Niebla y ruinas, de Eva Cid

Niebla y RuinasAun recuerdo cuando Miquel Barceló etiquetaba como “papanatismo dickiano” la defensa de la importancia de la persona detrás de Tiempo desarticulado, Los tres estigmas de Palmer Eldritch, Una mirada a la oscuridad… Como si argumentar la relevancia de uno de los autores imprescindibles para comprender la segunda mitad del siglo XX y este inicio de siglo XXI implicara la pertenencia a algún tipo de culto. En un nuevo caso de “consejos doy que para mi ya sabes”, es el mismo discurso que sostuve durante tres o cuatro años después de fracasar en mis primeras intentonas con Dark Souls y Bloodborne; dos juegos que han marcado un antes y un después tras su lanzamiento. Veía mucho de secta detrás de la pasión desaforada por su manera hermética, entonces decía perezosa, de entender la narrativa; su acercamiento casi imposible para cualquiera que no tuviera o pudiera desarrollar una habilidad notable en el control del personaje; la necesidad de un estudio minucioso de sus mecánicas para poder encontrar la manera de sacarlas partido y avanzar en sus escenarios a cada cual más demencial. Hasta que un día (abril de 2022) me di de bruces con Elden Ring y terminé entregando la cuchara.

Desde entonces he sufrido, progresado, profundizado en todos los que llevan la coletilla Souls, salvo el II; un detalle que abunda en mi imperfección como “fromita” y mi voluntad por enmendarme. También ando interesado en profundizar en lo que tienen detrás. Averiguar qué cuentan sin necesidad de leerme las descripciones de cada objeto hallado durante la partida; racionalizar los resortes que han tocado para cautivarme. Además de los vídeos de aficionados como Acre o el trabajo de Adrián Suárez, no he encontrado nadie que lo exponga mejor que Eva Cid. Dolmen ha reunido en Niebla y ruinas una serie de textos (dos o tres por cada título) sobre los videojuegos creados por Hidetaka Miyazaki para From Software desde Demon’s Souls. Sin entretenerse en extensas presentaciones ni argumentaciones secundarias, utilizando entre 1000 y 3000 palabras, Cid entra al meollo de cada título de manera certera para exponer la claves sobre las cuales se sostienen. Deja al desnudo la maestría de unas producciones donde el lugar narrativo, las mecánicas que ponen en marcha, las exigencias sobre el jugador, quedan interconectadas a niveles casi absurdos sobre los cuales merece la pena detenerse para observar cómo se realimentan.

Como muestra es interesante detenerse en el primer capítulo, dedicado a Demon’s Souls. En 2009 Miyazaki ya imprimió en él gran parte de su visión creativa a pesar de los problemas durante la producción y la escasa confianza de los distribuidores. En “Hay una bestia que duerme en mi interior”, el primero de textos sobre este juego, Cid describe lo que es aterrizar en el mundo de Boletaria, la forma en que se te introduce en sus mecánicas a través del mínimo tutorial, lo que hay detrás de su dificultad inmisericorde.

Cualquiera que haya jugado a un Souls sabe que la muerte es un hecho fundamental de su vivencia. Este acto articula un proceso de extrañamiento frente al resto de videojuegos de entonces pero, sobre todo, es una consecuencia inherente a la naturaleza ludoficcional del mundo de Demon’s Souls. Boletaria tiene una base cíclica y cualquier avance queda mediatizado por el acto de morir y las decisiones que se tomen a partir de él. A través de su diseño, el escenario, las mecánicas ideadas por el equipo de From Software, las historias de los personajes y del propio universo ficcional se ofrecen guías sobre la manera de avanzar, de afrontar las dificultades, sobre lo que nos ha llevado hasta ahí… Son parte imprescindible de una experiencia casi imposible de aprehender por su vastedad pero también por cómo se han implementado. El motivo por el cuál mucha gente termina rendida conectando, tanteando, interpretando, sobreinterpretando a partir de los múltiples hilos que se abren durante la partida, en una búsqueda incesante que no se da en otros títulos aunque utilicen los mismos símbolos.

Hay otros dos ensayos dedicados a Demon’s Souls que se refuerzan con el primero. El segundo centrado en el trasfondo del juego, sus mitos y su historia, y el tercero sobre la narrativa no lineal y cómo se establece a múltiples niveles. En su conjunto, y con los que desmenuzan los tres Dark Souls, Bloodborne, Sekiro y Elden Ring desde esquinas similares, Cid tantea cómo estas y otras cuestiones van yendo y viniendo, progresando… Conforman una mirada certera con la profundidad justa para el lector casual; carecen de la exhaustividad que puede avasallarlo mientras, con agilidad, inteligencia y pulcritud, sopesa sus claves. Puede que queden ideas en el tintero, pero el conjunto es coherente, clarificador e invita a poner en cuestión nociones preconcebidas. Además se lee con agrado. Mucho.

El único problema de Niebla y ruinas me surge del empaquetado en el que llega a través de su editorial, Dolmen. El libro cuenta con tapa dura, papel satinado de alto gramaje e imágenes a todo color que abren un frente que nada tiene que ver con la autora. Se han aprovechado las ilustraciones de un puñado de artistas que no aparecen acreditados (¿provenientes de los libros de arte de cada título?) para componer un muestrario de los lugares, elementos, gamas cromáticas. Parecen ahí más por dotar al volumen de un contenido estético atractivo que por apoyar lo que se defiende en los textos, algo que habrían hecho mejor ilustraciones creadas ex profeso por artistas que dieran su interpretación o, incluso, pantallazos de cada juego. Supongo que el derecho de cita lo permite, pero tiene su aquel que en una editorial dedicada a la publicación de cómics, con amplio conocimiento del medio y un respeto por los derechos de autor, se haya decantado por una opción tan chusca. También hay que entender que, en esa búsqueda de la rentabilidad de toda empresa, un libro más humilde centrado en los textos (ejemplos hay muchos), tranquilamente ocuparía un 60% de su extensión… si hubiera llegado. Y no se podría haber puesto a 25 euros.

Niebla y ruinas

Niebla y Ruinas, de Eva Cid (Dolmen Editorial, 2025)
Tapa dura. 192 pp. 24,95 €
Ficha en La web de la editorial

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