Los premios irrelevantes de un género obsoleto

Hugo AwardDoy por supuesto que quienes me lean conocen ya la polémica en torno a las candidaturas a los premios Hugo de este año, los considerados tradicionalmente como más relevantes en el campo de la literatura de ciencia ficción. Para no repetirme, remito a quienes aún no estén al corriente a las explicaciones brindadas de forma bastante completa en:

Bien, lo que me sorprende una vez más es que la mayor parte de los análisis que he leído sobre lo ocurrido se queden en lo superficial. Por descontado, resulta bastante molesto, y dañino, que unos premios con cierta trayectoria y prestigio caigan en manos de grupos organizados, sean una banda de simpatizantes de la Asociación del Rifle (los Rabid Puppies) o un grupo de añorantes de lo tiempos en que la cf era tan, tan chachi y supermaravillosa (los Sad Puppies). Sin embargo, creo que la equivocación están en considerar lo sucedido como enfermedad y no como síntoma. Porque los Hugo vienen pochos de tiempo atrás. Hace mucho que no son los galardones que una vez premiaron de forma consecutiva a Los propios dioses de Asimov, Cita con Rama de Clarke y Los desposeídos de Le Guin. Esto no es más que la constatación del desastre.

Recapitulemos.

+ Después de 62 años de historia, los Premios Hugo pueden ser manipulados por cuatrocientos votantes (y ya se han puesto a la tarea más de los necesarios si se mira el índice de votaciones de la mayor parte de los años. En 2014 el relato corto más votado entre los finalistas tuvo 79 votos, el que menos ¡43!). Para votar hay que pagar 40 dólares; en conclusión, se puede hacer una campaña para ser candidato al Hugo quizá por unos 4.000 dólares. Si después de 62 años de historia un premio popular se encuentra en ese nivel de participación, creo que podemos hablar con bastante serenidad de fracaso.

Porque en estos 62 años, la cf ha conocido eclosiones populares en el terreno audiovisual, la emergencia de escritores que están hoy considerados entre los mejores del siglo XX (Le Guin, Dick, Ballard…), la popularización del género más allá de las fronteras especializadas… Pero mientras cientos de millones de personas consumen cada día productos de cf, el Hugo lo pueden seguir decidiendo 300 personas en comandita. No este año, sino todos.

Sad Puppies+ El año pasado, el cabecilla del lobby de fachones chiflados conocido como los Rabid Puppies, un tal Vox Day, ya colocó un panfleto infame, machista y xenófobo como finalista del premio. ¿Se tomó alguna medida? No. ¿Existen precedentes? Considerando que es taaan sencillo de manipular, ¿cuántas veces no habrán ocurrido antes cosas parecidas pero que han pasado inadvertidas simplemente porque el responsable no era un racista prepotente?

De hecho, si quienes se hubieran hecho cargo del cotarro hubieran sido nada más que los Sad Puppies, ¿se habría montado esta escandalera o se hubiera dejado correr, como ha ocurrido con sospechas similares en años precedentes?

¿No se da por hecho que cuando la convención mundial de cf se organiza en Inglaterra ganan autores ingleses? ¿No ganó el canadiense Robert J. Sawyer su único Hugo el año en que la Worldcon se celebró en Toronto? ¿Se ha fijado alguien en el detalle de que el único Hugo que ha conseguido el australiano Greg Egan se concedió en el evento celebrado en Melbourne?

¿El problema es que el Hugo es manipulable o que quienes ahora lo han manipulado nos caen mal?

+ Los tres últimos ganadores del Hugo de novela han sido: Entre extraños, de Jo Walton, contra la que ya me despaché a gusto en su momento, inofensiva pero meliflua; Redshirts, de John Scalzi, un alargado y sólo levemente vitaminado chiste sobre Star Trek; y el año pasado Justicia auxiliar, de Ann Leckie, de próxima publicación en Ediciones B, y a la que Alfonso García ya dio un más que convincente repaso en esta misma web.

RedshirtsTres novelas, en suma, mediocres. Scalzi está actuando como esforzado paladín del sentido común en medio de este caos, y como persona parece un buen tipo, pero hasta donde yo le he leído no ha escrito una sola novela de cierta enjundia. ¿Cuál es el prestigio real de un premio que galardona este tipo de obras, o que cuenta en su historial con joyitas como los space operas ochenteros de David Brin o tres, cuéntenlas, tres novelas de Miles Vorkosigan?

(Y, por cierto, ¿cómo de limitados tienen que ser los tales Sad Puppies si después del triunfo de estas últimas tres novelillas creen que es necesario crear un lobby para recuperar la cf facilona? ¿Qué pensarán esos tíos de William Gibson?).

