The Time of my Life, de Hadley Freeman

The Time of my LifeEntender por qué se explota la nostalgia por la cultura popular de los 70 y los 80 no es física avanzada. Quienes vivimos nuestra infancia y/o adolescencia durante aquellos años formamos una de las bases más extensas de la pirámide de consumo y, desde múltiples flancos, nos aprietan con la añoranza de aquel periodo. La necesidad de retomar el contacto con la juventud perdida es el caldo de cultivo perfecto para todo tipo de artículos destinados a parasitar fantasías insatisfechas o alimentar el deseo de retornar a esa Arcadia perdida. Entre la inagotable cornucopia de productos comienzan a proliferar estudios más o menos convincentes con el propósito de validar aquellos años. Recalibran las películas, novelas, cómics con los que se crió una generación y buscan la manera de situarlos a la par, sino por encima, del material que nutrió a las generaciones anteriores o posteriores. Esa es la idea inicial de The Time of my Life, un ensayo de Hadley Freeman sobre el mundo del cine comercial estadounidense de los 80.

En cada uno de sus diez capítulos Freeman analiza una película icónica y la repasa centrándose en una idea central; el motivo por el cual considera que debe ser tenida como una obra única. La causa que la hace no sólo merecedora a su rescate sino que la convierte en paradigma de un enfoque extendido durante los años 80 en las producciones de Hollywood, ahora desaparecido. En esa mirada participa de lo que Carl Wilson defendía al final de Música de mierda: escribir desde la propia narrativa personal. Freeman vio la mayor parte de las películas de las que habla durante su adolescencia a finales de esa década o comienzos de los 90. Su vínculo con esas historias, personajes y creadores es evidente y así se preocupa de exponerlo página sí, página también.

Su primer sujeto de estudio es el más destacado de todo The Time of my Life, quizás por eso ocupa una posición de preeminencia. Freeman se la juega con una elección que nadie esperaría ver reivindicado: Dirty Dancing. Un largometraje en el mejor de los casos recordado como un drama romántico menor con numeritos de baile. Y sale bien parada. Construye su caso a partir de un tema escondido detrás de las tramas por las que suele ser recordada: el embarazo y posterior aborto al que se somete la pareja de baile de Patrick Swayze. Ese hilo argumental, junto a la lucha de la protagonista, Baby, por hacer lo correcto frente a la presión del ambiente, permiten analizar Dirty Dancing bajo una luz diferente. Sigue siendo un drama romántico menor con numeritos de baile pero depara una trama comprometida donde el personaje femenino de referencia se comporta de una manera no sólo diferente a la que uno podría esperar en un film comercial, sino con una mentalidad mucho más abierta que la de otros equiparables que han tratado el tema del aborto durante la última década. Caso de Juno, a los ojos de Freeman una aproximación bastante conservadora, caballo de Troya de los valores dominantes en el Hollywood del siglo XXI.

Hadley FreemanPara sostener sus ideas analiza someramente el guión, el proceso de producción y la recepción de la película. En la medida de sus posibilidades Freeman conversa con guionistas, productores, actores… e intercala sus palabras en su narrativa, sirviéndose de sus declaraciones para exponer y reforzar sus argumentos. En esto el discurso muestra una cierta pobreza: nadie le lleva la contraria. Incluso cuando hay un conato Freeman impone su posición. Así pasa con Ellen Page, la intérprete de Juno.

La princesa prometida y los diversos tipos de amor, Los cazafantasmas y la amistad, Magnolias de acero y su heterogéneo universo femenino, Regreso al futuro y la importancia de las madres y padres, el ascenso de la figura de Eddie Murphy y su importancia para impulsar la integración de la comunidad afroamericana en el mundo del cine y la televisión, son otros ejemplos a partir de los cuales Freeman construye su homenaje. Y en todos ellos conserva sus señas de identidad: expone su implicación emocional, mantiene un discurso fresco y desenfadado, incide en cómo aquel acercamiento característico ha sucumbido ante un giro reaccionario hacia valores más uniformes, dentro de la zona de confort del gran público. Su visión se establece de manera aseada excepto en el capítulo dedicado a John Hughes, demasiado centrado en su figura y poco en la película que debe tratar, Todo en un día. Quizás porque la tesis central, la rigidez de las clases sociales y el daño que hacen, tampoco tienen mucho recorrido en el título seleccionado.

The Time of my Life es sobre todo una experiencia personal contada sin ocultar su base subjetiva. Un declarado tributo a una época que se fue para no volver. Puede que a Freeman se le vea el plumero al situar bajo el foco obras que se ajustan a sus tesis mientras olvida las decenas de contraejemplos que se la pueden poner. Pero su voz es honesta, en ocasiones sabe ser incisiva y divertida, y acierta a enlazar sus argumentos para establecer un hilo conductor. He pasado buenos momentos durante su lectura. En parte porque, también, me ha hecho regresar durante unos días a aquella Arcadia llena de recuerdos.

The Time of my Life, de Hadley Freeman (Blackie Books, 2016)
Life Moves Pretty Fast (2015)
Trad. Zulema Couso
328 pp. Tapa Dura. 19,90€
Ficha en la web de la editorial

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