Hace unos cuantos años que el subgénero de novelas apocalípticas con muertos vivientes como protagonistas ha pasado a mejor vida. Una frase irónica que en el caso de este libro cobra una dimensión especial ya que originalmente fue publicado en medio de toda la explosión de productos relacionados que casi acaba con nosotros hace una década al albor del éxito de The Walking Dead, entre otros. Con la perspectiva del tiempo no resultaría extraño que a mucha gente Vida y milagros de Stony Mayhall le pasara por alto en aquellos tiempos. Me imagino a lectores pensando aquello de ¿otra novela de zombis? ¿OTRA? No, gracias.
Pero ¿sería ese un juicio justo para Vida y milagros de Stony Mayhall? Probablemente no. Este es un libro protagonizado principalmente por zombis rodeados de seres de su misma condición. Sin embargo, olvidaos de un mundo apocalíptico, ruinas, supervivencia, etc. Aquí los supervivientes son los propios muertos vivientes mientras la humanidad continua con una vida más o menos normal.
En los años sesenta (concretamente en 1968, insertar saludo del autor de esta novela a George Romero) tiene lugar un brote vírico que convierte a los humanos en zombis. Un COVID-19 con potenciador que, por suerte, es finalmente controlado tras el fallecimiento de lo que algún político de nuestros días diría “un número razonable de muertes”. Con la pandemia encaminada, una familia encuentra una mujer congelada en una carretera cubierta de nieve. En sus brazos, un bebe de piel deshecha característica de los seres contagiados ahora exterminados. Aunque debería ser entregado a las autoridades para evitar cualquier brote, la familia decide quedarse con el recién nacido, alimentarlo, cuidarlo y verlo crecer siendo uno más en casa.
Y aquí es donde comienza Vida y milagros de Stony Mayhall. Es de agradecer que el autor nos ahorre páginas y páginas con los detalles del Apocalipsis que ya hemos leído o visto en versiones ligeramente distintas de lo mismo: el mundo se fue a la mierda. Aunque aquí la visión es algo más optimista ya que la población consiguió volver a sus vidas poco después de controlar el brote sin que los daños fueran a mayores. Unas piezas de un puzzle que se ira completando según avanzamos páginas de la historia.
La novela repasa buena parte de la vida de Stony, nombre de este bebé encontrado en brazos de su madre, a lo largo de cuatro grandes partes que saltan significativamente en el tiempo hasta llegar a nuestro siglo. Cada una de estas partes son un género en sí mismo. Sin ir mas lejos la primera vemos a Stony crecer y empezar a relacionarse con su familia y otros amigos. Él esta recluido en un granero para que nadie lo reconozca y lo reporte a las autoridades –recordemos que los zombis teóricamente están exterminados y nadie quiere que haya un brote– y desde allí se familiariza con los mecanismos de la vida, siempre partiendo de las condiciones de un muerto viviente: no tiene hambre, sed, o ninguna de las necesidades fisiológicas de un humano normal. Y su pene tampoco se pone erecto porque, ejem, está podrido. Sí tiene, por otro lado, la parte racional de los humanos, distinguiendo entre el bien y el mal. En las otras secciones del libro podremos leer desde historias conspiranoicas o carcelarias a momentos thriller, entre otras. Y todo ello mientras Stony va descubriendo una realidad en la que no es el único superviviente.
Hay un componente clave en la lectura de Vida y milagros de Stony Mayhall que nos recuerda, aun siendo la novela que nos ocupa mucho anterior en tiempo de publicación, a La extraordinaria familia Telemacus (Blackie Books, 2018) escrita por el mismo autor: la familia. Todas las decisiones que Stony va tomando a lo largo de su vida tienen como centro la familia y los diferentes miembros de ella, con quienes va teniendo relaciones cambiantes a causa de los sucesos que tienen lugar durante el libro. E incluso en sus paginas finales, la vida de Stony siempre termina por girar alrededor de todos ellos. Esa familia son los componentes sobre los que su vida se asienta y a los que vuelve una y otra vez durante la historia.
El hecho de que el protagonista sea un muerto viviente en un mundo razonablemente normal es utilizado al mismo tiempo para hablar, y mucho, sobre racismo y el odio al diferente. Esta es otra de las constantes a lo largo de la vida de Stony, lo cual le llevará a juntarse a otros personajes de su misma condición e, incluso, intentar desarrollar un mundo propio alejado de una sociedad que no quiere diferenciar más allá de blanco y negro. Los Estados Unidos que se nos presentan son ligeramente distintos a los que conocemos, ya que la aparición de este brote hace que guerras como la de Vietnam o el conflicto con la Unión Soviética no tuvieran lugar como tal.
Y todo esto que puede parecer muy serio se cuenta con el estilo de Daryl Gregory quien, para los que no lo conozcáis, tiene un sentido del humor muy particular, lleno de situaciones hilarantes contadas con la mayor de las seriedades. Como si Simon Pegg hubiera salido de los fotogramas de Zombies Party para contarte una historia mientras se toma unas pintas.
Sí, Vida y milagros de Stony Mayhall es una novela de muertos vivientes, aunque afortunadamente distinta de lo que fue habitual en su momento. Corre el riesgo de que su tiempo haya pasado, que el mundo se hastiara de zombies y brotes víricos hace años y que haya a quien no le llame la atención en estos días que corren. La historia de Stony es de las que crece según avanzas páginas donde te vas encariñando con un personaje tan muerto como vivo, que reconoce sus raíces y se apoya en interesantes personajes secundarios. Daryl Gregory busca en estas páginas alternativas a los manidos mundos donde el muerto domina la superficie.
En esta novela los muertos vivientes somos nosotros.
Vida y milagros de Stony Mayhall, de Daryl Gregory (Gigamesh, col. Gigamesh Ficción nº 72, 2021)
Raising Stony Mayhall (1979)
Traducción: Cristina Macía
eBook. 480pp. 6,5 €
Ficha en la Tercera Fundación