La afirmación, de Christopher Priest

La AfirmaciónEn una reciente presentación que tuvo lugar en una librería del centro de Londres con motivo de la publicación de An American Story, aproveché para preguntar al propio Christopher Priest sobre sus ediciones en castellano. Desgraciadamente la respuesta fue la esperada: ninguna editorial se ha interesado en los últimos años por su obra, cosa que él mismo tampoco se explicaba dado que décadas atrás sí tuvo un contacto frecuente para, sin embargo, caer después en el más absoluto letargo. Y no parece que la tendencia actual vaya a permitirnos ver publicada una nueva obra suya en castellano salvo que los dioses cinematográficos o seriéfilos hagan acto de presencia. Curiosamente, mientras tanto, sus libros se agotan edición tras edición en un país tan dispar y alejado como Japón.

La afirmación es junto a El glamour y El prestigio una las novelas más reconocidas de Priest. Es verdad que con ella no logró imponerse en el BSFA de aquel año 1982, como sí lo hizo en otras cuatro ocasiones con otras tantas novelas, pero lo cierto es que cuando preguntas por su obra o buceas por Internet, esta novela es una de las más recomendadas por a gente que sí que ha leído buena parte de la bibliografía del escritor británico.

Peter Sinclair es el protagonista absoluto de La afirmación.

Peter Sinclair es un hombre en pleno duelo por la muerte de su padre, con una compleja relación con su hermana, sin apenas recursos económicos e inmerso en una situación sentimental con su pareja muy alejada de sus mejores momentos. En este punto recibe la oportunidad de mudarse de Londres a una casita de campo, lejos del mundanal ruido, donde a) iniciar una nueva vida o b) terminar de hundirse en su propia miseria. Y aunque la cosa comienza bien, las promesas acordadas con los dueños de la casa (unos viejos amigos de su padre) sobre rehabilitar y mantener la vivienda, pronto se ve en la necesidad de escribir su autobiografía para mantener la memoria lúcida y poner en orden los recuerdos que lo atenazan.

Peter Sinclair también es un hombre afortunado. Ha ganado la lotería de Collago, una de las islas que forman el archipiélago del sueño, al sur del continente donde se sitúa Jethra, la ciudad donde reside. Estas islas son un territorio de sueños ilimitados, atravesado por barcos que navegan de una a otra y de donde resulta imposible salir para volver al continente. El premio de la lotería, sin embargo, no es económico ni material. El ganador logra que se le aplique gratuitamente la atanasia, una intervención donde la persona se convertirá en inmortal; jamás morirá y pasará a formar parte de un elenco de gente especial con un cuerpo renovado. Pero, ¿por qué lo merece él más que otro? ¿Es puro azar la manera de convertirse en eterno? Además de lo ético, el problema de la operación está en la pérdida de memoria: el paciente olvida todos sus recuerdos. Por ello, antes de enfrentarse a la atanasia el individuo deberá escribir sus memorias para, posteriormente, ser capaz de rememorar lo más básico sobre su persona.

Christopher PriestAmbos Peter Sinclair, al contrario de lo que pueda parecer, son el mismo. ¿O no? ¿Es Jethra una ciudad alternativa a Londres? ¿Cuál de las dos historias es la “verdad” y cual producto de la imaginación de un Sinclair obligado a escribir sus memorias? Es cuando ambas realidades se confunden cuando La afirmación termina de explotar, dejando tantas opciones abiertas como las que podamos imaginar.

Los capítulos alternan una y otra historia, equilibrando adecuadamente el nivel de información entre ambas partes de manera que ambas caminan de la mano y terminan concurriendo en el mismo punto. Los personajes en una y otra realidad son los mismos. Sin embargo sus nombres y actitudes son distintos, lo que induce en el lector la deseada confusión, reflejo de la del propio Peter Sinclair.

No es esta una novela de emociones fuertes o una tensión subyacente que te mantenga enganchado a sus páginas. Es precisamente ante una lectura sosegada y tranquila, o ante una relectura, cuando los detalles que inicialmente dejamos de lado pueden rellenar huecos que la historia deja deliberadamente abiertos. Quizá por eso en una primera pasada algunos de los capítulos que se sitúan en el archipiélago puedan resultar algo anodinos e, incluso, en ocasiones repetitivos.

Lo experimental de La afirmación no está en las historias por separado sino en cómo su interpretación puede variar de una persona a otra una vez ambas líneas argumentales convergen. La pérdida de la memoria y las obsesiones forman el eje central de una novela aparentemente inofensiva, que se puede leer rápidamente y de manera ligera, pero contradiciendo con ello el espíritu altamente especulativo que La afirmación guarda en su interior. Porque, ¿y si el manuscrito del que hemos hablado ni siquiera hubiera existido?

Fantasía, ciencia ficción, realidad… y mucha imaginación.

La afirmación (Minotauro, Biblioteca Christopher Priest, 2003)
The Affirmation (1981)
Traducción: Matilde Horne
Bolsillo. 293pp.
Ficha en La tercera fundación

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