Una mirada a Alice B. Sheldon

Una mirada a Alice B. SheldonDejé de pedir la traducción de obras breves completas hace tiempo. Aparte de la heterogeneidad de este tipo de libros, basta mirar lo ocurrido con los colecciones de cuentos publicadas por Gigamesh para percatarse de su viabilidad más allá de dos o tres nombres. Tampoco parece que los “Lo mejor de…” tengan especial eco entre un público cada vez más atado al novelón de chorrocientas páginas/partes, salvo los dos o tres autores evento que han sabido hacerse un hueco para sus cuentos. En este contexto, ya había perdido la esperanza de ver la obra de James Tiptree, Jr. / Alice B. Sheldon con una nueva traducción. Ha tenido que llegar un proyecto modesto como Crononauta para poner su nombre de nuevo en las librerías. Recupera a una escritora esencial para entender la ciencia ficción de la segunda mitad del siglo XX con un volumen, cuanto menos, atípico.

Lejos de apostar por una colección de relatos al uso, Una mirada a Alice B. Sheldon se ha concebido como una presentación. Incluye una introducción, tres narraciones acompañadas de sus notas contextualizadoras e ilustraciones de Chari Nogales, y un breve ensayo de la propia Sheldon: “Una mujer escribiendo ciencia ficción”. Este texto, redactado meses antes de su muerte, apareció en Women of Vision. A partir de las preguntas de Denise Du Pont, escritoras como Ann McCaffrey, Joan D. Vinge o Marion Zimmer Bradley cristalizaron en una serie de ensayos sus ideas sobre sus respectivos procesos creativos. En el suyo, Sheldon hace una puesta en situación que, a flor de piel, expone su compleja relación con el mundo en que vivió y la ciencia ficción. Plasma los temas que la guiaron al idear sus historias, las contradicciones derivadas de su publicación detrás de un seudónimo o los problemas que experimentó con parte de sus amistades del fandom cuando descubrieron quién estaba detrás de James Tiptree, Jr. en una labor de autodefinición cargada de emoción. Además el equipo detrás del libro le saca el máximo partido; ha seleccionado tres narraciones que resuenan en la frecuencia de las ideas planteadas en “Una mujer escribiendo ciencia ficción”. De esta manera, Una mirada a Alice B. Sheldon ejerce como pertinente muestrario de una obra repleta de talento.

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La única criatura enorme e inofensiva, de Brooke Bolander

La única criatura enorme e inofensivaUn prólogo es un arma de doble filo. Bien enfocado, pone al lector en sintonía con la obra; mal planteado puede socavar el trabajo del escritor, sobre todo si expone con demasiado detalle ciertas claves. Así, el prólogo pasaría a ser más efectivo si se transformara en un epílogo, una tipología absolutamente diferente que acepta mucho mejor ese tipo de enfoque. En esa explosión de prólogos que vivimos en la publicación de fantasía, ciencia ficción y terror en España, donde raro es el libro que no cuenta ya con uno, empieza a ser bastante común encontrar textos de un nivel cuestionable o, cuanto menos, mal situados. Postfacios convertidos en presentaciones que demuelen parte de la gracia de una historia. Esto es lo que un poco me ha pasado con este relato largo ganador del Nebula y el Locus en 2018.

La única criatura enorme e inofensiva entreteje dos hechos: los últimos días de la elefanta Topsy, la primera víctima de la silla eléctrica en EE.UU., electrocutada en 1903 en Luna Park; y el drama de las chicas del radio, mujeres obligadas a trabajar con este elemento radiactivo durante las postrimerías de la Primera Guerra Mundial sin conocer las consecuencias para sus cuerpos. Brooke Bolander remodela estas historias de abusos que terminaron de manera horrible y las acopla para hacerlas coincidir en el tiempo. Así, convierte a varias mujeres en maestra de la elefanta y varias congéneres que, por su elevada resistencia a la radiación, se van a convertir en su reemplazo. Este salto de fe que apenas se trabaja y ha de tomarse tal y como viene, le permite a Bolander enfatizar una serie cuestiones aledañas, caso de los excesos en la experimentación con animales, una sororidad sin limitaciones y el cuestionamiento de los límites de la ética personal a la hora de extender una situación de abuso conocida.

