Revolución, de Juan Francisco Ferré

RevoluciónDesde las primeras entrevistas que concedió Juan Francisco Ferré sobre Revolución, el autor intentó transmitir cuál tenía que ser la orientación del lector a la hora de acercarse al libro: la novela es ciencia ficción contemporánea en un mundo donde el humanismo ha sido superado por las nuevas tecnologías. Sin embargo, obvió uno de los aspectos más importantes que vertebra gran parte de la historia: su experiencia como catedrático para narrar las encarnizadas guerras que se viven en los claustros.

Revolución es una novela de resumen sencillo pero estética compleja. Se sitúa en un futuro cercano donde la tecnología y la domótica ha llegado a donde apuntan las charlas TED y conferencias publicitarias de las grandes empresas. En ese entorno se cuenta la historia en la que, simplemente, un matrimonio con sus hijos acaban por mudarse al campus en el que el padre va a trabajar.

El matrimonio vive ajeno a los acuerdos que suelen conllevar estos lazos y mantiene una clara apertura sexual. Esto es interesante, ya que las relaciones en la obra de Ferré se han reajustado para sustituir el amor por poder y someter cualquier contacto en base a este, con la incógnita como único percance a superar. Además, los niños con los que conviven son enigmáticos y se nota la distancia generacional entre ellos, a pesar de que sean padres avejentados en comparación con la sociedad en la que viven.

La novela es de ambiente y mantiene un tono teatral donde los personajes son tan poco naturales que el extrañamiento del lector es constante. Es numerosa la retahíla de secundarios que llegan, perturban la narrativa interior de los personajes y vuelven a salir. Mientras, se acrecienta una sensación de peligro y el profesor universitario empieza a detectar una conspiración a su rededor. A riesgo de fastidiar a posibles lectores, dejaré aquí la descripción de la historia per se.

Juan Francisco Ferré

Los referentes son claros en Revolución y hay dos que sobresalen. El primero es J. G. Ballard. El inglés es cercano en el planteamiento de los personajes y la continua visión aséptica, tanto en su situación como comportamiento. Pero el aspecto ballardiano más evidente es la influencia del ambiente en la psique de los protagonistas. En este caso, al igual que en algunas épocas de este autor, está presente a cada momento la arquitectura capaz de variar y manipular la percepción de los humanos.

El otro escritor que debe ser nombrado es Philip K. Dick. Esto no sorprenderá a los lectores del blog de Ferré, quien escribe habitualmente sobre él. La aparición de Madre, un ente omnisciente y controlador que figura cuál dios, no es sino una reformulación de Valis. ¿Pero existe Madre? Lo mismo da, una vez que el protagonista lo presupone el lector lo da por hecho.

Más allá de esta exposición sobre los temas e influencias, la novela es de la calidad a la que nos tiene acostumbrados Ferré. No es una obra fácil para quien no sepa dónde se adentra, puede que ni para el aficionado clásico a la ciencia ficción. Revolución es inmisericorde con el lector actual.

Posiblemente, Revolución quedará como una obra algo menor en comparación con Karnaval y Providence. Además, es probable que no convenza a muchos lectores, pero es interesante solo por el lanzamiento de algunas ideas y el observar la historia como un manual sobre los caminos hacia donde nos envía la tecnología. Aunque esto último no se tome desde un juicio de valor, sino como una descripción lo más objetiva posible.

Revolución (Anagrama, Colección Narrativas hispánicas nº628, 2019)
Rústica. 368 pp. 19.90 €
Ficha en La web de la editorial

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