+ Es interesante comparar la lista de ganadores del premio con la lista de autores que han sido olvidados por él. En un artículo que publiqué hace un par de años, “Cinco reyes, cinco príncipes”, daba una lista de quienes considero que son los diez autores de cf más perdurables y relevantes; J.G. Ballard, Ray Bradbury, Philip K. Dick, Stanislaw Lem y Ursula Le Guin en una primera categoría; Alfred Bester, Thomas M. Disch, Frederik Pohl, Christopher Priest y Robert Silverberg en la segunda. ¿Saben cuántas candidaturas a los Hugo suman entre Ballard, Bradbury y Lem? Correcto: ninguna. Ursula Le Guin tiene cinco Hugo, los mismos que Lois McMaster Bujold; si descontamos a Le Guin, los otros nueve de mi listado han conseguido entre todos juntos menos premios que Connie Willis ella sola, que tiene once.

¿En serio los Hugo son algo que se ha echado a perder ahora?

Es obvio que el fracaso de los Hugo es el fracaso del modelo del fandom ante el crecimiento exponencial de la presencia de las temáticas de ciencia ficción (con o sin etiqueta) en el mundo real. El Hugo, como galardón más representativo del sector, se ha convertido en una presa tentadora para conseguir prestigio, pero no ha evolucionado, no ha cambiado. Su caída, en el fondo, resulta predecible: resonancia fácil de conseguir a través de una estructura débil.

En realidad, la crisis del Hugo forma parte de la del género tradicional en sí. De las formas de hacer que lo dominaron durante décadas, pero llevan moribundas al menos lo que va de siglo.

Galaxy's EdgeHace poco decidí comprarme un número de Galaxy’s Edge, una revista promovida por Mike Resnick (un escritor al que respeto por sus relatos) y que por cierto quiere recuperar ese espíritu aventurero de la cf “de antes”, con ciertas relaciones con los Sad Puppies. Cuando me llegó, me quedé estupefacto: la publicación de moda del género… ¡es un fanzine fotocopiado!

Sigo suscrito al Asimov’s. Cada vez tiene menos páginas. Lo han hecho un poquito más grande, para que quepan más letrujas. Sus editoriales inspiran ternura, por no decir pena. En el del número de febrero, el último que me ha llegado, la directora, Sheila Williams, dedica dos páginas a explicar su visita al Festival del Libro de Brooklyn. Repartieron mil revistas gratis. Un señor que pasaba renovó su suscripción (me limito a reproducir literalmente su comentario). Firmó ejemplares de la revista con un cuento suyo Tom Purdom, un autor de 79 años que publicó su última novela hace 34. En el interior de la revista, otro octogenario, Robert Silverberg, escribe un artículo sobre Wyman Guin, que murió hace 25 años y publicó sobre todo en los cincuenta.

En los tiempos en que yo dirigía Gigamesh y Alejo Cuervo acostumbraba a martillear con lo de “la ciencia ficción ha muerto”, se me atribuyó a mí esa misma afirmación. No, no lo pensaba entonces ni lo pienso ahora. La cuestión verdadera, a mi juicio, es que el género de la ciencia ficción se ha vuelto irrelevante, y que en la época de las revistas online y la creciente presencia de autores que no publican en editoriales especializadas, se ha quedado además obsoleto. Ojo, no sus temáticas: sólo el concepto de género que conocemos. Lo pensaba entonces y lo confirmo ahora. Mientras las temáticas de la cf interesan cada vez a más gente, el género literario en sí no le importa a casi nadie.

Y los premios Hugo, los más representativos de ese género, tampoco le importan a nadie más que a quien pueda sacar partido de ellos. Los Hugo no han muerto este año; Vox Day y sus secuaces se han limitado a mancillar su (a estas alturas) poco glorioso cadáver. La única opción es inventar algo nuevo. ¿Cómo? Me temo que precisamente yo soy de la vieja guardia y no lo sé. Además, el caso concreto de los Hugo no es sólo un problema de la cf, sino que comparte males con un escenario más complicado, el del adocenamiento de la democracia. Y ahí estamos viviendo (y vamos a vivir) problemas mucho peores que el que los fachas desmonten el Hugo.