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Quien teme a la muerte, de Nnedi Okorafor

Quien teme a la muerteLa primacía de EE.UU. y Gran Bretaña en el mercado de las traducciones contrasta con la diversidad en la ciencia ficción y fantasía contemporáneas. Se puede confeccionar un listado muy extenso con los escritores nacidos dentro de sus fronteras y una nítida inquietud por sus raíces culturales, puestas de manifiesto a través de escenarios, argumentos, miradas que rebosan esa personalidad. Los relatos de Ken Liu y sus novelas de la Dinastía del Diente de León; Aliette de Boddard y sus historias de Xuya; las raíces yorubas de Tade Thomson, parte esencial de Rosalera, son apenas tres ejemplos de una constelación en crecimiento. La editorial Crononauta ha contribuido a traer a España esta nueva ola con varias obras de Nnedi Okorafor, escritora nacida en EE.UU. de padres nigerianos, con una clara preocupación por explorar su vínculo con aquel país y, por extensión, los conflictos a los que se ven expuestas las mujeres del África subsahariana. Si no me falla la memoria, en España la conocimos gracias a “Araña, la artista” y en el último año y medio nos han llegado las dos novelas cortas de Binti y Quien tema a la muerte. El premio mundial de fantasía a la mejor novela en 2011, recién traducida por Carla Bataller Estruch en una cuidada edición anticipada por la ilustración de cubierta de Joey Hi-Fi.

Onyesonwu, quien teme a la muerte, es una joven nacida después de que su madre, de la etnia okeke, fuera violada por un nuru. El acto, una gota en el océano de una limpieza étnica desoladora, aumenta su crueldad en el caso de haber un embarazo. Las madres y sus bebés, mestizos ewus, son vistos como parias; su propia gente los desprecia porque se ven como portadores de la violencia de la cual fueron engendrados. Esto lleva a Najeeba, la madre de Onye, a abandonar su comunidad y criar a su hija en el desierto. Este exilio autoimpuesto concluye cuando encuentra en Jwahir un lugar donde rehacer su vida; una población alejada de la zona de influencia nuru y atada a unas costumbres que había dejado de lado. El apego a la tradición se manifiesta cuando a los once años, contra el deseo de su madre y su nueva pareja, Onye se suma a un rito de paso que incluye la mutilación genial. Este suceso traumático que limita el ejercicio de su sexualidad desde el despertar de la pubertad, llega aparejado con las primeras evidencias de que Onye es también una eshu; un ser con habilidades mágicas conectadas con las de su padre biológico. Una herencia que la marcará durante su adolescencia y su tránsito a la edad adulta.

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Consecuencias naturales, de Elia Barceló

Consecuencias Naturales¿De qué va Consecuencias naturales, de Elia Barceló? El núcleo de su historia es tan significativo, tan diametralmente opuesto a lo que vemos cada día, que me parece pertinente explicitarlo: Nico, el protagonista masculino, prepotente y donjuán de la novela, se queda embarazado después de acostarse con Ankkhaia, una de las habitantes de Xhroll, el planeta donde vive la raza alienígena antropomorfa que interactúa con los humanos del siglo XXIII. Ese es el punto de partida.

El dibujo del personaje de Nico, engreído y propenso al recuento público de sus hazañas sexuales, es sencillo, de trazo rápido pero útil: vemos al típico chulo desautorizado públicamente. En todo ese proceso de cambio, de asimilación interna y forzosa de la otredad, Nico no sólo no aprende nada, sino que se vuelve hermético y vengativo. Después de su particular venganza (que no desvelo aquí), recibe una buena lección de parte de Charlie Fonseca, su capitana, coprotagonista femenina y sensata de la novela. (Sensata, sí, más que él, pero el protagonismo compartido no es un vehículo simple para narrar dos maneras de ser enfrentadas. En la capitana vemos un arranque comprensible de rabia, de agresividad típicamente masculina, contra ese Hombre que la hace desear cosas equivocadas y salvajes).

