HEX, de Thomas Olde Heuvelt

HEXEntre los premios del pasado festival Celsius, la categoría de mejor novela traducida fue para HEX, de Thomas Olde Heuvelt. Una historia de terror con una génesis cuanto menos curiosa: es el fruto de la traducción al inglés de la novela original, escrita en neerlandés. El proceso llevó a un cambio de localización (de los Países Bajos a una pequeña ciudad del Estado de Nueva York) y a cambios en el desarrollo del relato que, en la nota final, Heuvelt deja para quienes puedan leer en su idioma original. Antes de leer HEX pensé que era algo gratuito y sin demasiado sentido, pero en cuanto entré en la narración tal y como se puede leer en España, comencé a apreciar las capas de significado que se mantienen o arraigan en la reformulación. Contar la historia de mujer martirizada por brujería en los Países Bajos del siglo XVII y cómo atormenta a las nuevas generaciones funciona. Llevar ese argumento a los asentamientos de Nuevo Amsterdam y ver cómo se asienta esa leyenda en otro país que ha perdido la noción de sus orígenes abre puertas, aunque se tardan en apreciar.

Las primeras páginas descuadran a quien esperara una novela de terror al uso. En dos escenas, Heuvelt se recrea en cómo los vecinos de Black Spring lidian con la aparición de una mujer cargada de cadenas, de ropajes de otra época raídas, con la boca y los ojos cosidos. Desde una normalidad entre lo grotesco y lo surrealista, se encargan de ocultar su presencia de extraños si la aparición es en un lugar público, o la tratan con cotidianidad cuando aparece en sus hogares. Es la manifestación de cómo han normalizado su relación con lo sobrenatural; el residuo maléfico de una mujer torturada por los primeros colonizadores cuatro siglos atrás, ligada a la región y sus pobladores sin remedio, y con un poder terrorífico que han aprendido a mitigar/controlar a través de una serie de estructuras y que se resumen en ese HEX por título. La organización que gestiona todo lo referente a La Bruja de Black Rock.

Aunque hay más personajes centrales, los protagonistas son los Grant: una familia de cuatro miembros, dos los cuales son cruciales. El hijo mayor, Tyler, a punto de terminar el instituto, se enfrenta a las cesiones que su padre hizo en su momento. La imposibilidad de alejarse de Black Spring condiciona sus planes de futuro y no puede satisfacer las demandas de su primer amor, una chica que vive en un pueblo cercano, no afectado por la maldición. Hacerla partícipe supondría atarla al destino de su familia, además del riesgo de exponer a cientos de personas a las consecuencias de la publicidad de un ser sobrenatural con la capacidad de matarlos a todos. En su ingenuidad, Tyler y un grupo de compañeros han iniciado una serie de acciones que, a través de internet, aspiran a dar a conocer al ser y terminar con una gestión secreta de casi cuatro siglos. Durante esas intervenciones, animados por la pasividad de la Bruja, alguno de sus compinches se viene arriba y libera una rabia que amenaza con volverse contra ellos. Por jugar con fuego, directamente con ella e indirectamente con el castigo si se descubriera el montaje que llevan meses gestionando en privado.

Thomas Olde HeuveltMediante las tribulaciones de Peter, el padre; las conversaciones en familia y con las personas que gestionan HEX; la inflexibilidad del meapilas del pesudoalcalde; las barrabasadas del chaval del grupo que lleva la voz cantante de las afrentas a la Bruja; los desquiciados rituales religiosos de su madre, que tiene su propia relación con la criatura… Heuvelt, ya en un terreno más familiar para el lector de terror contemporáneo, pone de manifiesto todo lo que aqueja a Black Spring. La bruja ejerce de vehículo de lo aleatorio de la vida, los riesgos de un mundo incierto e incontrolable, y, a través de esa palanca, amplifica las miserias y la decadencia de la población, las tensiones entre las nuevas generaciones y las viejas, los peligros de aferrarse a la tradición y los múltiples peajes adosados a la rigidez de pensamiento; en el mantenimiento del estatus quo y en la lucha contra él.

Prácticamente, toda la novela es una sucesión de escenas que ahonda en estas ideas y Heuvelt las articula para crear clímax en varias vertientes. Lejos de caer en una visión unívoca, exponen escenarios problemáticos cada vez más amplios y escabrosos. La ingenuidad y la visión adánica del mundo tiene unas consecuencias terribles. La ocultación de información, la despreocupación o el tratamiento infantilizado de un problema mayúsculo abren unas simas que ponen a una sociedad ante un abismo que creían haber dejado a sus espaldas.

En esta sucesión es fácil ver el espíritu del King más clásico aunque Heuvelt tiene peor mano para la creación de personajes. Salvo los dos Grant mencionados y un par más, el resto resultan bastante vehiculares y superficiales. La narración no se nota del todo fluida y hay tramos que funcionan mejor que otros. Sin embargo, también juega con ingenio la carta de la banalidad del mal y cómo se ejerce desde la sociedad contemporánea. El clímax final y cómo, desde una argamasa y unos ladrillos distintos, reconstruye el mito de la bruja hasta darle una nueva forma culmina con potencia una vertiente de esta idea mucho más acerada y afilada que la que el maestro ponía en juego en una novela hecha con los mismos mimbres: El Instituto. Y el motivo por el cuál HEX merece ser leída a pesar de una edición muy necesitada de una corrección profesional.

HEX, de Thomas Olde Heuvelt (Nocturna Ediciones, col. Noches Negras, 2020)
HEX (2013)
Traducción: Ana Isabel Sánchez
Tapa Blanda. 512pp. 19,95 €
Ficha en La tercera fundación

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