Adenda de enlaces

Por Alfonso García

Aparte de los cuatro incluidos al inicio del texto de Julián, para conocer a esos escritores fachas hartos de verse marginados en los Hugos por las mujeres, los negros, los musulmanes y los rojos, recomiendo visitar a las tres marías de los Sad Puppies:

John C. Wright

Brad Torgensen

Larry Correia;

Son unos ejemplos porque no paran de hablar de lo mismo en sus blogs, machacando las mismas cuatro ideas una y otra vez, luciendo un victimismo enervante y un nivel intelectual deplorable, convirtiendo el debate en ruido.

Sobre el punto de vista de los liberales (lo que vendrían a ser posiciones de “izquierdas” en EE.UU), los consulting editors de Tor (Teresa y Patrick Nielsen Hayden  a la cabeza), las bestias negras de los Puppies, en el blog Making Light es interesante leer los comentarios del post del 4 de Abril sobre los finalistas de los premios Hugo

Por último, este post de Jason Sandford ilustra el problema central: la cf de los Hugos ni vende, ni interesa, ni es relevante. Y los premios de la popularidad sólo los votan dos mil personas, una cifra ridícula muy fácil de manipular si consigues reunir por internet unos cientos de personas para que voten tu lista. Cosa no tan difícil de lograr.

15 comentarios en “Los premios irrelevantes de un género obsoleto

  1. Aunque el diagnóstico de la mala salud de los premios Hugo es bastante acertado, creo que es un error confundirlo con la salud del género en general (y no estoy seguro de que no sea eso lo que hace Julián). Por un lado creo que desde editoriales más o menos especializadas (y ahora me refiero al panorama internacional) se están publicando novelas de ciencia ficción interesantes y relevantes: la primera que me viene a la cabeza, y seguramente no es ni la mejor ni la más reciente, es el Bête de Adam Roberts, por ejemplo. Otra cosa es que tengan un impacto más allá del lector habitual del género. Con ello no niego que sea importante y relevante saltar el muro del ghetto en el que el “fandom” se puede convertir, y de hecho para mí la novela de ciencia ficción en español del año (de 2014, al menos) es Iris, de Edmundo Paz Soldán, que salió en una editorial generalista. Desconozco si la novela hubiera funcionado mejor o peor, en cuanto a ventas, en una colección especializada, pero como lector me parece maravilloso que una editorial como Alfaguara (o, más recientemente, Anagrama) se abra a la ciencia ficción sin remilgos ni, que también los hay, disimulos.

    El tema del premio es distinto, es un submundo muy concreto con jugadores muy involucrados. La idea de que exista un premio popular me parece interesante e incluso importante, pero es evidente que conlleva el riesgo de que se pueda manipular y, también, de que popular y de calidad no coincidan. Es evidente, también, que si los índices de participación caen por debajo de un nivel X también lo hace la presunta relevancia del premio. Supongo que el premio Hugo significa algo diferente para todos los participantes, ya sea como posibles candidatos a un premio o como votantes. En cualquier caso, mi impresión es que el fandom es fundamentalmente conservador (a nivel estético, me refiero), en el mundo y en España, y lo mismo pasa con los premios que se organizan desde él.

    Si me tengo que casar con un premio me caso con los Kitschies.

  2. Por supuesto, el intragénero, por llamarlo de algún modo, sigue funcionando igual que lo hizo en los 80 años anteriores. Sus premios, sus autores, sus aficionados. Lo que me pregunto (a lo que apunta Julián) es qué utilidad tiene a estas alturas ese intragénero absolutamente desfasado. Como lector de ciencia ficción, ¿de qué me valen revistas y premios que no tienen en cuenta la multitud de libros de ciencia ficción que se están escribiendo por parte de autores generalistas? No me interesa en absoluto un género (en realidad, digámoslo directamente, un fandom; porque el intramuro de toda la vida es el fandom) que censura una parte importantísima (de hecho, la más interesante a mi modo personal de verlo) del producto literario que etiqueta. Chabon gana un Hugo porque es un tipo que se codea con el fandom; La carretera, la novela más importante de la cf en las últimas décadas, ni siquiera es nominada.
    Incluso se podría decir que, en ese orden de cosas, el fandom (o el intragénero) lleva una década constituyéndose en el principal enemigo del propio género, el que le impide crecer. Pero bueno, siempre ha sido así, ¿no? Uno recuerda las batallitas del pasado y siempre se ha tratado de lo mismo, aquellos que prefieren ser cabeza de ratón que cola de león. Pero, y he aquí el problema, no solo ellos, como aficionados: quieren que también lo sea el género literario. Su visión se extiende hasta el producto en sí.
    Julián da en el clavo: ¿hace falta realmente, después de la aceptación general de la ciencia ficción, el mundillo de la ciencia ficción? Yo creo que sí, pero desde luego con un nuevo orden. Tanto los premios como las revistas de toda la vida empiezan a transformarse en lastre.

