El mundo que Jones creó, de Philip K. Dick

El mundo que Jones creóNo he visto nunca mencionada esta novela entre la aristocracia de la obra de Dick. La impresión que me ha causado es (vaya por delante) tan favorable, que supongo que ese pasar por alto tiene que deberse a alguna anomalía. Podría mencionar el hecho de que se considere genéricamente menor la producción anterior a Tiempo desarticulado (1959), publicada tres años después y que se suele calificar como su primera gran novela. Sin embargo, voces tan autorizadas como la de John Clute destacan Lotería solar (1955), que es incluso anterior a El mundo que Jones creó, más enrevesada, peor acabada y con menos momentos brillantes. Por no mencionar la cuantiosa producción de cuentos de Dick en esos primeros años de carrera, incluso tan adaptados al cine.

Supongo que, simplemente, El mundo que Jones creó debió ser, por varios motivos que mencionaré luego, realmente demasiado en su momento. Y la hora de redescubrirla ha quedado enterrada por la propia fecundidad de su autor.

En cuanto a los lectores españoles, en el mío propio, la imagen secundaria de esta novela supongo que procede de su edición de 1960 en Cénit, que recuerdo como la habitual porquería mutilada y traducida por un juntaletras imaginativo pero poco ducho en el idioma. En este caso un caballero llamado Mariano Orta Manzano que veo que por entonces igual tradujo a Dostoievski que a Ivo Andric o Los Cinco. Yo la leí, hubo una época de mi vida que leí todo Dick a mi alcance en castellano, pero mi único recuerdo es el de un texto que no funcionaba. Cuando hice estudios sobre el autor para Cátedra ni se me ocurrió releerla, dando por descontado que sería una obra primeriza, menor.

¿Vengo a decir acaso que está a la altura de Ubik, El hombre en el castillo o Los tres estigmas de Palmer Eldritch? Seguramente no. Pero desde luego tampoco habría que ponerla en el estante de las flipadas sin remedio tipo Simulacra o Nuestros amigos de Frolik 8, sino más bien en el de novelas de mérito que contribuyen a la imagen de Dick como grande de las letras del siglo XX, caso de Ojo en el cielo o Esperando al año pasado. Vuelvo a insistir en algo que ya he escrito alguna vez: durante bastante tiempo se consideró que la obra de Dick era bastante uniforme, y lo es sin duda alguna en aspectos estilísticos o temáticos, pero desde luego no en cuanto a resultados.

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