Reina del crimen, de Megan Abbott

Reina del crimenNo abundan traducciones de novelas criminales norteamericanas protagonizadas por personajes femeninos. Aunque existen contraejemplos, su bajo-mundo parece reservado a machos alfa y/o perdedores con diversos grados de testiculina, en no pocas ocasiones compartiendo páginas con uno de los clichés más arraigados: la femme fatale. Dispuestos a zarandear el tópico, en su clausurada colección de literatura popular junto a Valdemar, Es Pop publicó tres novelas escritas y protagonizadas por mujeres: A la cara, de Christa Faust, Poesía cruel, de Vicky Hendricks, y esta Reina del crimen, de Megan Abbott. La idea era poner en circulación una serie de escritoras olvidadas por las grandes colecciones y, a la vez, ofrecer un punto de vista fresco y novedoso, alejado de los estereotipos en un género a veces excesivamente entregado a ellos.

Es curioso que esta reseña aparezca justo después de la de Alif el Invisible; la historia de Reina del crimen es otro bildungsroman con toques (tardo)juveniles. Su narradora relata su iniciación en el mundillo del hampa de la mano de una superviviente de la época dorada de la mafia de los años 30 y 40: Gloria Denton, la reina del título. En su confesión hay fascinación por el oropel del dinero fácil y los garitos de la aristocracia del crimen, pero también se respira el peligro de quien juega con fuego y al arrepentimiento de quien se introduce en un callejón sin salida.

Su relato fluye con naturalidad, aunque he atravesado una fase de “distanciamiento” cuando pierde las trancas por un truhán de esos que cualquiera vería venir a kilómetros en condiciones de visibilidad nulas; una femme fatale con cuerpo de hombre al que solo le falta su minifalda y un lunar en la mejilla. Abbott emplea un cuarto de novela para narrar cómo cae en sus brazos, con demasiadas alusiones a los errores que cometerá y sus consecuentes remordimientos. Es un fragmento que parece entresacado de la adolescencia de una novicia, escrito con la madurez que dan unas cuantas décadas con los hábitos a cuestas. Sin embargo ese candor es necesario como manifestación de los últimos destellos de una inocencia menguante en proceso de transformación; una metamorfosis que se consuma tras su ruptura con la figura protectora de Denton.

El enfrentamiento entre ambas llega en las cien últimas páginas, las más satisfactorias por cómo se desarrolla la espiral de hostilidades entre la pupila y su antigua guía. Una disputa surgida de la desconfianza, la sospecha y el resentimiento, donde no queda del todo claro hasta qué punto la suspicacia de la narradora tiene base y se combate hasta las últimas consecuencias. Es aquí donde el concienzudo trabajo de Abbott se hace más evidente cuando en su conflicto se vislumbran la tensión generacional entre la vieja y la nueva guardia, la sutil atracción de la reina hacia su heredera, y el desengaño cuando la obtusa realidad se ha llevado por delante el deseo.

Reina del crimen me produce sensaciones encontradas. Es interesante por cómo introduce el punto de vista femenino en los arquetipos de las historias criminales de los años 50. Sorprende su depuración narrativa y la sólida construcción de sus dos protagonistas. Sin embargo, si se busca un relato criminal gobernado por el argumento, aquí no hay demasiada sustancia. También, es el típico ejemplo que en un mercado editorial como el americano, con libros en este formato más baratos, se puede recomendar sin pudor. Pero en España, a 18 euros el ejemplar, se me hace un tanto cuesta arriba. Para las pequeñas editoriales con serios problemas para exhibir sus libros en los puntos de venta no hay mucha opción en este tema, pero así están las cosas.

Reina del crimen (Valdemar / Es Pop Narrativa, 2011)
Queenpin (2007)
Traducción: Óscar Palmer Yañez
Rústica. 232pp. 18 €
Ficha en la web de la editorial

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