  3. “No me interesa en absoluto un género (en realidad, digámoslo directamente, un fandom; porque el intramuro de toda la vida es el fandom) ”

    Yo creo que la clave es esto que dices, Kaplan.

    En cambio esto otro:

    “¿hace falta realmente, después de la aceptación general de la ciencia ficción, el mundillo de la ciencia ficción? ”

    Me genera más dudas, porque no sé si “hacer falta” es el concepto. Hasta donde yo entiendo, el fandom se autoorganiza de forma espontánea. Estoy seguro que hay alguna ley de la termodinámica o de la psicohistoria que lo explica. Creo que la diferencia con el fandom “histórico”, cómo yo lo imagino, es que ahora se ha fragmentado muchísimo y lo que hay son fandomillos que chocan más o menos.

    Hacer falta no sé, pero yo me divierto mucho con ello y no lo digo con segundas ni en plan “me divierto mucho con esos pringaos”, si no que me divierto mucho participando en ello. Participando, claro está, de determinada manera.

  4. Como digo, yo creo que sí es necesario y saludable, pero desde luego, no con la morfología de cómo ha sido durante el siglo XX. Como casi todo, se ha quedado obsoleto, y tal como está, con esos premios, con esa ceguera crítica que mira solo a lo de dentro, etc, etc., me parece incluso perjudicial.

    • El fándom siempre ha sido necesario, Kaplan. No sé si conoces un libro cojonudo donde se analiza (entre otros libros no tan cojonudos): “Fans, blogueros y videojuegos”, de Henry Jenkins. Creo que acierta bastante en el análisis.

      Pero vuelvo a estar de acuerdo en que el problema endémido que tenía de no saber mirar afuera, que tanto daño hizo a la cf en España, se ha vuelto más fuerte aún, incluso en Anglosajonia, por lo que veo.

  5. Aunque hay algunas apreciaciones que no comparto, estoy de acuerdo en lo esencial con el artículo de Julián. En concreto, sobre la necesidad de poner sobre la mesa la cuestión de que estamos ante un cambio de modelo y de escenario en lo que respecta a la ciencia ficción, y su percepción social. También estoy bastante de acuerdo con la exposición de Kaplan, salvo algunos matices, pero de nuevo, lo importante es adquirir una perspectiva general sobre la cuestión. Y en lo que respecta al análisis fundamental estoy de acuerdo.

    Y estoy completamente de acuerdo con Miquel en que el fandom es conservador en sus fondos y formas de afrontar estas cuestiones.
    Quizá no lo estoy tanto sobre las dimensiones en las cuales de desarrolla ese cambio de modelo. Pues si bien hay por una parte una normalización literaria, por parte de público y crítica, y nuevas vías de expresión (con todas las limitaciones que tienen) como la literatura juvenila sobre la que se hablado aquí, también es cierto que hay otra dinámica. Aquella que afronta la ambientación y las temáticas de ciencia ficción como un aspecto del universo del entretenimiento. El nuevo fandom, si es que podemos llamarlo así, no es consciente de sí mismo y se mueve en las convenciones lúdicas (un ejemplo que me viene a la cabeza es la CometCon de Oviedo) donde videojuegos, rol y gente disfrazada de Star Wars van de la mano. Pero a diferencia de lo que antes pasaba, ese tipo de eventos son visitados por público general, y hay una mayor aceptación y comprensió de ello.

    Esto me plantea una serie de interrogantes sobre cuál habría de ser el nuevo modelo con el que presentar unos premios a la producción de ciencia ficción (literaria, audiovisual, etc), pero desde luego no tengo las respuestas. Aunque creo que es necesario un toque de atención sobre la mesa.

    • Interesante, sí. Ahora encuentro menos conferencias y mesas redondas interesantes en los programas que antes, pero quizás un público mucho más variado en ciertos eventos. Son ciclos, claro, pero no estaría mal darle un poco de vidilla. Como a todo, siempre hay que pedirle más.

      Seguro que hay peña joven que sigue con ganas de mejorar el fándom y que puede hacer algo en ese sentido, aunque temo que el nivel general del fándom de cf en España ha bajado mucho, mucho. A ver si surgen nuevos impulsos.

    • Totalmente de acuerdo con esto, lo has clavado, la normalización de la cf es lo que ha dejado a los Hugos caducos y al fandom “de toda la vida”, anémico.

