Este es el primer libro en papel de Aliette de Bodard publicado en España. Hasta hoy apenas contábamos con los dos editados en formato digital por Fata Libelli allá por 2014: la colección de relatos El ciclo de Xuya y la novela corta En una estación roja, a la deriva. El primero no lo he leído todavía, pero el segundo me parece una de las space operas más satisfactorias de este siglo XXI. Su escenario en las antípodas de las coordenadas culturales más extendidas es una fuente de extrañeza y maravilla sin, por ello, distanciarse de su contexto humano. El entramado de una sociedad heredera de las del sudeste asiático y las relaciones entre sus personajes daban pie a una vívida semblanza sobre el poder y la idea de progreso escrita con una contención y una elegancia que enfatizaban esa ambientación exótica para el lector occidental.
Historias de Xuya regresa a este universo y a esas relaciones desde dos novelas cortas con tramas más convencionales y, supongo, potencialmente atractivas para el gran público. “La maestra del té y la detective” y “Siete de infinitos” se articulan alrededor de intrigas criminales que, en el primer caso, tienen una orientación detectivesca mientras que en el segundo gira hacia la novela negra. Me ha interesado sobremanera esta última. Bodard dialoga con mayor profundidad con las rigideces de un sistema social particularmente hostil para quienes no siguen la norma o son castigados a vivir en sus márgenes, cuando no son expulsados de él. Este es el riesgo que se cierne sobre Vân. Debido a su origen humilde, la familia que la ha contratado como tutora de una de sus hijas más prometedoras, Uyên, pone en entredicho su idoneidad para ejercer esa función. Por si este riesgo no fuera suficiente aparece en los aposentos de su alumna un cadáver. De llevarse a cabo una investigación oficial, sería conducida por una milicia poco sutil; un riesgo para Uyên y la propia Vân, entre cuyos pecados de juventud está el haber creado un implante de memoria clandestino. Con la ayuda de una nave mental, Bosque sombrío, oculta el cadáver y se dispone a indagar en las causas de su muerte.
El suspense de las pesquisas sobre el cadáver se acompasa con la tensión entre Vân y Bosque sombrío, derivado de los secretos que se callan entre sí y alentado por una trama romántica entre una mujer y una IA-nave. Este encadenamiento de intriga e historia de amor es una llamada para iniciarse en los entresijos del space opera de Xuya. En particular con ese peso del pasado que se observa en los pecados de juventud de Vân, la carrera paralela de Bosque sombrío al margen de la ley y la imposibilidad de reinserción en un entorno donde el perdón y la redención parecen ideas provenientes de un universo paralelo.
La rigidez de normas, interiorizadas por sus habitantes hasta convertirlas en automatismos, pone entre la espada y la pared a los personajes, atenazados, con exiguos espacios para la libertad. Sin importar si eres humano o una construcción humana, la desconfianza, el miedo a exponerse, preside todas la interacciones incluso cuando parece germinar la chispa del amor. Todo este entramado de sentimientos ejerce de muro de contención para la extrañeza de la inspiración vietnamita de la sociedad, los entresijos de los orbitales en los que habitan, las peculiaridades de las naves mente y los viajes por el espacio, o esa relación entre Vân y Bosque sombrío, con sus flirteos y un par de escenas de sexo bien escritas. Exploran ese vínculo entre ser humano y máquina característico del ciberpunk que muchas veces queda atenuado por el atrezo y la imaginería pseudonoirBladeRunneriana.
Sí que la historia me termina pareciendo menos redonda que En una estación roja, a la deriva. Me he quedado con una sensación de compresión y una cierta disociación entre las diferentes tramas. Sus distintos ritmos no terminan de quedar del todo acompasados. Aun así es una novela corta notable que funciona como excelente introducción a esa faceta space opera de Xuya. Mucho más completa que “La maestra del té y la detective”. Aunque entiendo que se abra Historias de Xuya con este relato de suspense.
De composición más sencilla que “Siete de infinitos”, “La maestra del té y la detective” permite pillarle el punto al lugar narrativo sin plantear retos/inmersiones difíciles de abordar. Su argumento es una línea recta en la cual una detective irrumpe en la vida de una nave mente para requerir su ayuda para recuperar un cadáver del espacio profundo. Esta petición la expondrá de nuevo a un pasado traumático relacionado con su antigua ocupación como vehículo de transporte y que ha intentado dejar atrás: ahora ayuda a sobrellevar la angustia y la ansiedad de sus clientes a través de las infusiones que prepara.
“La maestra del té y la detective” no deja dudas de su base Sherlock Holmesiana, con la detective aplicando su talento deductivo sobre la vida de la nave sin misericordia y arrastrándola por la investigación hasta conseguir sus fines. Aun así, termina surgiendo un vínculo y un cierto cariño. A su alrededor los toques ciberpunkis resultan más superficiales que en “Siete de infinitos” y se gana la caracterización del peligro del espacio profundo. Una exploración del exterior de los orbitales, del riesgo y, una vez más, el peso del pasado, competente aunque a mi modo de ver menos evocadora lo que, junto a la excesiva familiaridad del conjunto, cercena parte de su potencial.
Historias de Xuya queda como una puerta abierta a un space opera con personalidad. Más centrado en la intriga que en el sentido de la aventura o la fascinación de lo maravilloso, y con un adecuado equilibrio entre escenario exterior y retrato de personajes. Una lectura satisfactoria que recupera para el lector español un escenario y una escritora con unas cualidades más asentadas que otras con mayor predicamento.
Historias de Xuya, de Aliette de Bordard (Red Key Books, 2022)
Traducción de María Pilar San Román
224 pp. Rústica. 19,95 €
Ficha en la Tercera Fundación