Hace un par de meses escribía por aquí sobre Umbría, una región ficticia creada por César Mallorquí, Elia Barceló, Armando Boix y Julián Díez para situar varias de sus historias. Da la casualidad que otra Umbría también es un lugar narrativo importante en la obra de otro escritor español: Santiago Eximeno. A lo largo de la última década ha escrito una serie de relatos alrededor de una abominable región imaginaria con ese mismo nombre; un purgatorio que se cruza en la trayectoria de personajes quebrados por dramas ocultos, puestos de manifiesto y acentuados por su influencia. En sus manos, Umbría funciona como un catalizador de su sufrimiento, con unas cualidades ciertamente tortuosas.
Este volumen recoge (supongo) todas esas historias, entre las cuales figuran varias ya publicadas en antologías como Paura, Artifex o su colección Bebés jugando con cuchillos. En su mayoría están protagonizadas por personajes con familias rotas o en el punto de ruptura: maridos que han discutido con sus parejas de manera violenta, se acaban de separar de ellas o las han perdido traumáticamente; padres alejados de sus hijos por disputas e incapaces de reconciliarse. Sus relaciones han sucumbido a la erosión del tiempo, un desgaste que ha producido una serie de heridas amplificadas cuando Umbría o sus pobladores aparecen ante ellos. En este sentido, Umbría me ha supuesto un amargo contrapunto a la reciente lectura de La hormiga que quiso ser astronauta, de Félix J. Palma; todo lo que con el tiempo amenaza una relación y aterra a su protagonista (¡y a quién no!).
El relato más representativo vendría a ser “Escombros”, la historia de cómo un padre se ve obligado a visitar sin sus hijos un antiguo refugio perdido en las montañas. A lo largo del recorrido se produce un derrumbe y todos los visitantes quedan enterrados a merced de unas criaturas cuyo efecto sobre el padre se verá más adelante en la forma de una metamorfosis. Un proceso de transformación durante el cual se destila y se desencadena su putrefacción interior culminado con un final trágico, a la postre una suerte de nuevo comienzo. Desde un punto de vista formal, “Escombros” es una muestra de cómo Eximeno se adapta a estas historias más primarias, donde el hastío, la desidia y el desamor dan paso a una violencia esencialmente física, desagradable, incómoda, cuando no a unos sentimientos tan perversos como los finales de los dos primeros relatos: “Lambodas” y “Lo más dulce”.
Sin embargo la historia “corazón” de la colección es “Umbría”; prácticamente en su integridad transcurre dentro de esa región y describe su paisaje y sus criaturas mediante un recién llegado. Es en él cuando más conscientes somos del vacío interior de sus habitantes, actuales o potenciales. Cómo tras la apatía y la indiferencia, el dolor y el sufrimiento alimentan sus respectivas metamorfosis.
En contraste, “Llamada pérdida” es un relato con un registro más íntimo, más centrado en evocar los sentimientos de su protagonista: un marido entrado en años que acaba de perder a su mujer y añora los momentos vividos junto a ella, especialmente los que ha olvidado por el paso del tiempo. Mientras parece preso de la melancolía, surge el enfriamiento de su relación tras la llegada del primer hijo, y un pasado olvidado redescubierto gracias a una vieja foto escondida en el vestido de boda de su mujer. Ahí llega el contacto con Umbría, que cae sobre él en todo su angustioso esplendor.
Umbría es un libro breve, pero no conviene leer los relatos, tal y como lo he hecho, en tres o cuatro días. Por su iteración de esquemas e ideas quizás sea mejor espaciarlos durante un tiempo más dilatado. En esos temas comunes con diverso peso a lo largo de cada pieza radica el poder obsesivo de estas historias, conectadas entre sí por un mismo escenario y algunos personajes que aparecen en varias de ellas. Historias cuya forma está, por cierto, resumida en “Noria: Un fragmento”
– Vamos, compórtate de una vez. Te espera la noria -dijo el niño
– ¿La noria? ¿Por qué? – balbuceó Ricardo
– ¿Por qué no? No todas las historias son lógicas. No todas las historias deben tener un principio y un final, Ricardo. Algunas son simples fragmentos de vida. no le pidas más a tu existencia. Estás aquí y ahora, y necesitamos un maquinista para la noria.
¿Alguien se atreve a dar unas vueltas en la noria de Umbría? Su precio es el riesgo de ser un poco más consciente de lo cerca que se puede estar del punto de ruptura. O del de no retorno.
Umbría (El humo del escritor, 2013)
Rústica. 198 pp. 15.50 €
Ficha en La web de la editorial