hora de escribir sobre ellas, tenga el bagaje del que dispongo sobre la ciencia ficción y la fantasía. De ahí emana que me resulte más sencillo sorprenderme/quedar impactado ante lo que me encuentro en sus páginas. Incluso cuando, como en Acércate, cuenten algo tan aparentemente manido como una posesión.

Sara Gran se imbuye en los recuerdos de Amanda, una arquitecta de cierto éxito felizmente casada con Ed, para narrar una caída en un infierno vital empujada por una hermosa mujer que se le presenta en sueños. Desde una playa junto a un mar rojo sangre, esta figura empieza a hacerse notar en su vida a través de situaciones que podrían tener otra causa. Alguien deja sobre la mesa de su jefe unos planos que no se corresponden con los que ha estado trabajando. Comienza a oír un ruido molesto en su apartamento, que se acrecienta cuando Ed no está presente. Tras una convivencia más o menos placentera, el matrimonio inicia discusiones por los motivos más triviales. Estas son apenas algunas de las cuestiones que aparecen antes de la página 40 (y la novela ha empezado en la 20, después de una introducción de Mariana Enríquez). Un anticipo del pandemonium a punto de liberarse sobre Amanda.

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