En su podcast Problema en Tritón, mientras hablaba sobre El pescador, de John Langan, Juanma Morón se reconocía como turista en el género de terror. La expresión resume mi propia relación con este tipo de historias, cada año más presentes en mi dieta pero ante las cuales no siento que, a la hora de escribir sobre ellas, tenga el bagaje del que dispongo sobre la ciencia ficción y la fantasía. De ahí emana que me resulte más sencillo sorprenderme/quedar impactado ante lo que me encuentro en sus páginas. Incluso cuando, como en Acércate, cuenten algo tan aparentemente manido como una posesión.
Sara Gran se imbuye en los recuerdos de Amanda, una arquitecta de cierto éxito felizmente casada con Ed, para narrar una caída en un infierno vital empujada por una hermosa mujer que se le presenta en sueños. Desde una playa junto a un mar rojo sangre, esta figura empieza a hacerse notar en su vida a través de situaciones que podrían tener otra causa. Alguien deja sobre la mesa de su jefe unos planos que no se corresponden con los que ha estado trabajando. Comienza a oír un ruido molesto en su apartamento, que se acrecienta cuando Ed no está presente. Tras una convivencia más o menos placentera, el matrimonio inicia discusiones por los motivos más triviales. Estas son apenas algunas de las cuestiones que aparecen antes de la página 40 (y la novela ha empezado en la 20, después de una introducción de Mariana Enríquez). Un anticipo del pandemonium a punto de liberarse sobre Amanda.
Acércate se despliega alrededor de las situaciones mínimamente relevantes de la nueva vida de Amanda. Dado que es ella quien cuenta las cosas, y a que tiene ocasionales (y oportunas) lagunas, se establece un misterio a partir de las motivaciones detrás de su comportamiento, su posible implicación y el curso de los acontecimientos que unidos a la precisión en el relato dotan a la lectura de un ritmo sostenido. Los libros más breves suelo leerlos en el tren, de camino al trabajo, y en este caso hubiera deseado que el trayecto fuera más largo para leer un capítulo más, ahondar un rato más en el proceso de desmontaje de Amanda.
Las manifestaciones de ese ser ajeno se realimentan con la vida cotidiana para jugar con el desgaste del vínculo con Ed, cuando del enamoramiento se pasa a la rutina. También se hacen evidentes las tensiones de un trabajo donde la asunción de nuevas responsabilidades vienen aparejadas con jornadas extenuantes y los inevitables duelos de poder con los compañeros. Ahí está la insatisfacción con una existencia muchas veces desprovista de recompensas, novedades, ilusión… Sara Gran entreteje un armazón enfermizo, un toma y daca donde el deseo de Amanda por ser ella misma se estampa contra una cotidianidad llena de límites en una espiral donde la opresión llega de lograr sus anhelos. Esta elaboración, con ecos continuos de las erosiones de nuestro tiempo, hace crecer una novela que escapa a la fórmula y el encasillamiento de mensajes unívocos.
También es interesante el hecho de que la posesión venga por parte de un ente femenino, algo sobre lo que Mariana Enríquez discute en un prólogo que se realimenta con la obra como pocas veces ocurre. Lo que unido a la certera traducción de María Pérez de San Román y la habitual edición de la casa, hace que los 22 euros que cuesta duelan menos. Por libros así merece la pena pagarlos.
Acércate, de Sara Gran (La Biblioteca de Carfax, 2023)
Come Closer (2003)
Traducción de María Pérez de San Román
210pp. Rústica. 22,50 €
Ficha en la Tercera Fundación