Store of the Worlds. The Stories of Robert Sheckley, selección de Alex Abramovich y Jonathan Lethem

Store of the WorldsTodo lo que rodeó la muerte de Robert Sheckley en 2005, desde su convalecencia durante una visita a Ucrania y la campaña de recogida de dinero para pagar las facturas de su hospitalización, fue una manifestación de la precariedad cotidiana para una mayoría silenciosa de creadores, más en países sin asistencia sanitaria universal. También sirvió de recordatorio sobre las dificultades para algunos maestros del relato de la ciencia ficción en un mundo en el cual este formato prácticamente ya sólo aporta prestigio.

Sheckley todavía es “afortunado” en traducciones al castellano. Tras su fallecimiento se han recuperado en España dos de sus libros. Bibliópolis reunió una de sus novelas, Los viajes de Joenes, junto con una antología de relatos hasta entonces inédita: Store of Infinity; un puñado de narraciones de finales de la década de los 50, el período más fértil y memorable de su trayectoria profesional. Además la difunta colección de RBA volvió a traducir Trueque mental, una novela menor, recordatorio de algunas de la virtudes y la mayoría de los defectos de su quehacer como novelista. Sin embargo un volumen recopilando sus mejores relatos ha quedado fuera de la ecuación, seguramente por la escasa atención concitada por ambos títulos. Si se tiene una cierta soltura en el inglés, Store of the Worlds sería el libro más adecuado para acercarse a esa ficción breve. Un catálogo de la talla de Sheckley como creador, viva demostración de por qué su nombre continúa siendo inexcusable no sólo a la hora de hablar del relato de ciencia ficción.

Más del 75% de la selección llevada a cabo por Alex Abramovich y Jonathan Lethem proviene de los 50, un período fecundo en la historia de la ciencia ficción gracias al boom en el mercado de las revistas, donde a los títulos tradicionales se sumaron nuevas cabeceras en una burbuja que terminó explotando al final de la década. Fueron años de enorme actividad en los que un puñado de escritores iniciaron sus carreras (Dick, Matheson, Silverberg, Ellison…) y afianzaron una serie de temas recurrentes para el género. Algunas de las mejores piezas incluidas en Store of the Worlds se acercan al primer contacto y la invasión sutil (“Specialist”/”El especialista”), la sobrepoblación y el agotamiento de recursos (“Paradise II”/”Paraíso II”), la tecnología que escapa al control de los creadores, en la línea de Los humanoides de Williamson o Más verde de lo que creéis de Moore (“Watchbird”/”El pájaro vigía”), y así un largo etcétera.

Desconocía el relato que los antólogos utilizan para nombrar la selección. Además de lo sugerente de su título, “The Store of the Worlds”/”La tienda de los mundos” es un descomunal cuento postapocalíptico. Lejos de conformarse con alertar sobre la amenaza nuclear, Sheckley indaga en las contradicciones de la vida de los suburbios convirtiendo en un deseo lo que, habitualmente, se presenta como opresivo: la devastadora rutina cotidiana de cada día. Esta noción subversiva, asimismo, se introduce con ingenio al esconder hasta el final el lugar narrativo con un efectivo ardid. Si esto no fuera suficiente, “The Store of the Worlds” caracteriza gran parte de lo que hizo a Sheckley un titán: la sencillez en la construcción de la historia frente a la complejidad en el retrato de ideas y sentimientos; cómo aborda temas tradicionales y los conecta con otro tipo de inquietudes; el siempre afilado y certero giro final; el profundo pesimismo de su visión y cómo era capaz de moldearlo en el sacapuntas de su ironía; el escaso peso de los aspectos científicos o ingenieriles, lo que explica que la mayor parte de relatos provengan de Galaxy o The Magazine of Fantasy and Science Fiction (con tres o cuatro cuentos de Playboy, la revista que mejor pagaba).

Los viajes de JoenesOtro cuento sobresaliente es “Warm”/”La voz”, la recurrente pieza solipsista de la época, sutil al sugerir los trastornos de su protagonista y con una estructura circular perfecta. Hay historias de viajes en el tiempo y pillos que quieren enriquecerse a su costa (“Double Indemnity”/”Doble indemnización”); sobre la estupidez de la guerra y las manipulaciones a las que se ven sometidos los soldados (“If the Red Slayer”/”Si el verdugo rojo piensa”); ácidas visiones de las frustraciones masculinas cuando sus soñadas historias de amor naufragan (“Pilgrimage to Earth”/”Peregrinación a la Tierra”). El relativismo cultural es reducido al absurdo con despiadada saña en “The Monsters”/”Los monstruos” mientras que el hombre engreído cuyas fantasías de poder excavan su tumba emerge en varios relatos, en ninguno como en “The Seventh Victim”/”La séptima víctima”. Sin embargo quizás el aspecto más reiterado y burlado por las ficciones de Store of the Worlds sea la ambición, la soberbia, el espíritu de conquista del gran hombre blanco. La gasolina que alimentaba la ciencia ficción pulp queda ridiculizada bajo la mala leche de un maestro en estado de gracia.

El desprecio por los habitantes de ese planeta recién descubierto pocas veces se han sublimado como en “The Native Problem”/”Problemas con los nativos”; el desdén de los pioneros por el peligro de lo desconocido queda elocuentemente retratado en “A Wind is Rising”/”El viento”; la arrogancia de quien cree que puede engañar a sus interlocutores y termina enfrentado a su vanidad es la base de “Shall We Have a Little Talk”/”¿Podemos charlar un rato?”. Éste último es, también, un pequeño aviso de cómo el talento de Sheckley, esa certera comunión entre idea y narración, su concisión, perdían efectividad ante la reiteración por el simple hecho de enhebrar un gag o una escena más, o simplemente estirarlos, una vez agotado el aire fresco. Una circunstancia evidente en sus novelas y que aquí se puede observar en un par de relatos “tardíos”.

La mayor parte de la selección fue traducida en las tres colecciones clásicas publicadas por Nebulae Segunda Época: Ciudadano del espacio, Paraíso II y La séptima víctima. Apenas se notan dos omisiones incomprensibles: “Ciudadano del espacio” y “Un pasaje a Tranai”. A pesar de estas ausencias, Store of the Worlds funciona como un muestrario imprescindible para entender por qué Sheckley es tenido como un maestro del cuento, dentro y fuera de los muros del ghetto de la ciencia ficción. Mientras, en España, apenas queda refugiarse en Los viajes de Joenes y los cuentos que atesora… mientras Bibliópolis/Alamut/Artifex/Cyberdark lo mantenga en catálogo. La recompensa merece el riesgo.

Store of the Worlds, de Robert Sheckley. Selección de Alex Abramovich y Jonathan Lethem
NYRB Classics, 2012
406 págs. Bolsillo. $17,95

2 comentarios en “Store of the Worlds. The Stories of Robert Sheckley, selección de Alex Abramovich y Jonathan Lethem

  1. Estupenda reseña de un libro estupendo. En mi blog podéis leer la traducción de uno de los cuentos tardíos de la colección, “¡Menudas cosas hace la gente!” (“Is that what people do?”). No es ni de lejos el mejor de los relatos de este volumen (qué buenos son “La tienda de los mundos” o “Los monstruos”, por citar solo un par), pero lo escogí porque es el que más me gustaba de los que había leído y continuaban inéditos en español. Ojalá alguien se animase a traducir este libro o al menos alguna otra colección de Sheckley.

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