Carne y Hueso, de Santiago Eximeno

Carne y HuesoMe ha sorprendido esta novela corta de Santiago Eximeno. Acostumbrado a su puesta en escena costumbrista, sutil o salvajemente puesta de vuelta y media por la irrupción de lo fantástico, en Carne y hueso eleva la apuesta. Sin traicionar esta base, en Carne y hueso arrebata al lector cualquier familiaridad con el escenario y lo planta en otro mundo, una ciudad donde todas las estructuras parecen tener una base biológica próxima a los vertebrados. Como adelanta el título, los elementos constructivos en los que habitan los personajes están hechos de carne y hueso, y todo el lenguaje que utiliza el narrador para describirlos y relatar su existencia entre ellos abunda en esta naturaleza orgánica. Las paredes sanas laten y dejan sentir su vida, los elementos con desperfectos se muestran corroídos por alguna enfermedad que los deteriora, las partes ruinosas exhiben una putrefacción que se antoja imposible de revertir… Y esta base también se observa en un modo de vida repleto de situaciones extrañas pero, a la vez, enormemente familiar por las semejanzas con nuestra experiencia.

En las primeras líneas, su narrador incide en su tormento por la aparición de una estructura tumoral junto a la bañera

Una masa de carne ennegrecida, corrupta, que trepaba por la epidermis de la pared enroscada alrededor de las tuberías intestinales.

Este salto a una realidad donde la anatomía de los edificios tiene algo de análisis forense, encuadra el testimonio de una persona según experimenta sus problemas en un día cotidiano. Como marido de una mujer embarazada que se encuentra indispuesta, como ciudadano de una urbe aquejada por una crisis sistémica y como miembro de los Carne, una clase trabajadora separada de una elite, los Hueso, segregada en otra parte de la ciudad y con la cual los Carne apenas tienen contacto en una serie de zonas tampón.

Santiago EximenoCarne y Hueso se divide en dos partes. En la primera Eximeno aborda un recorrido por la ciudad hasta el lugar donde el narrador desempeña su labor. Es un relato profundamente descriptivo durante el cual se establecen el escenario y la atmósfera: una ansiedad omnipresente ante el quebranto del tejido social. Así se evidencia en la descomposición en la materia física de los espacios que atraviesa y en el espectáculo en el cual participa: un diálogo interpretado ante los Hueso. Esta representación establece el primer punto de giro en el sentido que reafirma la relación entre ambas clases y la carcoma que ha destruido la humanidad del sistema. En un momento dado, de una manera demasiado enfática pero sin duda elocuente. Un paso hacia el descenso final del personaje a un infierno personal; la manifestación de lo que aguarda al resto de los Carne en su manera de aceptar el lugar que ahora mismo tienen en el mundo.

El tono, la voz y el vocabulario al establecer el discurso son tan incisivos como la precisión a la hora de plasmar el argumento. Hay una economía narrativa que acentúa la contundencia del texto. Tal y como ocurría con los relatos recogidos en Umbría, aunque aquí eliminando la transición entre mundos. Una decisión que ahonda la angustia ante la distopía que atenaza al narrador, en una línea en la cual Eximeno lleva 20 años trabajando sin perder capacidad de sorpresa en su diálogo íntimo con su lector.

Hay que agradecer a El Transbordador la decisión de lanzar el premio de novela corta que nos ha hecho llegar Carne y Hueso, y al jurado que decidió otorgarle el galardón. Es una demostración de la pertinencia tanto del certamen como de la editorial. Lástima que el cierre anunciado por El Transbordador en julio haya dado al traste con una iniciativa donde podían emerger textos tan oportunos como este.

Carne y Hueso (Ediciones El Transbordador, col. Premio El Proceso, 2021)
Bolsillo. 122pp. 14,25€
Ficha en la web de la editorial

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