Los lazos entre lo gótico y la fantasía oscura se han intensificado de un tiempo a esta parte. Lo atestigua el revival de las historias con un trasfondo de tradiciones familiares sacadas a la luz, sostenidas sobre algunos iconos fundamentales: la mansión, el legado en decadencia, la opresión de las generaciones más jóvenes… En C se pueden encontrar reseñas de Gótico, de Silvia Moreno-García; los relatos de Nadia Bulkin; la space opera alocada de Gideon la Novena… Angela Slatter da fe del arraigo y relevancia de estas historias en El rumor de los huesos.
La novela no acontece en nuestro mundo. Slatter traslada la acción a su escenario de fantasía predilecto, el lugar narrativo de sus otros libros traducidos en España: la novela corta De conjuros y otras penas y la colección de relatos Masa madre. De lectura independiente, estas historias suceden en un trasunto de la Europa entre los siglos XVII y XIX donde el mundo mágico coexiste con la realidad a la manera en la que se concebía desde la premodernidad: las criaturas sobrenaturales acechan en los márgenes de lo civilizado (los caminos, los bosques, el mar, los ríos, la noche) y el uso de la magia/ritos se tolera a pequeña escala. Sin embargo, si esa acción llega al orbe público, las instituciones del patriarcado (monarquía, iglesia) actúan con virulencia.
El rumor de los huesos fija su argumento sobre el crepúsculo de los O’Malley. Su fortuna se fraguó hace siglos tras un pacto fáustico para proteger los barcos de la familia. Generación tras generación, los O’Malley hicieron honor a ese acuerdo hasta que se torciera en años recientes. En ese giro fue decisiva la muerte de los padres de la protagonista, Miren, única heredera y residente en su mansión Edén del Trasgo. La situación precolapso de la familia se observa en el estado precario de esta propiedad, las dificultades de los campos de cultivo aledaños, la disminución del servicio, las deudas crecientes… Un curso a todas luces terminal que lleva a Aoife, la abuela de Miren, a prometerla con un primo; un matrimonio de convivencia maquinado para reverdecer las cuentas y recuperar la bonanza de tiempos pretéritos. Miren, sobra decirlo, piensa de manera muy diferente a Aoife.
En su testimonio, Miren no deja espacio para la duda de su manera de ver el mundo y su desagrado ante el destino que se abre ante ella. En sus palabras también se hace fehaciente la intriga sobre el pasado familiar, la oportuna muerte de sus padres, el motivo detrás de ser la única heredera en una tradición en la cuál siempre ha habido al menos tres descendientes, cada uno con diferentes destinos (los primogénitos a continuar el legado, los segundos a la iglesia, los terceros destinados a satisfacer el antiguo pacto)… Misterios abiertos en canal gracias a unas cartas que descubre, oculta a su abuela y sirven de disparadero para una serie de acontecimientos que la llevarán lejos de Edén del Trasgo en un viaje de descubrimiento.
Esta huida parece alejar El rumor de los huesos del marco y los temas del gótico. El argumento se mueve entonces por unos escenarios más amplios, con personajes alejados de lo familiar que la ayudan o la ponen en peligro, además de mantener contacto con una serie de criaturas provenientes de la capa sobrenatural de la realidad que pondrán a prueba su ingenio. Esta apertura prepara a El rumor de los huesos para frustrar cualquier aspiración de Miren en el último acto. Un regreso a los callejones del gótico que ahonda las paredes del laberinto O’Malley.
El énfasis que Slatter pone al subrayar el peso de la tradición, el peaje para las nuevas generaciones, el sesgo de género terminan rozando lo excesivo. La trama se encajona en el sendero de la previsibilidad y ocasionalmente trasgrede la suspensión de la incredulidad. Esta tensión se acrecienta las dos o tres veces que la narradora incide en el acto de redacción sobre la marcha. No puedo dejar de ver esta toma de postura como una autojustificación del uso de la primera persona en presente, una cuestión que, más allá de estos instantes, no he sentido quiebre la inmersión.
Todo el relato está tapizado de pequeñas historias y actores secundarios que se integran en el relato de Miren, lo enriquecen y ayudan a sacarlo de las zonas más problemáticas. Además, como comentaba en mi reseña de De conjuros y otras penas, Slatter es una consumada narradora: sabe acumular momento en el resorte del misterio y se muestra precisa en el uso de las palabras, hermosa en la construcción de imágenes y fluida al mover el texto entre la narración y la descripción. Gracias a ello, El rumor de los huesos funciona como una agradable reescritura del gótico; deliberada, autoconsciente, optimista, sin despeñarse por sus territorios emocionales más obsesivos. Una puerta abierta a una escritora y un lugar narrativo cuyas traducciones me gustaría siguieran llegando sin prisa pero sin pausa, tal y como ha ocurrido en los últimos dos años.
El rumor de los huesos, de Angela Slatter (Minotauro, 2023)
All The Murmuring Bones (2023)
Traducción: Víctor Ruiz Aldana
Rústica. 352pp. 17,95€
Ficha en la página de la editorial