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Binti: Hogar, de Nnedi Okorafor

Binti: HogarA favor: sencillez, frescura e imaginación. Al igual que su predecesora, Binti: Hogar brinda una lectura sin complicaciones, fluida y agradable. En contra: la ingenuidad excesiva que impregna toda la historia, en ocasiones rayana en la simpleza. Si pesan más los pros o los contras en el balance final dependerá, imagino, de las expectativas de cada lector a la hora de abordar la historia.

En mi caso, encontré la primera entrega de la trilogía (máxime cuando llegaba avalada por los premios Hugo y Nébula de novela corta, y envuelta en alabanzas de los mismísimos Neil Gaiman y Ursula K. Le Guin) un tanto infantil. Disfrutable, sí, y con algunos aspectos interesantes (la propia Binti y la cultura de la que procede son, a mi juicio, su principal atractivo), pero carente de la sofisticación que uno podría esperar a tenor de tan buena prensa. Binti: Hogar, segundo libro de la serie (Crononauta tiene previsto publicar el tercero y último, Binti: La mascarada nocturna, a finales de año), consigue preservar las virtudes del primero, pero también perpetúa sus defectos. Así que mi apuesta es que ni defraudará a quienes quedaron encandilados con el primer libro ni enamorará a los que, tras cerrar Binti con una sensación agridulce, nos preguntamos si la trilogía evolucionaría por sendas de mayor complejidad argumental.

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El informe Monteverde, de Lola Robles

El informe Monteverde¿De qué manera está condicionado el lenguaje por quienes somos y el entorno en el que vivimos? ¿Cómo afecta nuestro idioma a nuestra forma de pensar? ¿Qué mecanismos hacen que una lengua evolucione hasta acabar convirtiéndose en otra distinta? Y, a la inversa, ¿hasta qué punto es el lenguaje una herramienta al servicio de las élites, un perpetuador del statu quo? Indagar en el cómo y los porqués de la lengua es siempre un ejercicio fascinante y por eso lo es la lectura de El informe Monteverde (Lola Robles), una novela corta que fue publicada por primera vez 2005 y ha sido reeditada ahora —con ilustraciones de Marina Vidal— por la editorial Crononauta.

El libro narra la estancia de seis años de una lingüista —Rachel Monteverde— en el planeta Aanuk para recabar la mayor cantidad posible de información sobre los idiomas de sus habitantes: los aanukiens, un pueblo nómada, sencillo, despreocupado y alegre, y los fihdia, una misteriosa comunidad formada por ciegos que viven en cuevas y cuya sociedad está organizada mediante una rígida jerarquía religiosa. La estructura de la obra no es lineal, sino que a lo largo del relato se van intercalando fragmentos de la entrevista que una investigadora le hace a Monteverde con extractos del informe que da título al libro y las notas que la protagonista fue tomando sobre el terreno. Los textos, al entrelazarse, construyen una imagen poliédrica del planeta, sus características, su historia y, sobre todo, el idioma y la cultura de sus habitantes. Porque la sal de El informe Monteverde son esas descripciones, ese sumergirse en el mundo de Aanuk, mientras que la acción propiamente dicha (lo que allí le sucede a la protagonista, los problemas que surgen y cómo los soluciona, sus relaciones con distintos habitantes del planeta) queda relegada a un segundo plano.

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Binti, de Nnedi Okorafor

BintiSegún su propia web, Crononauta nace con el objetivo de “dar visibilidad y movimiento a obras que aborden temas de género y diversidad y que estén escritas por identidades no representadas dentro del espectro de la masculinidad”. Para iniciar el proyecto han optado por una perspectiva ambiciosa mediante la publicación de Binti, novela corta de 2015 con la que Nnedi Okorafor ganó los premios Nebula y Hugo.

Binti es el primer tomo de unas historias protagonizadas por un personaje del mismo nombre. El esquema narrativo de esta primera novela suena manido: una joven que proviene de una minoría destaca en sus capacidades y se convierte en el primer miembro de su comunidad en salir de su entorno para estudiar en una universidad. Afuera las personas como ella sufren prejuicios y nada más dejar a los suyos padece hostilidad y curiosidad. Durante el trayecto espacial hacia la universidad su nave es atacada por una especie alienígena que asesina al resto de tripulantes. Binti, con algo de suerte y las cualidades individuales heredadas de sus costumbres, se enfrenta a la situación.

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