      Porque siempre va a haber gente que busque a otras personas afines a sus aficiones para hablar de ellas, intercambiar opiniones, discutir, pelearse, montar bandos, empezar guerras, arrancarse la cabeza… Lo que ocurre es, como bien dice José Manuel, la cf “popular” se está integrando en el mundo más amplio del entretenimiento (el cine, los tebeos, los videojuegos, la televisión) y la cf “literaria” será leída por gente que no sólo lee cf, si no que integrará el género en su dieta de lecturas como otro elemento más, no el único. A mí me parece un cambio positivo porque el concepto de ghetto desaparecerá, desaparecerá esa conciencia de “lector de cf”, pero veremos que sale de ello.

  6. Pingback: Proteccionismo yankee | Alfons Mallol Garcia

  7. No se supone que el lector de ciencia ficción tiene que estar siempre un paso por delante en busca de las novedades de la ciencia y de la sociedad, de los avances tecnologicos y mentales que puede sufrir la humanidad en el futuro?

    Acaso la ciencia ficción no especulo acerca del cambio climatico, del hundimiento de los grandes bloques politicos, de las inteligencias artificales, de las megacorporaciones, de la conquista del espacio, del transhumanismo,…. ¿que ha poasado con todo esto? ¿Hemos de quedarnos solo en novelas ligeras de Space Opera o en simples comedietas? ¿Ya esta todo inventado? En fin quiero decir que
    los Hugo hace tiempo que perdieron el prestigio que supongo que todos desearimos que tuviese y no solo en los ultimos años esta dejando mucho que desear sino ya en la decada pasada, recopilemos un poco: Harry Potter, que tendra sus cosas buenas pero ni es ciencia ficción ni es una buena novela, Paladin de Almas, otra que tal baila, Jonathan Strange & El Señor Norrell, que no esta mal pero que es una novela de magia, American Gods, novelilla de Neil Gaiman (mas bien realtos sueltos con un nexo comun). Vamos de los ultimos diez años lo unico que realmente me ha asombrado es Spin, de Robert Wilson, y me falta la Chica Mecanica por leer, pero tengo mis dudas. Y que no ese en esta lista Embasytown de China Mieville es para dar el premio por perdido.

    Joder, que no digo que la ciencia ficción tenga que ser arida y dificil de leer, pero si que te tiene que hacer pensar, te tiene que sorprender y a veces incluso te tiene que dejar con mal cuerpo. Por ejemplo en varios de los relatos la recopilación de Tiempo Profundo publicada no hace mucho por Alamut se consigue este objetivo, y eso ya es algo aunque despues en el gusto de cada uno ya entra si le gusta ese estilo o no.

  8. El análisis es correcto. Voy más allá y le añado un corolario: es que los Hugo y los Ignotus son premios populares, una categoría donde también se incardinan cosas como Operación Triunfo o Gran Hermano. Sólo una afirmación discuto: “La única opción es inventar algo nuevo. ¿Cómo? Me temo que precisamente yo soy de la vieja guardia y no lo sé.”. Es un error pensar en alguien como de la “vieja guardia”. La gente no es ni nueva ni vieja, lo único nuevo y viejo son las ideas.

  9. Me quito el sombrero ante tu blog y los artículos que he leído, te lo curras mucho. Por cierto, yo también fui habitante de Cyberdark (Nil era mi nick).

    Aunque no esté demasiado de acuerdo en este articulo, en un momento dado dices: “La cuestión verdadera, a mi juicio, es que el género de la ciencia ficción se ha vuelto irrelevante”, discrepo. En este momento hay mucho mas contenido -escrito, audiovisual- que nunca antes. Quizás cuando dices “irrelevante” te refieres a que hay mucha “intromisión” por parte de autores que no son del fandom, lo cual, a mi juicio es muy positivo, por que como bien dices, ya “huele” tanto lobby de amiguetes en los círculos clásicos.

    Lo de los premios, revistas, asociaciones, siempre será igual. Ahi donde se reúnen un grupo de personas surge la política. Es inevitable que al cabo del tiempo un grupo de personas afines se haga con el control y otro grupo mas numeroso les ronde. Supongo que todo se reduce en buscar “tu grupo” aunque no sea el más numeroso, ni el más prestigioso, pero por lo menos, estarás a gusto. Al menos por un tiempo 😉

  10. Dejando de lado las críticas a los supremacistas blancos, la facilidad de influir con pocos votos y el agasajo a los autores locales (con los que estoy de acuerdo) , el artículo se inviste de un espíritu pijo-intelectual que asusta.
    ¡Por dios! ¡Por Dios! Parece ser que lo único peor que leer a Vorkosigan y disfrutarlo sea decirlo públicamente .

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