Taksim, de Juan Sardá

TaksimEn esta pésima novela, Juan Sardá profundiza en algunas de las líneas económicas del capitalismo de consumo de nuestra sociedad neoliberal a la vez que intenta armar una obra que pivota alrededor de personajes pretendidamente redondos y fuertes, pero que fracasa debido a sus incoherencias, a su falta de ritmo y de tensión y a la fallida construcción de sus protagonistas.

La posición de arranque resulta bastante desconcertante. Con sólo siete años de diferencia, ubicándola en 2018, Sardá especula con la III Guerra Mundial en una secuencia de acontecimientos verdaderamente inverosímil. Estos sucesos, además, se hallan sólo apuntados en un par de páginas, a modo de introducción al presente del mundo ficcional (situado setenta años más tarde), en el que de nuevo resultan increíbles las supuestas consecuencias de la violencia de esa III Guerra Mundial (en la que se lanzan bombas atómicas alegremente, pero sin provocar una catástrofe medioambiental) con el mundo resultante muy similar (en el plano ecológico, sociológico e ideológico) al actual. Sin embargo, Sardá plantea que, tras la aniquilación de la sociedad actual, surge un nuevo orden mundial regido por un neoliberalismo extremo (denominado «corporativismo»): «Así nació un nueva era en la que los ciudadanos se convirtieron en accionistas y su capacidad de decisión dependía de su poder adquisitivo». Desde ese punto de partida tan endeble (¿era necesaria esa guerra para la implantación de ese «nuevo» sistema, tan similar al que vivimos?. Esto incluso podría anular el efecto de una hipotética proyección de la sociedad vigente, puesto que el mundo ficcional, por tanto, no resulta como consecuencia de una proyección de las tendencias económicas y sociales contemporáneas, sino que es fruto de una serie de acciones muy poco creíbles), la expresión más gráfica de esa sociedad (quizá la única que da el autor) es que los países, las ciudades y todos los espacios públicos poseen el nombre de empresas, quienes actúan sin ningún tipo de control público, en un entorno privatizado por completo.

El libro intenta girar, transcurrido un buen trecho del volumen, alrededor de un grupo terrorista que «reivindica el retorno a los Estados de la Antigüedad, la restitución del catolicismo y los derechos de los robots». Dichos robots poseen formas y actitudes tan humanas que pueden llegar a pasar desapercibidos ante gente que intima con ellos. Incluso, en ocasiones, ellos mismos desconocen su naturaleza. Sardá, quien apenas se asoma a todos estos conflictos, pretende, sin embargo, esbozar una crítica a la pérdida de humanidad en las relaciones personales, pues dichos robots se han concebido para solventar relaciones humanes deficitarias (aunque la metáfora se desmorona en el momento de que estos robots resultan, tanto para sí mismos como para el resto, otras personas).

Además de ese escenario insostenible, la trama está llena de incoherencias y los personajes de contradicciones (su registro de lenguaje constituye una buena muestra de ello). Asimismo, la obra se encuentra repleta de tópicos y de planteamientos machistas a la hora de configurar a los personajes de sexo femenino. Avanza tediosamente, sin ninguna tensión ni conflicto, y, de hecho, abundan los episodios intrascendentes (tanto para la trama como para la confección de los personajes o de su sociedad). A su vez, la novela se construye con una desequilibrada amalgama de capítulos narrados en presente en tercera persona del singular con otros en primera persona, sin lograr una intención de novela coral dada la enorme descompensación en la atención prestada a los distintos tipos del elenco. En concreto, la mayoría de ellos se focalizan en el protagonista principal, un famoso productor de cine, y se basan en sus relaciones personales y en sus sentimientos tras la desaparición de su marido, que resulta ser un androide (también es una revelación para su esposo) que se ha alistado en esa organización terrorista de fanáticos religiosos, pero que públicamente ha fallecido.

Por todo ello, en resumen, podemos afirmar con rotundidad que Taksim se trata de una obra totalmente prescindible.

Taksim (Suma de letras, col. Prosépica, 2012)
Rústica. 350 pp. 18 €
Ficha en La tercera fundación

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